Tres atriles para recuperar la memoria de la Barcelona republicana

La época de la Segunda República sirvió para impulsar muchos proyectos en la ciudad que dejan entrever los valores del republicanismo. En el marco de la celebración de la Primavera Republicana se han instalado tres atriles de memoria en tres espacios concretos: el Dispensario Central Antituberculoso, en el Raval, la Casa Bloc, en Sant Andreu, y el Estadio de Montjuïc, en Sants-Montjuïc.

15/04/2021 16:39 h

Ajuntament de Barcelona

El Dispensario Central Antituberculoso

Considerado una de las obras maestras de la arquitectura racionalista de toda Europa, el Dispensario Central Antituberculoso se construyó en el año 1934 como parte de un programa de socialización de la sanidad y de lucha contra las enfermedades venéreas y pulmonares que causaban numerosas víctimas. Las autoridades republicanas impulsaron su construcción ante los importantes problemas de salubridad y la alta concentración demográfica que sufría el distrito de Ciutat Vella.

En el año 1982, el Departamento de Salud de la Generalitat encargó la rehabilitación del recinto, y en 1990 se convirtió en un centro de atención primaria.

La Casa Bloc

Después de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, la ciudad y todo el país se sumieron en una grave crisis económica que incrementó el paro e hizo más profundos los problemas sociales.

Con la Segunda República se impulsaron nuevas políticas, y en este contexto se proyectó la Casa Bloc, en Sant Andreu, un edificio que pretendía crear un modelo de vivienda que mejorara las condiciones de vida de la clase obrera.

Durante la dictadura franquista, se añadió un bloque en una zona común, conocido como el “bloque fantasma”, para acoger a familias de policías. El ala sur se destinó a residencia de viudas y huérfanos de militares.

El Estadio de Montjuïc

El actual Estadio Lluís Companys se inauguró en 1929, abriendo la Exposición Internacional del año 1929. Se trataba de una estrategia para mostrar la tradición deportiva y la capacidad organizativa de la ciudad de cara a presentar Barcelona como ciudad anfitriona de los Juegos Olímpicos.

La proclamación de la Segunda República y la abdicación del rey Alfonso XIII pocos días antes de una reunión del Comité Olímpico Internacional (COI) conllevaron que varios representantes del COI vinculados a la aristocracia no se presentaran. Finalmente, los juegos del 36 se celebraron en Berlín, un altavoz de propaganda para el régimen nazi.

En 1936, la ciudad impulsó la organización de la olimpiada popular para promover la hermandad entre naciones, antifascista e interclasista, pero el golpe de estado impidió su celebración.

Durante la Guerra Civil, el Estadio de Montjuïc se utilizó por el Comité Central de Ayuda a los Refugiados como centro de acogida de personas que huían de la represión franquista.

Más información sobre las actividades de la Primavera Republicana: barcelona.cat/primaverarepublicana.

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