Parque de Monterols

Carrer de Muntaner, 450

El parque de Monterols es un espacio verde resguardado situado en una pendiente que asciende hasta los 121 metros.

Diferentes caminos de sablón conducen hasta la cima de la colina, desde donde se puede contemplar una vista muy bonita de Barcelona. El itinerario es circular y a menudo comunica las diferentes zonas del parque. A ambos lados, grandes árboles e importantes masas arbustivas hacen posible que este espacio verde quede completamente aislado de los edificios. Tanto, que lo primero que oímos al entrar es el canto de los pájaros, con la sensación de estar lejos de la ciudad.
Las terrazas son frecuentes y convierten en plano un terreno que no lo es. Por todas partes hay espacios de descanso, con bancos para sentarse y buena sombra. Los hay que tienen un encanto especial, como el que está presidido por un alcornoque con la copa extendida sobre los bancos. Es un lugar resguardado, para estar tranquilo.

Historia

El Turó de Monterols, también denominado Turó de Gil a principios del siglo pasado, haciendo referencia a un antiguo propietario, es uno de los espacios que Nicolau M. Rubió i Tudurí —durante muchos años, responsable de los parques y jardines de Barcelona— incluyó en el sistema de áreas verdes que diseñó para la ciudad en 1926. Esta colina formaba parte de una antigua finca privada con jardín y bosque, que no se llegó a edificar en su parte más alta y escarpada y que, en la década de 1940, fue adquirido por el Ayuntamiento de Barcelona, que lo destinó a parque público. El parque de Monterols se inauguró el 8 de julio de 1947 y el autor del proyecto de remodelación fue el arquitecto y director de Parques y Jardines, Lluís Riudor i Carol.

Biodiversidad

En el parque del Turó de Monterols hay árboles de grandes dimensiones, entre los que destacan los robles, los cipreses, las encinas —una de las cuales fue plantada a principios del siglo XX y forma parte del Catálogo de Árboles de Interés Local de Barcelona— y unos pinos altísimos. Compartiendo espacio, enormes algarrobos, olivos de un tamaño más que considerable y unos cuantos almendros son el vestigio del pasado agrícola de Sant Gervasi. También son muy abundantes los arbustos, que en primavera florecen con una clara preferencia por el color blanco.
La pequeña depresión que queda de lo que fue una pedrera ha sido ajardinada con vegetación autóctona. Su fisonomía es agreste y un poco salvaje. Es, sin lugar a dudas, el rincón más espontáneo del parque. Aquí, a los pies de dos palmeras washingtonias muy altas y esbeltas, crecen abundosamente los palmitos —que son las palmeras propias de nuestro país— y algunas plantas aromáticas: romero, tomillo, espliego y salvia. También hay arbustos tan mediterráneos como el lentisco, el madroño, la retama y el avellano.

Arte y arquitectura

En la zona de descanso que encontramos a la derecha de la entrada por la calle de Gualbes, destaca una fuente de piedra decorada con un relieve de amorcillos que sostienen guirnaldas de flores y frutas, de la que no se conoce el autor. Probablemente es una pieza salida del taller de un picapedrero que debió copiar el dibujo de las figuras.

  • Teléfono
    Tel.: 010
  • Titularidad
    Centro público
Dirección:
Carrer de Muntaner, 450
Districte:
Sarrià-Sant Gervasi
Barrio:
Sant Gervasi - Galvany
Ciudad:
Barcelona

Horarios