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La ciencia y la tecnología suben a los escenarios del Grec 2019

Mar 18/06/2019 | 13:30 H

Quién crea que la ciencia y la tecnología tienen poco que ver con las artes escénicas tendría que venir a ver algunos de los espectáculos que se programan en la edición de este año del Grec y que, o bien tienen la ciencia y la técnica como una de sus fuentes de inspiración o bien se basan en recursos tecnológicos.

Lo veremos, por ejemplo, durante el espectáculo inaugural del Grec 2019 Festival de Barcelona, un concierto de música contemporánea del Kronos Quartet en el Teatre Grec (26 y 27 de junio) al cual pondrá imágenes, en forma de proyecciones, Alba G. Corral, una artista visual que emplea la electrónica y la aplica en directo para crear unas imágenes que quizás sean el resultado de una codificación informática pero que, lejos de ser frías, resultan orgánicas, llenas de color y a veces, incluso sensuales.

También utiliza proyecciones, pero de otro tipo, Verónica Navas, que en el espectáculo La Ciudad (del 11 al 21 de julio en el Antic Teatre) sienta a un grupo reducido de espectadores alrededor de una especie de mesa que acabará convertida en pantalla. Allí emergerá la urbe, real o de ficción, a la cual hace referencia el título. No han hecho falta actores ni actrices para construir la función, solo tecnología y la misma directora conduciendo el montaje.

¿Preparados para la revolución? Uno de los espectáculos programados en el festival, realizado con un pie en el Quebec y el otro en Catalunya, lo firman las compañías Obskené y Quitte ou Double, que convocan a cinco creadores que vivieron revoluciones y movimientos ciudadanos (de las primaveras árabes al 15 M) y cuentan su experiencia. La cuestión es que lo hacen de una manera que, desde el punto de vista formal, puede resultar tan revolucionaria como la propia temática del montaje: sin estar presentes en la sala pero interviniendo en directo, gracias a la red. Quién venga a la Sala Hiroshima del 15 al 18 de julio se encontrará cada noche con unas ventanas abiertas al mundo que los conducirán hasta Taiwán o Canadá, desde donde los protagonistas se comunicarán con el público a través de una pantalla. La red se transforma así en un espacio de representación al cual se da continuidad dentro de la misma sala.

Quizás no lo parezca a primera vista pero la música es, también, un territorio donde aplicar la tecnología. Lo hacen las integrantes del Marala Trío Selma Bruna, Sandra Monfort i Clara Fiol (Museu d'Arqueologia de Catalunya; 12 de julio). Ellas parten de la tradición musical para crear unas composiciones propias. Y a su talento suman un elemento adicional de carácter tecnológico: un micrófono binaural que proporciona al público sensaciones muy especiales. Y es que, con la ayuda de unos auriculares, los espectadores y espectadoras percibirán el sonido como si estuvieran en el centro de la sala, en el mismo punto en el que se ha originado el sonido que escuchan, independientemente del lugar donde estén sentados.

La tecnología aural (relativa al sonido) se aplica también en otros espectáculos del festival. Lo hace, por ejemplo, Youarenowhere, la propuesta que el artista Andrew Schneider lleva a la Sala Hiroshima (23 y 24 de julio). Él es un intérprete y escritor que utiliza elementos e instalaciones electrónicas interactivas en un espectáculo en el cual maneja conceptos de física cuántica. Ya veréis que aprenderéis mucho sobre ciencia en un montaje sorprendente en el cual hay efectos aurales y también visuales que os harán ser conscientes de qué significa exactamente estar en un lugar concreto del espacio en un momento determinado del tiempo.

Pero si hablamos de ciencia... quizás acabaremos bailando. Les ha pasado a los integrantes de Humanhood, una compañía a caballo entre Barcelona y Birmingham que conecta la ciencia y la espiritualidad oriental en un espectáculo, Torus (18 y 19 de julio; Mercat de les Flors - Sala Maria Aurèlia Capmany) que ha sido concebido con la ayuda de físicos y de estudiosos de la estructura de las estrellas. Veréis cómo, además, aplica las tecnologías a la luz y el sonido, elementos fundamentales en esta creación.

Y a veces, la tecnología se convierte en un elemento para transmitir... la poesía. Es lo que pasa por ejemplo en Bruels (26 y 27 de julio, en el Teatre Lliure - Espai Lliure), una creación de la compañía La Llarga que se basa en una leyenda del Empordà y que ganó el premio Adrià Gual 2018 al mejor proyecto de escenificación. Y si el lenguaje que utilizan actores y actrices en Bruels es plenamente realista, la dimensión poética y ligeramente onírica la pone el lenguaje audiovisual. Proyecciones y unas videocámeras que manipulan los actores y actrices conforman una segunda lectura narrativa que complementa la principal, que es la que aportan los intérpretes haciendo uso del lenguaje oral.

Seguro que encontraréis otros espectáculos del festival en las cuales la tecnología o la ciencia tienen un papel. Si estáis interesados, repasad el programa y comprobaréis que las artes escénicas y la tecnología tienen muchos territorios comunes.

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