Toneladas de paja. Toneladas de poesía. Toneladas de acrobacias. Amer y Àfrica Circ Cia construyeron, en la plaza ante Can Clariana Cultural, unos tabiques que hablan de incomunicación y de estupidez, del absurdo de emperrarse en intentar saltar los muros cuando es más fácil derrocarlos. Pero ellos suben, los trepan y los saltan; juegan con ellos y los convierten en escaleras o en puentes que los acercan más y más a un público que, poco a poco, se deja llevar por sus paisajes y sorprender por las acrobacias de esta pareja que puede presumir de una técnica impecable. Amer y Àfrica son portor y ágil: él hace que ella se eleve y ella parece volar de tan arriba como llega a subir. Y el público reunido ante Can Clariana, los niños delante, los mayores detrás y más de un vecino desde las ventanas, tanto se quedaba con la boca abierta contemplando pirueta tras pirueta como sonreía cuando la pareja les pedía convertirse en cómplices de sus aventuras: más de uno puede ahora presumir de haber hecho de portor ocasional de Àfrica.

La paja es el eje del juego de esta pareja, pero no el 'único elemento que convierten en protagonista de su espectáculo. A ratos juegan con unas cuerdas y las hacen bailar y girar y hacer dibujos como si fueran cowboys en el Far West; pero también buscan la complicidad de la arquitectura que les rodea y la hacen participar de sus acrobacias: Àfrica trepa hasta las cornisas de los balcones y de los tejados y, después, salta confiada porque no tiene ninguna duda que Amer la recogerá.

Amer y África construyen un espectáculo que parece ligero como una brizna de esa paja que se les queda en el pelo; pero que tiene la consistencia y la solidez de las muchas horas que han dedicado a ensayar unas acrobacias sólidas e impactantes.