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Rafael Palacios: "La danza me ha dado el valor para ser negro sin el sentimiento de inferioridad"

Lun 27/01/2020 | 12:15 H

Por Andreu Gomila

Rafael Palacios es una leyenda de la danza latinoamericana. Hace veititrés años que fundó Sankofa Danzafro, en Medellín, gracias a la cual ha conseguido dignificar la vida de muchos afrodescendientes en Colombia a través del movimiento. También ha recuperado la memoria de su legado y es hoy día una de las companías más potentes del continente.

¿Qué caracteriza la danza afrocolombiana?
Sus luchas de existencia y re-existencia, sus procesos de autoenunciación y búsqueda de una identidad propia que no se desligó de sus orígenes africanos.
La danza afrocolombiana es el reflejo de un pueblo que en medio de la opresión y la desgracia que le tocó vivir en tiempos de la esclavitud supo bailar para tejer comunidad, para reclamar y demostrar humanidad, y sobre todo para encontrar sentido de vida a través del arte y la creatividad.

"Nuestra manera de danzar contradice los estereotipos e imaginarios de erotismo y exotismo que la modernidad ha endilgado a los cuerpos negros"

¿Qué espacio tiene en Colombia? ¿Le ha costado mucho que las instituciones culturales colombianas la reconozcan como propia?
Durante estos veintitrés años hemos construido un espacio de dignificación en donde nuestra manera de danzar contradice los estereotipos e imaginarios de erotismo y exotismo  que la modernidad ha endilgado a los cuerpos negros. Nos ha interesado develar los conocimientos que el cuerpo negro que baila ha edificado y los procesos de sanación individual y comunitaria que forjan.
Todo esto nos ha procurado un reconocimiento social y un diálogo intercultural que posiciona a Sankofa Danzafro como una compañía que propone a la construcción de conocimiento del país y que aporta a la transformación social.
Nunca ha sido fácil, la colonialidad y la matriz colonial continúan opacando a través del racismo estructural nuestras epistemologías, sin embargo, seguimos avanzando convencidos que bailar es una de nuestras expresiones más potentes y políticas para visionar mejores horizontes posibles en nuestro país y en el mundo.

¿Cuáles son sus fuentes?
Los bailarines de Sankofa son jóvenes afrodescendientes que han aprendido y cultivado sus respectivas danzas tradicionales. Regiones como Tumaco, Chocó, Uraba, Guapi, Buenaventura, Puerto Tejada, ente otros, han nutrido lo que hacemos, es ese saber ancestral el que nos da ruta para pensarnos una danza afrocolombiana contemporánea, una danza enraizada, que nos permite no olvidar de dónde venimos y que nos guía hacia dónde seguir.
Los maestros y maestras afrocolombianos, como Francisco Tenorio, Esperanza Bioho, Madolia De Diego, Ninoska Salamandra, Delia Zapata Olivella, y muchos más, se encargaron de cultivar las expresiones culturales de cada región y es gracias a ellos que aún somos, permanecemos y trascendemos.
Por otro lado, mi formación en danza Afro contemporánea al lado de las maestras Germaine Acogny e Irene Tassembedo fueron la base de la educación africana que luego pude traer a mi país para iniciar un diálogo con África y fundar a Sankofa Danzafro.

Creo que se formó en París. ¿Qué aprendió allí?
Viví en Paris casi seis años, esto me permitió estudiar técnicas occidentales como el ballet clásico, jazz, contemporáneo y danza moderna, pero también fue el lugar en donde me formé con la maestra de Burkina Faso Irene Tassembedo. París me permitió descubrir y aprender de África, vivir en en el barrio africano y contrastar el mundo europeo y el mundo africano al mismo tiempo.

"Buscamos que más allá del movimiento, la forma, los vestuarios, el público se conecte con nuestro mensaje, con lo que queremos decir, delatar, contar y proponer"

¿Qué conexiones mantiene con África? ¿Y con otros países latinoamericanos, como Brasil o las Antillas, donde la presencia de esclavos negros fue muy grande?
Pude viajar por dieciocho países africanos como bailarín y estudiante de danza al lado de mi maestra Tassembedo, aún estoy en contacto con ella y hemos realizado varios proyectos tanto en Colombia como en Burkina. El año pasado trabajé con Germaine Acogny aquí en Colombia en una residencia para los Jóvenes Creadores del Chocó, un grupo con el cual trabajo como tutor en el Pacífico colombiano.
En cuanto a Brasil, hemos hecho pasantías con el grupo Sansacroma y este año acogeremos a la compañía Liga do Corpo en el mes de marzo. Todos coincidimos en que a través de la danza nuestros ancestros esclavizados y, nosotros, damos la lucha y encontramos insumos y herramientas para posicionar justicia cognitiva y social en nuestros entornos y así debilitar la inequidad social que tanto nos asfixia.

Ha dicho que bailan para ser vistos, no para ser escuchados. ¿Qué quiere decir?
“Bailamos, más que para ser vistos, ¡para ser escuchados!” Es está nuestra frase. Buscamos que más allá del movimiento, la forma, los vestuarios, el público se conecte con nuestro mensaje, con lo que queremos decir, delatar, contar y proponer.

"Mis bailarines tienen la lusión por transformar la realidad social que nos acontece"

¿Dónde y cómo 'recluta' a los bailarines?
La mayoría nos han visto en función o por redes y se interesan en nuestra manera de hacer, nos buscan y los recibimos para que juntos exploremos posibilidades de trabajo conjunto.

¿Qué características debe tener un bailarín de su compañía?
Disciplina, constancia, deseos de compartir sus saberes y aprender de los otros. Ilusión por transformar la realidad social que nos acontece.

¿Cuál es la situación de los descendientes de los esclavos en Colombia?
Es difícil, vivimos en las zonas con más índices de pobreza, falta de hospitales, instituciones educativas, alcantarillados, infraestructuras apropiadas, desempleo. Un sin fin de carencias a las que el Estado le da la espalda. Además, nuestros territorios son acechados por actores armados y delincuenciales que han convertido ríos y selvas en corredores para el narcotráfico, causando desplazamientos masivos, violaciones y muerte a nuestros líderes sociales.

¿Qué espacio ha jugado la danza en su posicionamiento ante la vida?
Desde los cinco años me di cuenta que así era como quería jugar, luego me aferré a la danza como lugar para enfrentar el mundo, descubrí en ella una manera de crear discurso, esperanza, tejer comunidad e identidad.
La danza me ha dado el valor para ser negro sin el sentimiento de inferioridad que nos ha querido imponer la matriz colonial, a través de ella he podido construir el sentido de mi vida misma al lado de otros más que bailamos para celebrar la vida y batallar ante la adversidad.

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