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Leticia Martín Ruiz: “Me gustaría que el Grec tenga latido por toda Barcelona”

ENTREVISTA
Quede dicho de entrada que, aunque la programación está bastante cerrada, la nueva directora del Festival Grec, Leticia Martín Ruiz, no nos quiere adelantar muchos detalles. Cuando hurgamos más de la cuenta, hace mutis con una sonrisa cómplice. Tendremos que esperar hasta la presentación para desvelar los nombres de los artistas que protagonizarán la 49.ª edición del festival. Sin embargo, tras tirar y tirar, la directora ha compartido varias ideas y reflexiones con nosotros para que vayamos haciendo boca, como cuántos espectáculos habrá, el espíritu que tendrá o la disposición con la que emprende su nuevo encargo.
Leticia, ¿qué significa para ti estar al frente de esta cita?
Hacer un festival como el Grec para una ciudad como Barcelona, que tiene una implicación cultural, histórica, de teatro, de música, etc., es un reto muy ilusionante. Además, es un evento muy especial para la ciudad. Siento mucha responsabilidad y, a la vez, pienso que es una oportunidad muy grande de encuentro para poder mostrar lo mejor de la cultura y lo mejor de lo que se hace en todas partes.
¿Crees que cinco años serán suficientes para desplegar el proyecto?
Es un buen periodo para poder empezar a explicar lo que quieres y, sobre todo, para tomar el pulso a la ciudad y a la gente. Obviamente, si finalmente pudiéramos hacer más, ¡sería formidable! Pero sí, en cinco años puedes establecer las relaciones con los artistas, con los espacios, encontrar el mensaje, la manera de comunicar...
“Volvamos a este compromiso de relación entre los artistas y el público, entre la ciudad y la audiencia”
¿Cómo habéis hecho el relevo con Francesc Casadesús, el anterior director? ¿Te han llegado atadas algunas propuestas, quizás las internacionales?
La transición ha sido muy limpia en todos los sentidos. Hemos hablado mucho, con Cesc. En cuanto a todos los aspectos internacionales, ha dejado sobre la mesa muchas conversaciones abiertas, muchas posibilidades, para que la decisión final fuera mía. No habrá nada con lo que no me sienta identificada. El primer año hay poco tiempo para desarrollar proyectos personales, eso sí, pero la programación no estaba cerrada. Todo lo contrario, he asumido la responsabilidad de la elección, de la apuesta, de acuerdo con mi propuesta.
Por ahora te hemos oído decir que no quieres hacer cambios trascendentales.
La línea seguirá siendo contemporánea, de calidad y con una visión muy muy diversa de lo que es la expresión artística actual. No habrá, de repente, un cambio radical como dedicar la programación a una sola disciplina o que una sea más dominante. Sí que, quizás, a lo largo de los años veremos que hay nuevas artistas que se consolidan con mi acompañamiento y, por supuesto, encontraré nuevos nombres para incluir en la programación. Estaré muy atenta a la nueva gente que aparece.
¿En qué punto ves ahora el Grec? ¿Y cómo es el festival que sueñas?
Creo que ahora mismo se encuentra en un momento dulce porque tiene muy buenas relaciones nacionales e internacionales, que habrá que cuidar y desplegar, y hacer más encuentros, más acuerdos, ampliar las acciones conjuntas...
“Me encantaría conseguir momentos que son realmente regalos”
En cuanto a mi nueva etapa, la imagino como un renacimiento. El Grec ya tiene casi 50 años y ahora está en unas nuevas manos. Pues volvamos a este compromiso de relación entre los artistas y el público, entre la ciudad y la audiencia. Como si hiciéramos unos votos de confianza. Me gustaría generar confianza, que la gente se atreva a ver artistas que nunca ha visto o ir a lugares donde nunca ha ido y que piense que siempre encontrará en la programación algo interesante.
Te has propuesto que el Grec haga “regalos para el alma”. ¡Cuéntanos esto!
Todos quienes consumimos cultura o estamos, de alguna manera, en contacto con las artes tenemos recuerdos de momentos puntuales en la vida que son realmente regalos: la primera vez que asistimos a un lugar, cuando vemos un espectáculo o vamos a un concierto, al leer un libro... Me encantaría conseguir esos momentos. Que dentro de diez años alguien me diga: “El verano del 27 estuve allí y fue muy especial”, o bien “descubrí a esta artista y empecé a seguirla”.
La comunicación en un mismo espacio entre artistas y público es la verdadera riqueza de las obras vivas. Ser el intermediario en esta relación, ser un poco el responsable de estos encuentros en los que se comparten instantes únicos, es una de las cosas más emocionantes de quien programa. Es un trabajo muy bonito, no puedo decir otra cosa.
El festival no tendrá un hilo conductor como en las últimas ediciones, que proponían un viaje. Para ti, el leitmotiv es el mismo festival, que hace que en julio toda Barcelona respire Grec. ¿Cómo lo vas a hacer?
Cuando pienso en el festival, me viene una sensación de verano y de reencuentro. El núcleo está en Montjuïc, con el Teatre Grec, el Lliure y el Mercat de les Flors, pero me gustaría extender la sensación de Grec, con la misma fuerza, a muchos más espacios de la ciudad para que sea un todo unitario. Que el Grec tenga latido por toda Barcelona. Será clave tanto saber comunicarlo como hacer corresponsables a todos los agentes culturales.
“El arte, si no es indisciplinado y luchador, en algún sentido, no es arte”
Colocas por encima de todo la calidad artística y la diversidad, pero también intentas incluir las inquietudes sociales, ¿verdad?
El hecho social está incluido en el hecho artístico por sí mismo. Creo que no es arte si no tiene algún tipo de responsabilidad sobre lo que comunica y a quién se dirige. Por supuesto, hay algunos proyectos que son más claramente sociales —sin que signifique un detrimento de la calidad artística—, pero hay que encontrar propuestas en las que esta reflexión sobre la sociedad, sobre los miedos de la gente, sobre lo que pasa en el mundo de hoy esté presente. El arte, si no es combativo, no es arte. El arte, si no es indisciplinado y luchador, en algún sentido, no es arte. Hay que encontrar esta realidad.
¡Qué reivindicación más bonita del arte!
El arte nos hace mejores personas, mejores amigos… El arte puede hacer que la vida sea mejor. Estos ratos de disfrutar de algo hermoso también deben poderte hacer reflexionar. No somos solo entretenimiento. Es necesario que podamos alimentar el crecimiento personal de todo el que se acerque a alguno de los espectáculos y a los lugares que propondremos. Para mí es muy importante —y más en este momento en el que el mundo nos da muchas noticias malas que no podemos controlar y nos hacen sufrir— encontrar esta vía de reflexión para llegar a pensamientos, a conclusiones, y disfrutar más de la vida y de las cosas que nos gustan.
Venga, concretemos un poco. ¿Qué puedes adelantarnos de la programación?
Serán entre setenta y ochenta espectáculos. Todavía no está totalmente cerrado, pero la cifra no será desmesurada. Nunca puedes ver todo lo que pasa en un festival, pero no me atrae la percepción de que sea inalcanzable. He intentado encontrar el equilibrio entre los diferentes géneros. De manera natural habrá danza, música y teatro, tanto por los espacios como por la oferta que tengo en mente. Estamos en un momento rico de la creación. Las artes plásticas entran en las escénicas, la música y la poesía están en todas partes. No quiero poner puertas al campo. Por eso prefiero pensar en “artes escénicas” o en “espectáculos” sin tener tanto el ojo puesto, exactamente, en la disciplina a la que pertenecen. Y al mismo tiempo —y es un poco contradictorio— rehúyo el concepto híbrido, ya que todavía asusta a una parte muy grande del público. Me inclino a hablar de los géneros en la generalidad más general y que sea cada uno quien encuentre su manera de entenderlo y disfrutarlo.
Gracias, Leticia. ¡Buena suerte y muchos aciertos en esta nueva etapa! Nos reencontramos más adelante para seguir tirando del hilo.
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