Declaración institucional de la emergencia climática en la ciudad

El 15 de enero de 2020 la ciudad de Barcelona declara la emergencia climática y acelera una serie de cambios que comprometen a todos los agentes de la ciudad. Las evidencias científicas irrefutables y los efectos de la crisis climática global que ya estamos sufriendo nos llevan a actuar de manera urgente y contundente. Todavía estamos a tiempo. Es ahora o nunca.

16/01/2020 19:25 h

Ajuntament de Barcelona

VÍDEO. Ada Colau: «Hoy Barcelona declara la emergencia climática, lo hace el Ayuntamiento, pero también lo hacen todas las entidades que habéis participado en las mesas y todos quienes se quieran adherir. Todo el mundo es bienvenido, todo el mundo es necesario».

Declaración institucional de la emergencia climática

Hoy estamos aquí fruto de un proceso, de un proceso que viene de lejos, de mucha gente que nos ha precedido, pero especialmente de un proceso que empezó el pasado julio cuando en el Ayuntamiento de Barcelona dijimos que efectivamente somos conscientes, como lo son muchas otras ciudades, de que nos encontramos en un cambio de paradigma, que tenemos que actuar ante la emergencia climática. Pero no queríamos hacer un decreto retórico, no queríamos hacer simplemente una firma en un papel. Queríamos hacer un proceso real, con medidas concretas, con un compromiso que significara un antes y un después en la lucha contra la emergencia climática.

Desde julio ha estado en marcha la Mesa por la Emergencia Climática y quiero dar las gracias a toda la gente que ha participado, a las entidades, a los y las expertas del ámbito científico, también a los servicios municipales que de manera muy transversal y desde muchas áreas y concejalías diferentes se han implicado muchísimo. Quiero agradecer a todo el mundo el muchísimo trabajo y el muy buen trabajo que se ha hecho durante estos meses: alrededor de doscientas entidades y trescientas personas han participado para llegar hoy a una declaración que no es una declaración vacía, sino que es un paso a la acción. Un paso a la acción que parte de la asunción de responsabilidades, como no puede ser de otro modo. Nos encontramos ante una grandísima amenaza, ante uno de los principales retos globales que tenemos que abordar de manera inmediata, y sabemos que las ciudades tenemos una responsabilidad principal que no podemos rehuir. Las grandes ciudades, las ciudades metropolitanas, las ciudades de todo el planeta somos uno de los principales emisores de gases con efecto de invernadero y, por lo tanto, somos las que decididamente debemos actuar.

Lo dijo claro Greta Thunberg, una de las personas jóvenes que lideran por todo el planeta este llamamiento a la acción, Greta Thunberg ya lo dijo cuando nos advirtió: «La casa está en llamas: esto no es un simulacro». Nosotros hoy, como ciudad de Barcelona, nos queremos añadir a las palabras de Greta Thunberg y afirmamos que, efectivamente, esto no es un simulacro, esto es una emergencia. Y que, como muy bien explicaba el vídeo, de manera breve, clara y directa, estamos destinados a pasar a la historia, pero depende de nosotros cómo vamos a pasar a la historia. Vamos a pasar por lo que hagamos o por lo que no hagamos, pero en los próximos años se decidirá, efectivamente, si cuando aún estábamos a tiempo —porque todavía estamos a tiempo— actuamos de manera decidida para garantizar la vida en el planeta y para garantizar un futuro mejor a nuestros hijos y nuestras hijas. Y Barcelona hoy está aquí para declarar la emergencia climática y, por lo tanto, afirmar que nosotros hemos elegido, y hemos elegido pasar a la acción.

Ahora mismo estamos en un contexto global que es difícil, es muy complejo, y desgraciadamente de manera frecuente, y no aislada, nos encontramos a jefes de estado, en algunos casos de las potencias con más influencia del planeta, grandes multinacionales, que todavía practican el negacionismo climático, que todavía dicen que esto de la emergencia climática es una cuestión ideológica y que no existe. Nosotros, desde aquí, desde Barcelona, queremos decir claramente ante el negacionismo que este es un camino equivocado, que pensar que se pueden poner los beneficios económicos a corto plazo por delante de la garantía de la vida y del futuro del planeta es un error grandísimo, también económico.

El sistema económico tal como lo hemos conocido hasta ahora es evidente que no ha funcionado del todo bien y ahora mismo es lo que tenemos sobre la mesa: un sistema económico que en el ámbito global genera más desigualdad y, por lo tanto, injusticia social, pero también genera injusticia en el ámbito climático y en el ámbito ambiental, y directamente genera catástrofes ecológicas. Y eso significa también que perjudica al ser humano, especialmente en las zonas y los países más desfavorecidos o más discriminados en la geopolítica mundial.

Estamos aquí para defender la democracia, defender la justicia climática, defender que debe revisarse el sistema económico para dar una respuesta adecuada a los grandes retos que tenemos hoy aquí. Es decir, más que nunca, como se decía en las plazas ya hace unos años, lo que estamos defendiendo ni más ni menos es una democracia real, un sistema que esté al servicio del interés general y de la vida en el planeta.

Es evidente que las ciudades somos grandes responsables de estas emisiones que generan la emergencia climática y, por lo tanto, tenemos que ser las primeras en actuar de manera decidida, por eso estamos hoy aquí. Pero no todo depende de nosotras, eso también lo sabemos, y hoy estamos aquí para decir que no queremos rehuir nuestras responsabilidades, pero que también estamos dispuestas a actuar de manera más decidida si se nos dan los recursos y las competencias adecuadas, y que estamos totalmente dispuestas a colaborar con todas las administraciones, con la ciudadanía, con el sector privado, para que efectivamente consigamos lo que tiene que ser un objetivo totalmente compartido como es la reducción de las emisiones.

Lo que tenemos es una responsabilidad, como ciudad global e internacional que somos, de lanzar un mensaje al mundo: se acaba el tiempo, tenemos que actuar de manera urgente y no hay atajos.

Barcelona hoy declara la emergencia climática, lo hace el Ayuntamiento, pero también lo hacen todas las entidades que habéis participado en las mesas y todos quienes se quieran adherir. Todo el mundo es bienvenido, todo el mundo es necesario.

Esta emergencia climática, esta declaración de hoy, no llega de la nada: llegamos fruto de un proceso largo, también se hicieron iniciativas a lo largo del mandato anterior, y se han dado pasos importantes. Se han dado pasos como la puesta en marcha de la zona de bajas emisiones más grande del sur de Europa; como un nuevo sistema de tarifas del transporte público para potenciar todavía más su uso habitual; como el plan de protección de los entornos de nuestras escuelas, que presentamos hace pocos días para proteger nuestras escuelas y ganar espacio público para los niños y niñas de manera segura y saludable, así como otras iniciativas de modelo urbanístico como las superislas, el aumento de los carriles bici y muchas otras iniciativas, o también en el ámbito económico, con una nueva fiscalidad verde.

Y aunque hemos hecho mucho, hoy no estamos aquí para ser autocomplacientes, sino para decir que todavía tenemos que hacer mucho más. Y nada será suficiente hasta que no consigamos el objetivo que nos proponemos, que es reducir el año 2030 un 50 % de las emisiones de efecto invernadero en relación con las emisiones de 1990. Este es el objetivo, y habrá que hacer lo que sea necesario para lograr que efectivamente este objetivo se cumpla.

Con este paso que damos hoy aquí, que tampoco será el último, seguro que vendrán muchos más, presentamos una declaración que, como decía, no es una simple firma, sino que tiene un objetivo ambicioso, con cien medidas para poder cumplirlo.

Estas son medidas que en términos generales significan un cambio cultural, y cuando decimos cambio cultural queremos decir un cambio de paradigma, un cambio de mirada sobre nuestro mundo, sobre nuestra ciudad, sobre nuestro modelo económico, sobre cuáles son las prioridades y, por lo tanto, cuáles son las acciones que debemos emprender. Y tenemos que emprender cambios muy importantes que afectan a ámbitos principales de nuestra vida colectiva, por ejemplo, cambios en la movilidad, ya que todavía tenemos que reducir mucho más las emisiones y tenemos que descarbonizar completamente la movilidad.

Con respecto al modelo de ciudad, hay que construir una ciudad mucho más verde, más pacificada, más segura y más saludable.

En el modelo económico, tenemos que avanzar rápidamente hacia una economía realmente verde, hacia un green new deal: una industria más limpia, apostar por la innovación y aprovechar también las oportunidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías.

También hacen falta cambios en la producción y el consumo: energía verde, un nuevo modelo alimentario de proximidad y ecológico, una reducción de los residuos y una mejora de la gestión de los residuos, entre otros.

Quiero hacer énfasis en esta idea, que aparecerá de manera recurrente en esta declaración, como no podía ser de otro modo, sobre la responsabilidad. Creo que es muy importante que nosotros, como máximos representantes de la institución, hablemos muy claro sobre este tema, y se tiene que hablar claro porque en el debate sobre la emergencia climática se ha hablado mucho sobre cambios de hábitos, de costumbres y de prioridades que afectan mayoritariamente a la vida cotidiana de la ciudadanía. Y efectivamente todos nos tenemos que hacer corresponsables, nadie puede quedar fuera, pero evidentemente no pueden quedar fuera sobre todo los que son responsables.

Le estamos pidiendo mucho a la ciudadanía, y somos conscientes de ello, por lo tanto, con las administraciones, tenemos que predicar con el ejemplo y estar a la altura de la responsabilidad que pedimos a la ciudadanía.

Las administraciones, en general, no nos tenemos que pelear entre nosotros, tenemos que colaborar y cooperar para hacer políticas mucho más valientes y ambiciosas que las que se han hecho hasta ahora, pero sobre todo debemos abordar también los grandes emisores y, por lo tanto, tenemos que hablar también de la responsabilidad y de la reducción de emisiones de las grandes infraestructuras y de las grandes empresas privadas. Nadie, absolutamente nadie, puede quedar al margen de esta responsabilidad.

Hemos empezado un camino, un camino que no tiene marcha atrás, y tenemos que acelerar todavía más. Barcelona es una ciudad que se ha reinventado muchas veces y que lo ha hecho con ambición, con ilusión y con valentía cuando ha hecho falta.

Tenemos delante uno de los mayores retos, una amenaza que es global, pocas veces había ocurrido algo así, pero al mismo tiempo esta amenaza global requiere respuestas locales que se tienen que multiplicar y replicar por todo el planeta y, en concreto, por todas las ciudades del planeta.

Con esta respuesta ambiciosa a una de las principales amenazas globales, tenemos que ver la oportunidad que supone para la ciudad de Barcelona. No estamos hablando solo de hacer restricciones, hablamos, como decía antes, de un cambio de mirada sobre las prioridades, decidir si realmente priorizamos la vida de las generaciones futuras. Tenemos la oportunidad de apostar por una ciudad más saludable, para nuestros niños y niñas, pero también para nuestras personas mayores. Y, en definitiva, tenemos la oportunidad de ganar una ciudad con más calidad de vida, con más espacios de encuentro, de vecindad, con más verde.

Tenemos la oportunidad de ganar una ciudad que se rebela contra el consumo rápido y acelerado; una ciudad que da importancia al tiempo y al tiempo compartido; ganamos colectiva e individualmente más tiempo para la vida y para la gente que amamos. Una ciudad con una economía verde que genere al mismo tiempo muchos puestos de trabajo de calidad, no precarios.

Estamos en emergencia climática y debemos actuar de manera valiente y decidida, lo tenemos que hacer conjuntamente, como en los grandes momentos, porque no hay alternativa y porque efectivamente queremos una ciudad mucho mejor. Es tiempo de acción, es tiempo de no perder más el tiempo. Tenemos una grandísima responsabilidad ante las generaciones futuras, y algún día, como muy bien explicaba el vídeo, tendremos que explicar qué es lo que hicimos y qué es lo que no hicimos. Hoy estoy convencida de que estamos eligiendo el camino correcto. Aceleremos la respuesta a la emergencia climática, hagamos de Barcelona una ciudad referente, valiente y responsable. Esto no es un simulacro, esto es un compromiso firme por la defensa de la vida en nuestra ciudad.

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