Entre las medidas aplicadas para garantizar un confinamiento seguro en los domicilios de las personas con discapacidad durante la crisis de la COVID-19, se ha priorizado la entrega de material y equipamiento de protección, tanto para las personas usuarias como para las que trabajan en el Servicio de Asistencia Personal y que tienen contacto directo con los usuarios: unas 3.000 máscaras, 9.100 guantes, 5.000 peúcos, 2.200 batas y 100 monos de trabajo, entre otros.

La actuación del Instituto Municipal de Personas con Discapacidad ha permitido reducir al mínimo los factores de riesgo de todas las personas vinculadas al servicio, con una tasa de contagio muy baja: solo se ha registrado un caso positivo entre las personas usuarias, y trece entre los 130 profesionales que trabajan como asistentes personales en los domicilios.

Servicio de Asistencia Personal

Más allá de la situación actual generada por la COVID-19, el Servicio de Asistencia Personal se ha consolidado como un elemento clave para facilitar una vida independiente y de inclusión en la comunidad para las personas con discapacidad y en situación de dependencia y, también, como una alternativa al modelo de institucionalización de personas en equipamientos o residencias. El modelo de atención también ayuda a prevenir y luchar contra el aislamiento y a garantizar el derecho de las personas con discapacidad a tener una vida independiente y plenamente inclusiva con la comunidad.

El Servicio de Asistencia Personal también es eficiente en términos económicos, con un coste anual de 1,6 millones de euros, cifra que supone un retorno social de 3,2 euros por cada euro invertido. Durante el año 2019, cada uno de los usuarios recibió una media de 2.097 horas de servicio, a través de un equipo formado por 252 personas.