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Barcelona cultura

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Los mejores espectáculos del Grec 2022, según los críticos

Vie 29/07/2022 | 00:15 H

Por Andreu Gomila

El Grec ha llenado Barcelona de teatro las tardes y las noches de julio. Se han colgado muchos carteles de entradas agotadas. Han acudido a la ciudad artistas de muchos lugares del mundo, y muchos de aquí han estrenado sus obras. Sin embargo, ¿cuáles son los montajes que han seducido a los críticos? Son muchos y de diferente género. Han participado en la encuesta Juan Carlos Olivares, Alba Cuenca, Xavi Pardo, Oriol Puig Taulé, Manuel Pérez Muñoz, Jordi Bordes, Jordi Sora y Santi Fondevila. Solo hay cuatro obras que hayan tenido más de un voto: 'La trilogie des contes immoraux', 'Larsen C', 'Gardien Party' y 'Bros'.

1. La trilogie des contes immoraux (pour l’Europe), de Phia Ménard
“De vez en cuando aparece un espectáculo -o una trilogía- que nos recuerda por qué nos gusta tanto el teatro. Por qué es el espacio genuino del asombro. Ocupar tu lugar en este juego y notar como al poco la espalda se separa del confort del respaldo y el cuerpo busca el escenario. La cabeza abducida por lo que ocurre a pocos metros. Invadida por las imágenes que erige y derruye Phia Ménard, en solitario o acompañada. No poder mirar otra cosa que esa brillante metáfora sobre la fragilidad de Europa y sus falsos mitos”. (Juan Carlos Olivares, Recomana)

2. Larsen C, de Christos Papadopoulos
“Luces y sombras de la historia de las grandes conquistas, que el coreógrafo reproduce al inicio y al final del espectáculo, con un juego de luces, obra de Eliza Alexandropoulou, protagonista indiscutible del dispositivo escénico, mientras van ejecutando los siete intérpretes. En el fragmento inicial, todavía sin conexión entre ellos. En el cierre, víctimas de todo lo que ha pasado en la parte central del espectáculo, la más extensa y comprometida coreográficamente”. (Jordi Sora, El Temps de les Arts)

3. Gardien Party, de Mohamed El Khatib y Valérie Mréjen
“Uno de los mejores espectáculos que he visto en este Grec ha sido 'Gardien Party'. La fiesta de los vigilantes. Creada y dirigida por Mohamed El Khatib y Valérie Mréjen, es un montaje francés coproducido con una retahíla de festivales, que es la única manera de crear grandes espectáculos, a ver si aquí aprendemos algún día. Cinco vigilantes de museo reales (es decir, no actores profesionales) nos reciben en una sala del MNAC y nos hablarán durante una hora sobre la relación que tienen con su trabajo y el arte que les rodea. Que te paguen (poco) para estar ocho horas al día sentado en una silla puede parecer una tortura, pero también puede ser una ocasión única para dedicarse a la meditación y la práctica del autoconocimiento”. (Oriol Puig Taulé, Núvol)

4. Bros, de Romeo Castellucci
“Desconcertante, impactante, brutal, trágica, seguro, pero también poética, de sugerente plasticidad, hipnótica e incluso cómica en algunos momentos. Así es Bros, una pieza prácticamente sin texto (salvo la lectura de unas banderolas negras con unos crípticos lemas escritos en latín) y muy coral. Cuando se callan las máquinas, aparece un señor muy mayor con aspecto de profeta”. (José Carlos Sorribas, El Periódico)

5. Mivion. Radio Sarajevo, de La Conquesta del Pol Sud
“No hay en la propuesta mucho posicionamiento político, más allá de la ingenuidad reivindicativa de las bondades de la Yugoslavia de Tito en una dramaturgia muy bien trenzada y unas pequeñas y muy evocadoras acciones escénicas. Y al final nos queda la necesidad de la memoria y la pregunta de por qué hay guerras si todos queremos la paz”. (Santi Fondevila, Ara)

6. Opening night, de La Veronal
“Muchos han fracasado en el intento de domar la Sala Grande, pero Morau y su troupe se apuntan una victoria. La escenografía de Max Glaenzel reproduce el ambiente decadente entre bastidores, un espejo desollado y oscuro que muestra la cara oculta del teatro. Poco a poco, el espacio cede y la enorme caja escénica aparece en todo su volumen faraónico, con un hipnótico ir y venir de telones, juegos de tramoya y focos”. (Manuel Pérez Muñoz, El Periódico)

7. Una imagen interior, de El Conde de Torrefiel
“Hace años que críticos y académicos nos rompemos los cuernos para poner nombre y etiquetas a un tipo de teatro (híbrido, multidisciplinar, nuevas dramaturgias) que vive en los márgenes: entre la instalación escénica y el teatro sin teatro, entre la contemplación y la reflexión en vivo. Teatro ensayo o teatro pregunta, que, más allá de dar respuestas, plantea todo tipo de incógnitas, talmente como nuestro presente continuo. En Una imagen interior, los condes hablan de realidad y ficción mediante un dispositivo teatral que es al mismo tiempo simple y muy sofisticado”. (Oriol Puig Taulé, Núvol)

8. Aspecte global d’una qüestió, de Atresbandes
“Este espectáculo de los Atresbandes tendría que girar por todas partes. E, incluso, tendría que hacer temporada en un teatro más de tres días. ¿Os lo podéis imaginar? Como muy bien dijo Albert Pérez Hidalgo en la presentación de la nueva temporada del Lliure, la compañía está muy contenta con que los inviten a hacer nuevas creaciones, pero lo que realmente quieren es girar las cosas que ya tienen hechas”.  (Oriol Puig Taulé, Núvol)

9. Tres coreografías, del Nederlands Dans Theater
“Cesc Casadesús, director artístico del festival Grec, explicaba en la copa posterior: una apertura que combina conexión con el espectador y alta calidad con una danza nada complaciente. Así es One Flat Thing, Reproduced, del aclamado coreógrafo norteamericano William Forsythe. El escenario está ocupado por unas grandes mesas que los intérpretes arrastran al principio y al final de la pieza, para desarrollar en ellas, al lado, encima, en los márgenes, juntos o por separado, una fantasía volátil de movimiento, saltos y contactos entre ellos”. (Jordi Sora, El Temps de les Arts)

10. Maña, de Manolo Alcántara
“Este 'Maña' reincide en las intenciones de una pieza altamente contemplativa. De las que no se quiere que se acaben. Que se puede intuir qué figura geométrica acabará persiguiendo, pero que todo el mundo quiere ver cómo se encabalgan las piezas, las unas con las otras, por la simple fricción y leyes físicas”. (Jordi Bordes, Recomana)

11. Runa, de Lali Ayguadé
“Congratulémonos de la vuelta de Lali Ayguadé al escenario. Tiene un peso específico inequívoco. Esta pieza de sala está llamada a ser el bautizo de una gran parte del público en la danza contemporánea. Es tierna, cómplice, abstracta y muy agradable de ver, con unos movimientos amplios, de compenetración de los dos intérpretes, que ruedan por el suelo con un vestuario ancho, volátil, como la misma coreografía. Es volátil con muchos hilos de narración abiertos”. (Jordi Bordes, El Punt Avui)

12. Un enemigo del pueblo, de Thomas Ostermeier
“Excelentes actores en una gran producción con perro incluido que acentúa su contemporaneidad con un poco de música rock en directo, un magnífico espacio escénico cambiante y algunas carreras. Este Enemigo del pueble es una producción del año 2012. Una producción en el repertorio de la Schaubühne y su compañía estable que puede recuperar cuando quiera. Así se hace teatro en Alemania”. (Santi Fondevila, Ara)

13. Desbordes, de Amaranta Velarde
“Se necesitan dos bailarines con alta calidad para defender una idea como esta, porque no se caracteriza precisamente por un movimiento muy expansivo, sino todo lo contrario: expresividad a ras de personaje, ligada estrechamente al control mínimo del cuerpo, y capacidad de interacción con el otro. Principios que quedan reforzados por un fino sentido del humor que atraviesa todo el espectáculo”. (Jordi Sora, El Temps de les Arts)

14. Fàtima, de Jordi Prat i Coll
“Fàtima tiene una actitud de huida de sí misma, una violencia innata que nos recuerda al personaje de Roberto Zucco, de Bernard-Marie Koltès. La suya es una historia de soledad, sexo, drogas y alucinaciones en una atmósfera onírica repleta de un puñado de monólogos desgarradores, con pequeños golpes de humor, para describir una realidad cruel sin realismo”.  (Santi Fondevila, Ara)

15. Al final, les visions, de Llàtzer Garcia
“Al final, les visions es una joya de texto. ¿Por qué? Porque con una historia de ficción sorprendente, original y un tanto oscura, se nos plantean temas muy interesantes. Por ejemplo: ¿cómo podemos seguir viviendo nuestra vida si estamos partidos por la mitad? ¿Cómo podemos seguir viviendo, riendo y amando si la gente a la que más queríamos ya no está con nosotros?” (Elia Tabuenca,  Espectáculosbcn)

16. Aquellas que no deben morir, de Las Huecas
“Lo que hacen Las Huecas es descomunal, con solo sesenta minutos plantean un toma y daca entre la poética del deceso y el cuerpo sin vida como sujeto político. Lo más sorprendente es que lo hacen a través de un lenguaje fresco, mezcla yuxtapuesta entre teatro testimonial y la acción performativa simple y bien trabajada”. (Manuel Pérez Muñoz, Entreacte)

17. Grandissima Illusione, de Cris Blanco
"Divertidísima locura sobre las ilusiones teatrales: la de la convención, el engaño gratamente aceptado que nos lleva a mundos imposibles. Pero también la de los artistas que luchan día a día por crear desde la precariedad. Un viaje ácido, artificioso y artesanal que pasa por la autoficción, el verso, la ópera, el musical, el ilusionismo y el teatro posmoderno en poco más de una hora... Sueña a lo grande... y ríete de tus propias miserias". (Alba Cuenca)

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