El misterioso origen de 'l'ou com balla'

27/05/2021 10:00 h

Esther Estela

¿Un entretenimiento de origen árabe? ¿Celebrar la plenitud de la primavera? ¿Una representación de la sagrada forma? ¿Una costumbre importada de Italia? Tanto el origen como el significado de l’ou com balla, la manifestación más popular de la fiesta de Corpus en Barcelona, son difíciles de explicar. El ritual aparece documentado por primera vez en 1440 en los libros de cuentos de la Obreria de la Seu. Hay una anotación que habla de los gastos para arreglar la capilla para la festividad de Corpus y, además, se registra el coste de una partida de huevos para el manantial.

Sin embargo, es complicado precisar cuándo empezó esta tradición y si es anterior a la fiesta de Corpus, que se estableció en el siglo XIII. Una de las teorías que se remonta más allá en la historia es la que busca similitudes entre l’ou com balla y los juegos de agua que hacían los musulmanes en los manantiales de los patios interiores. Uno de estos juegos consiste justamente en hacer que se balancee una pelotita sobre el chorro de agua de una fuente.

En Festes.org, se explica una de las teorías más conocidas sobre el origen de esta manifestación tan curiosa, que dice que la costumbre proviene de Italia. Pero, como siempre, hay variantes: hay quien cree que fue un fraile dominico quien importó l’uovo che danzava de un pequeño pueblo, y otros creen que era una costumbre napolitana que llegó a la ciudad en la época del rey Alfonso el Magnánimo. Según esta teoría, la nobleza de la calle de Montcada habría adoptado esta costumbre y, mientras esperaba el paso de la procesión, se habría entretenido haciendo bailar un huevo en el manantial de su palacio.

Sobre su significado también hay teorías muy variadas. Algunos lo ligan directamente con el simbolismo de la fiesta de Corpus, que celebra el dogma de la encarnación de Jesús en pan y vino. Partiendo de esta idea, el huevo y el manantial ornamentado representarían la hostia eucarística y el cáliz. También hay quien ve una metáfora de la plenitud de la primavera, el momento del estallido de la fertilidad y la vida que se representa a través de un huevo —un símbolo universal de fertilidad— y de un manantial adornado de flores.