"Un refugio es cualquier lugar donde te encuentres bien". Así lo explicó Marc Parrot en el escenario del centro cívico Parc Sandaru. Y así consiguió que se encontrara el público (mucho y de edades muy diversas) que llenaba la platea del centro, unos espectadores que habían acudido para sentirse mecidos por las canciones de su último disco, Refugi.

Marc Parrot, acompañado por sus dos músicos, Dani Ferrer i Lluís Cartes, consiguió que los espectadores bucearan en unas letras en las que ha desnudado sus sentimientos, poesía que le retrata como persona y en la que muchos se pueden sentir reflejados. Canciones que hablan de amor y de sexo, de química y de física, de soledades y multitudes, de andar y de quedarse quieto, de tener miedo y de aprender a vencerlo... Canciones que son, como Marc Parrot dijo, pequeñas revelaciones que quizás a algunos, los todavía demasiado jóvenes, les parezcan demasiado pequeñas, pero que con el paso de los años se revelan como las más grandes.

Marc Parrot, junto a su guitarra, que afinó una y otra vez, se presentó en el escenario solo iluminado por un foco que dejaba entrever su rostro. Pero cuando se marchó, más de una hora de música después, había conseguido que la luz llegara a todos los rincones y que el suyo fuera un Refugi luminoso a pesar de ser también íntimo, resplandeciente aunque pequeño, aunque delicado y recogido... Un refugio en el que, difícilmente, alguien podría sentirse solo.