Entorno al actual Estadio Olímpico Lluís Companys, inaugurado en 1929 y reconstruido para los Juegos Olímpicos de 1992, nacieron una serie de instalaciones que fueron uno de los epicentros de los Juegos Olímpicos de 1992. Son el Palau Sant Jordi, del arquitecto Arata Isozaki, y la explanada de delante, salpicada por las esculturas de la artista japonesa Aiko Miyawaki; la torre de comunicaciones de 136 metros de altura de Santiago Calatrava (torre de Calatrava); el edificio del INEF, obra de Ricard Bofill, y las piscinas Picornell. El espacio, heredero de la antigua Recta del Estadio (donde hasta 1988 se celebraron los conciertos más multitudinarios de la Mercè), ofrecerá este año algunos de los conciertos de mayor aforo de la Fiesta Mayor de Barcelona; eso sí, con plazas limitadas y distancia de seguridad.