La ciudad se suma al manifiesto unitario del Día de las Personas Mayores

El 1 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Personas Mayores y, en un acto unitario de celebración, se leerá un manifiesto con el que se ratifica el compromiso de la ciudad en la defensa de sus derechos y en la lucha contra el edadismo.

26/09/2025 16:12 h

El Plenario del Consejo Municipal se ha adherido al manifiesto unitario “Por una sociedad libre de edadismo”, del Día Internacional de las Personas Mayores, que se leerá el 1 de octubre en la plaza de Sant Jaume. Esta celebración se lleva a cabo desde el año 1990, cuando la ONU estableció esta fecha para garantizar el bienestar de las personas mayores y promover su participación en la sociedad.

En una declaración institucional se ha acordado ratificar el compromiso de Barcelona como ciudad amigable con las personas mayores y con sus derechos:

El Ayuntamiento de Barcelona manifiesta:

Primero. Ratificar nuestro compromiso como ciudad amigable con las personas mayores y con sus derechos.

Segundo. Apoyar y manifestar nuestra adhesión a este manifiesto unitario, que dice:

Hoy las personas mayores alzamos la voz para exigir una sociedad que nos respete, nos valore y nos incluya sin que nuestra edad se convierta en motivo de discriminación o exclusión. Somos depositarias de experiencia, conocimiento y memoria, y, sin embargo, a menudo somos invisibilizadas, despreciadas o reducidas a estereotipos injustos que no reflejan nuestra realidad. Hay que denunciar y combatir el edadismo, una forma de discriminación silenciosa, pero profundamente arraigada que se alimenta de prejuicios y simplificaciones. Estos estereotipos ignoran la diversidad de experiencias y maneras de envejecer, e imponen un criterio único y excluyente. Las mujeres mayores son las más afectadas, ya que sufren una doble discriminación: en razón de edad y de género, lo que agrava la exclusión social. El edadismo se manifiesta en todos los ámbitos y de muchas maneras: cuando se nos excluye del mundo laboral, cuando se nos niega la capacidad de decidir, cuando los medios de comunicación nos retratan como débiles o dependientes o cuando se nos trata con condescendencia y cuando se utiliza como argumento para desarrollar políticas y prácticas discriminatorias sin tener en cuenta nuestra opinión. Estas actitudes no solo nos afectan personalmente, sino que también empobrecen la sociedad, sin reflejar la riqueza de la diversidad generacional. Hay que erradicar el edadismo para promover la igualdad y la justicia en todas las etapas de la vida. Y también deben promoverse políticas y leyes que nos protejan contra la discriminación basada en la edad, y fomentar la inclusión y el respeto mutuo entre las diferentes generaciones. Rechazamos cualquier intento de generar confrontación entre jóvenes y mayores. El futuro se construye desde el diálogo, el respeto mutuo y la colaboración entre todas las generaciones.

El conflicto entre edades es una falacia que divide, mientras que la convivencia y la solidaridad intergeneracional fortalecen el tejido social y democrático. Por eso hacemos un llamamiento a toda la sociedad —instituciones, entidades, empresas, medios y ciudadanía— para lo siguiente:

Reconocer la dignidad en todas las edades. Valorar la aportación de las personas mayores, por lo que han hecho y por lo que todavía pueden ofrecer.

Implementar políticas públicas que aseguren la igualdad y la participación, que garanticen derechos y oportunidades en todos los ámbitos de la vida, que fomenten el envejecimiento activo y combatan la exclusión.

Transformar el relato social. Romper con los estereotipos en los medios de comunicación, que tienen un papel importante en la construcción social, y para ofrecer imágenes justas y diversas de la vejez.

Educación inclusiva. Incorporar en la educación contenidos que ayuden a identificar y eliminar el edadismo, y fomentar, así, el respeto y la convivencia desde pequeños.

Impulsar el diálogo intergeneracional. Crear espacios de encuentro e intercambio para compartir conocimientos, valores y experiencias, y para romper prejuicios y construir puentes.

Fomentar la cultura de la paz. En un mundo marcado por conflictos armados y crisis humanitarias, donde las personas mayores a menudo son las más vulnerables y olvidadas, hay que promover una sociedad basada en el respeto, la empatía, el diálogo y la resolución pacífica de los conflictos.

Valores democráticos. Fortalecer la democracia desde el compromiso activo y la inclusión de todas las edades para conseguir una sociedad más justa que no recorte derechos ni gasto social. Queremos envejecer con dignidad, no con miedo. Somos una parte activa de la sociedad, somos artífices de nuestra vida y un grupo social con identidad y derechos compartidos. Porque el valor de una persona no disminuye con la edad, y porque una sociedad justa y madura es aquella que no deja a nadie atrás. Nuestra sociedad será realmente justa solo cuando sea inclusiva para todo el mundo y libre de discriminación por la edad.

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