La música no es un juego, pero se puede disfrutar como si de uno de los mejores juegos se tratara. Y, disfrutando con ella, comprenderla: entender cómo dialogan los instrumentos, qué se dicen y qué se contestan, cómo se marca el ritmo, cómo se compone una canción a partir de una poesía o cómo se van sumando a la tonada las diferentes familias (cuerdas, percusión...) para hacer una composición más compleja.

Y esto, todo esto y mucho más, es lo que hacen en su Laboratori sonor los Aupa Quaret, un cuarteto que solo está integrado por tres músicos, aunque sobre el escenario se multipliquen para parecer cientos. Formados en música clásica, se han dejado ganar por las melodías de jazz o los imperdibles del pop (por ejemplo, Englishman in New York, de Sting) para deconstruirlos y enseñar a los niños sus entrañas. Y los pequeños disfrutan con sus entresijos como si de un juego se tratara, un juego en el que muchas veces son los protagonistas, porque suben al escenario, comparten los focos con los músicos y se convierten en parte activa de la orquesta: lo mismo tocan con los pies las teclas de un piano gigante que hacen ver que empuñan el violín como si fuera una espada láser al estilo Star Trek.

En el centro cultural Albareda, los pequeños se lo pasaron en grande: inventaron ritmos con la boca, dieron palmas con las manos y fueron acercándose más y más al escenario para no perderse ni un detalle de lo que allí pasaba ni una nota de las que de los violines urgían.

En el CC Albareda, los Aupa protagonizaron su primer concierto en el circuito Barcelona Districte Cultural. O sea que podéis seguirles la pista a lo largo y ancho de nuestros escenarios si os apetece disfrutar de un rato de buen juego y de mejor música.