El número de cruceristas podría llegar, sin regulaciones, a 3,5 millones

Barcelona es un puerto de referencia de la región euromediterránea y la actividad de cruceros ha seguido un patrón de crecimiento continuado del 7 % anual por término medio, que situó la cifra de pasajeros en 3,1 millones en el 2019. Un informe que analiza las externalidades económica, social, cultural y ambiental del tráfico de barcos en el puerto de Barcelona destaca que, sin restricciones ni limitaciones, en el 2030 se podría alcanzar la cifra de 900 cruceros y más de 3,5 millones de cruceristas anuales.

14/07/2022 19:58 h

Ajuntament de Barcelona

El documento también concluye que actualmente hay una gran concentración de pasajeros en los meses de temporada alta, entre mayo y octubre, que suponen el 80 % de los pasajeros de todo el año. Durante este periodo se puede llegar hasta 400.000 personas al mes, y 15.000 al día, que llegan a 25.000 durante una cincuentena de días al año.

Más del 60 % de los pasajeros hacen una estancia de pocas horas en la ciudad, de tránsito hacia otro destino, una modalidad que deja unos ingresos en la economía de la ciudad muy inferiores a los de los cruceros que escogen Barcelona como punto de partida.

Ocupación del espacio público, residuos y otras externalidades

Otras externalidades que menciona el documento son las siguientes:

  • Impacto sociocultural: se produce un impacto en la ocupación del espacio público y de los lugares más emblemáticos a consecuencia de un volumen muy alto de turistas en poco tiempo. En este sentido, Ciutat Vella y L’Eixample acumulan más del 50 % de la oferta de plazas turísticas de la ciudad. También se apunta que se corre el peligro de que haya cambios significativos, como puede ser el caso del comercio.
  • Impacto ambiental: el tráfico marítimo genera contaminación atmosférica y del agua, y residuos diversos, algunos peligrosos, como baterías y pilas.

Diferentes experiencias de regulación en Europa

El informe se ha hecho llegar al resto de administraciones, a partir también de la experiencia del Gobierno balear, que ha puesto en marcha una regulación propia para limitar la actividad de los cruceros. Otros lugares de Europa que han puesto en marcha procesos similares son Venecia (Italia) y Dubrovnik (Croacia).

Puedes consultar el informe completo aquí.