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Barcelona cultura

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Wiener Festwochen, ganas de cambio

Mié 04/05/2022 | 11:30 H

Por Andreu Gomila

Christophe Slagmuylder convirtió el Kunstenfestivaldesarts de Bruselas a partir del legado de la carismática Frie Leysen en lo que es ahora, el gran festival híbrido de Europa, el lugar del riesgo y del desafío, donde las artes escénicas se encuentran con todas las artes. En el 2019 asumió el reto de dirigir un transatlántico, el Festwochen de Viena, uno de los grandes festivales europeos, junto con Aviñón y Edimburgo, con el reto de hacerlo transitar por otros caminos sin perder su esencia. De Viena, vienen al Grec 'La trilogía de cuentos inmorales', 'Una imagen interior' e 'Idiota'.

FESTWOCHEN, 71 AÑOS DE HISTORIA
“El Festwochen tiene más de 70 años de historia: nació en 1951, después de la Segunda Guerra Mundial, como el Festival de Aviñón, el Holland Festival o el Festival de Otoño de París, con el objetivo de reconectar Viena con el mundo. Y yo llegué a Viena cuando ya se estaban planteando cuáles son los roles de los festivales de ciudad en Europa. Y aquí queda claro que Viena es la ciudad de la música, que la música es un hecho central en la vida de los ciudadanos y lo que yo quiero es ir abriendo puertas, no limitar la música a lo que todos conocemos, a las orquestas, a la ópera, sino ayudar a crear nuevas formas de poner la música en escena”.
    
LA CREACIÓN, EL GRAN RETO
“Hacer del Festwochen un festival de creación es mi gran reto, que en lugar de comprar lo mejor que se hace por toda Europa, seamos capaces de iniciar nuevas producciones. Y apostar no solo por el teatro, sino ser más cross over, mezclar géneros, hacer ópera contemporánea. Se dice que Viena es un lugar muy atado a la tradición, al pasado, pero eso no quiere decir que sea una ciudad conservadora, ya que también acogen bien las propuestas radicales: no debemos olvidar que Thomas Bernhard o Sigmund Freud nacieron aquí. Por eso le encargué el año pasado un Schönberg a Marlene Monteiro Freitas ('Pierrot Lunaire') y una ópera para el año que viene, o este año Susanne Kennedy hace Philip Glass ('Einstein on the beach').
    Para poder producir necesitamos crear espacios de trabajo, aparte de profundizar en la colaboración que ya tenemos con las instituciones de la ciudad. Y tenemos que crear producciones que puedan viajar. Dejar de lado la cosa única que solo puedes ver en un lugar”.

DE BRUSELAS A VIENA
“Yo nací en Bruselas, una ciudad que vive mucho la danza y el teatro. Para programar el Kunstenfestivaldesarts no tenía que pensar mucho, pero aquí, en Viena, no debo subestimar la ciudad. Siempre tienes que saber dónde estás y para quién estás trabajando. Ahora están de moda los comisarios, los gestores, que viajan por todas partes, que ahora están en Escandinavia, ahora en Europa central, donde sea, como si no les importase dónde están. Tienes que conocer al público, cómo reacciona. En Viena, por ejemplo, fuera del festival es muy difícil ver compañías internacionales, ya que los teatros no traen a muchas”.

PREGONERO DE LOS CAMBIOS
“Desde que empecé, el teatro ha cambiado mucho. Hay nuevos contenidos, nuevas formas, nuevas maneras de producir. Yo he vivido, por ejemplo, el auge del teatro documental... El programa de este año va encabezado por una cita de El huerto de los cerezos, de Chéjov, que es mi leitmotiv de nuestros tiempos: no estamos donde estábamos, pero aún no hemos encontrado el destino final. También hay otra cita de Iannis Xenakis que viene a decirnos que la vida es, realmente, un segundo.
    El teatro es una disciplina vieja y, en muchas cosas, es precursora. Quizás la tecnología nos da la respuesta. Pero yo veo el teatro como una nave espacial que nos lleva a algún lugar. El teatro también tarda en asimilar los cambios porque está siempre investigando, ahora y siempre, transformando, porque se pregunta por qué hace las cosas. Todo parece formateado de una manera, pero eso no quiere decir que no pueda cambiarse nada... Me llaman muchos colegas porque necesitan llenar grandes escenarios con grandes estrellas, y estamos en un cambio de época donde no están estos artistas. El teatro también es una vieja industria creada para llenar grandes espacios”.

¿POSPANDEMIA? LA TEMPERATURA DEL TEATRO EUROPEO ACTUAL
“No podemos hacer ver que no ha pasado nada, borrar estos últimos dos años. Hay gente que quiere olvidar y continuar en el negocio como antes. Y todo lo que ha pasado debería ser una lección. Nos hemos pasado estos años tan duros buscando soluciones inmediatas, cancelando, pensando qué se puede hacer con esta producción que hemos anulado, cuándo la colocamos, de qué manera vivirán los artistas. Y nos ha sido muy difícil proyectarnos adelante, mirar las cosas a cinco años vista. Yo no puedo hacerlo aún”.

ARTISTAS VISIONARIOS
“Para mí, El Conde de Torrefiel, que estrenan su nueva obra en el Festwochen, son unos visionarios. Están tres o cuatro años preparando una obra grande y mientras tanto estudian, investigan, con obras más pequeñas que pueden llevar por todas partes. Tienen formatos flexibles y siempre intentan agitar su modo de trabajar, se lo cuestionan todo, y cada espectáculo es una experiencia nueva. A mí me vuelven loco, no los artistas que documentan el presente, sino los que son capaces de anticipar cosas”.

BARCELONA, UN LUGAR AL QUE IR
“Me interesa mucho la mezcla, la apuesta por la performatividad, de muchos de sus artistas. Hace años que conozco a Roger Bernat y he trabajado mucho con El Conde de Torrefiel. Me gusta la capacidad que tienen de crear formatos diferentes. Y quizás es porque en Barcelona hay una serie de instituciones teatrales que han apostado fuerte por eso. Hace diez años que, para alguien que programa artes escénicas, es un lugar al que tienes que ir”.

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