Que nadie se equivoque cuando suban al escenario con sus instrumentos de cuerda. Los Aupa no se disponen a dar un concierto de música clásica. “El instrumento es un medio para conseguir un objetivo”, explican y en su mira están básicamente las músicas del siglo XX. Pero lo que nos presentarán sobre el escenario tampoco será un concierto convencional: ellos lo han bautizado como Laboratori sonor y, evidentemente, es un espacio para experimentar, para jugar con los pequeños, para conseguir despertar en ellos la curiosidad por la música y por cómo se compone una melodía.

- Utilizáis una formación de música clásica para trabajar con muchos estilos musicales... ¿Por qué? y ¿cómo lo hagáis?
Más bien la pregunta seria: ¿Por qué no? Cuando estudié en el conservatorio no era posible profundizar en los estilos que más me divertían: jazz, rock, reggae ... Por lo tanto, si algo no existe, hay que crearlo. Esto es lqo ue pensé hace 10 años. Y escuché con atención los instrumentos que me apasionan, guitarra eléctrica, saxo..., y aprendí de ellos para reproducir cómo suenan. El instrumento es un medio para conseguir un objetivo.

-¿Cómo fue la génesis de los Aupa? y ¿cómo habéis ido evolucionando?
El principio fue muy ilusionante: cada ensayo era un descubrimiento. Y Aupa se fue convirtiendo en un lugar de experimentación y aprendizaje. Despacio, surgieron nuevas oportunidades, conciertos y festivales más importantes (Festival de jazz de Barcelona), giras internacionales (China, Brasil, Alemania) y el proyecto se fue haciendo más profesional.

¿-Es Laboratori sonor un espectáculo pedagógico?¿Cuál es su objetivo? y ¿cómo habéis trabajado para conseguir llegar hasta los niños?
Se puede decir que es lúdico e implícitamente pedagógico. Queremos que tanto los jóvenes como los mayores disfruten de un espectáculo próximo y divertido. A la vez, y casi sin darse cuenta, el público se ve involucrado y se siente partícipe de la música. En su creación tuvimos en cuenta los valores que queríamos transmitir, puesto que somos conscientes de que con cada detalle damos ejemplo y, queramos o no, eduquemos.
Trabajamos con Einat Tal (bailarina, coreógrafa y educadora corporal Feldenkrais) los movimientos de cada número para ir más allá de nuestra vertiente musical y pedagógica.

-El vuestro es un espectáculo participativo, ¿encontráis la complicidad de los niños? ¿Cuáles son vuestras claves para conseguir esta participación y por qué la creéis tan importante?
En todas las representaciones que hemos hecho hay deseo de participar. Creo que parte de la clave es la energía que les llega desde el escenario: si percibes que los músicos se lo pasan bien en l escenario quieres participar de esa fiesta. Hay un momento en que, con la ayuda de los más jóvenes, componemos un tema en directo. Es un momento mágico: queremos que vivan el proceso musical desde dentro.

-¿Por qué creéis que es importante que los pequeños se familiaricen no solo con la música sino con los procesos creativos?
Si el espectáculo fuera solo para "recibir" tendría una función de entretenimiento que estaría genial. Nosotros queremos motivar su curiosidad, que conozcan lo que supone hacer música desde dentro y, si puede ser, que tengan un poquito más de cultura musical, sobre todo de la música del siglo XX, que para la mayoría de ellos es prehistoria.