Paula Bosch, creadora del pesebre de la plaza de Sant Jaume 2019: ‘Quiero que la gente descubra qué es el pesebre’

Entrevista a Paula Bosch, creadora del pesebre de la plaza de Sant Jaume 2019.
El pesebre de la plaza de Sant Jaume de este año es un montaje de la escenógrafa Paula Bosch. Ella diseña escenarios para teatro y campañas de publicidad. Paula Bosch reinterpreta de forma muy personal el pesebre tradicional. El ambiente navideño está muy presente en el montaje, que no es, ni mucho menos, convencional. La propuesta recuerda la buhardilla de las casas, donde todo el mundo guarda cajas con las figuritas y todo lo necesario para preparar la Navidad. Según dice, su pesebre es una propuesta universal, ya que todo el mundo se puede sentir representado.
- ¿Cuando le propusieron encargarse del proyecto del pesebre de este año, qué fue lo primero que pensó? ¿Cómo se lo tomó?
- Me lo tomé muy bien. Me hizo mucha ilusión. Lo que pasa es que, por tiempo y espacio, era todo un riesgo presentar un proyecto como este en una plaza a la que va tanta gente. Pero me hizo mucha ilusión.
- ¿Cuál es el hilo conductor y el mensaje de este pesebre? ¿De dónde viene la idea?
- Cuando me pidieron un belén, pensé en el pesebre de mi casa, los recuerdos que tenía. Vengo de una familia muy numerosa y, cuando llegaba la Navidad, unas fiestas que duraban casi un mes, subíamos a la buhardilla, abríamos el armario que solo era para las cosas del belén y empezábamos a abrir cajas y cajas, bolsas y bolsas… Sacábamos todos los elementos para montar un pesebre gigante que poníamos en la entrada y el árbol de Navidad y las guirnaldas y… El recuerdo de abrir las cajas y pensar que cada año lo guardaríamos de forma diferente. Decíamos: “Va, no, este año las guirnaldas las guardaremos de una forma diferente para que no se enreden, que nos pasa todos los años”. Pero no: cada año lo volvíamos a guardar mal. Y las figuras y las bolas se te rompían porque las habías envuelto mal o no las habías envuelto… Bueno, ibas descubriendo aquellas cosas que durante todo aquel tiempo habían estado como dormidas dentro de un armario e ibas rescatándolas. Pues empecé con esa base, la de los recuerdos que tenía de estos objetos. También recordaba cuando en esos días de Navidad me iba a casa de mis amigas o de mis tíos y veía que cada uno tenía un pesebre diferente. O que unos tenían y otros no; unos tenían árbol de Navidad y otros no… Veías que cada familia lo celebraba a su forma, y que también estaba bien. Todo estaba bien. Y es interesante ver cómo, dentro de una misma ciudad, todas las familias lo celebran a su manera.
- Salen representadas muchas de las culturas que se pueden encontrar en la ciudad. ¿Cómo ha hecho esa investigación?
- En la ciudad, por ejemplo, hay una colonia muy grande de Filipinas; pues he buscado información, incluso he hablado con gente de esa cultura para ver qué elemento pueden tener diferente, porque los pesebres casi todo el mundo los tiene iguales. Hay mucha gente peruana que, cuando hablas con ella, ves que también lo celebran con un pesebre, un árbol… El elemento más diferente es la comida. Entonces vas hablando y ves que dentro de la cultura cristiana los objetos son muy iguales. Aparte hay algún objeto diferente, como puede ser el perol, que es una luz filipina en forma de estrella, o la zambomba, que es más típica del sur. También hay comidas que son diferentes, como galletas típicas de cada cultura.
- ¿Qué considera a una diseñadora para planear un montaje de estas características?
- Yo lo he planteado como mi trabajo. Soy escenógrafa y hago decorados que quizás va a ver a mucha gente. Vas a un teatro al que van mil personas cada día y mil personas ven tu decorado. Pienso que tengo que hacer que la gente, cuando vea eso, se transporte a un lugar, igual que una escenografía te transporta a una casa victoriana o al medio de un bosque. Quería que la gente viera que en una ciudad hay objetos diferentes y que te puedes sentir identificado con cada uno de ellos.
- ¿La iluminación tiene un papel importante, verdad?
- Siempre doy mucha importancia a la luz, porque una escenografía mal iluminada no sirve de nada. Procuro jugar mucho con muchas luces. En este caso, tenía muy claro que cada caja tenía que tener su propia luz y las casitas también. Una tiene la luz más tenue, otra más fuerte, varias tonalidades… Es importante. Durante el día se verá, pero durante la noche será todavía más espectacular.
- ¿Qué cree que gustará más?
- Esto es como un proyecto artístico, entiendo, que hace que te preguntes qué es para ti el pesebre. Si alguien quiere ver un pesebre tradicional, hay uno montado en el Museo Marès. En este caso, para mí, el belén también es un conjunto de pequeños pesebres. Creo que, según a quién, le gustará sobre todo que haya pesebres.
- ¿Le daba respeto el proyecto, sabiendo que este pesebre suele crear polémica en la ciudad?
- Es lo primero que me dijeron. Pero a mí me gusta mucho. Si no confías en tu idea quizás sí que piensas: “¿Ay, señor mío, qué he hecho?” Espero que guste. Pero confío tanto, me gusta tanto, me lo he pasado tan bien… que si la crítica es mala, pues mira, lo siento mucho pero yo me lo habré pasado pipa.
- ¿Por qué cree que es importante esta conjunción entre la tradición y el arte contemporáneo?
- Porque si no diríamos que es un pesebre convencional. Y esto, como te decía antes, entiendo que es un proyecto artístico, una instalación navideña. Si quisieran un pesebre con los Reyes, la mula, la Virgen, la paja… ya no harían un concurso restringido, sino que llamarían a los pesebristas, que saben muchísimo.
- En el mundo actual no hay espacio para la buhardilla. ¿Cómo es que recurre a un concepto que está desapareciendo?
- Sí y no. Quizás la buhardilla ya no existe. Pero sí que hay armarios escondidos en la parte alta de las casas, o pequeños altillos. También hay mucha gente que tiene las cajas escondidas bajo la cama o en un mueble de la entrada o en el garaje, o en el fondo del armario. Tienes que pensar que durante un año tienes unos elementos a los que no haces caso y que, de golpe, en el mes de diciembre los sacas. Y que tienes un espacio en tu casa ocupado por eso.
- ¿El pesebre siempre nos lleva a la infancia y al mundo de los recuerdos?
- Por supuesto. Es el recuerdo que yo tengo de pequeña, de cómo lo montábamos. Supongo que era también porque en mi casa nos tenían entretenidos durante esos días. Pero en casa también he querido hacerlo con mis hijos. Es decir: vamos a sacar cosas, vamos a montar un pesebre. Y vamos a buscar troncos. Y lo hacemos cada año de una forma diferente. Y ahora hay figuritas de Playmobil, dentro del pesebre. Y cada uno crea su historia. Y ponemos el talco para que haga de nieve… Este es el recuerdo.
- La gente suele tener una primera impresión: “me gusta – no me gusta”. ¿Cómo querría que lo miraran?
- Con buenos ojos [río]. Bueno, quiero que la gente descubra las cosas, que no vaya suponiendo que va a ver una cosa que es el pesebre. No. ¿Qué vas a ver? Date la oportunidad de descubrir cosas, que no te lo den todo hecho. Aquí hay un montón de objetos en los que te puedes detener, puedes pensar: “Yo eso lo tenía, eso no lo tenía, eso quiero recuperarlo…” Creo que se trata de eso, de descubrir cosas.
- Y, por último, ¿tendremos que buscar al caganer?
- Sí. Tendréis que buscar al caganer, porque lo he escondido.
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