Antonio Machado en Barcelona

Barcelona significó mucho para Antonio Machado, que llegó a la ciudad en abril de 1938 con una parte de su familia. Testimonio de esos días son sus numerosos y combativos artículos publicados en La Vanguardia, un material que ahora se recupera en el libro Antonio Machado a Barcelona (1938-39). Articles a La Vanguardia, editado por el Ayuntamiento de Barcelona.

Antonio Machado no ha sido, hasta fecha muy reciente, un poeta suficientemente reivindicado por Barcelona, pese a que esta fue su última gran residencia antes de morir en el exilio. Es como si el hecho de ser el símbolo de una derrota fuera algo que deberíamos esconder. El caso es que, sin embargo, Barcelona significó mucho para el último Machado, el que llega aquí en abril de 1938 con una parte de su familia. Testimonio de esos días son sus numerosos y combativos artículos publicados durante ese tiempo en La Vanguardia, un material que ahora se recupera en el libro Antonio Machado a Barcelona (1938-39). Articles a ‘La Vanguardia’, editado por el Ayuntamiento de Barcelona. Son los textos de la sección titulada “Desde el mirador de la guerra”.

Cuando el autor de Campos de Castilla se instala en la capital catalana, ya ha dejado mucho en el camino. Por una parte, la vida cultural en Valencia, donde ha vivido en una localidad vecina llamada Rocafort. Allí ha demostrado su solidaridad con una República que está herida de muerte, pero que aún cree que puede ganar la guerra. En su equipaje también hay heridas que no cicatrizan, como el hecho de que la contienda lo haya separado de su querido hermano Manuel, que se ha quedado en el Burgos de los sublevados escribiendo versos en favor de Franco y José Antonio. Igualmente, en Madrid, el poeta ha dejado una relación clandestina, la que mantiene con una mujer a la que ha bautizado como Guiomar. Las cartas que lleva consigo de esa mujer, posteriormente identificada como Pilar de Valderrama, son su manera de recordar a quien ha inspirado parte de sus últimos poemas.

Unos días antes de salir de Valencia, Machado había empezado a colaborar con el diario La Vanguardia. El 27 de marzo de 1938 se había publicado el primero de los muchos artículos que escribiría para ese periódico: junto a su texto titulado “Notas inactuales, a la manera de Juan de Mairena”, el periódico barcelonés añadía una nota editorial con la que se quiso dar la bienvenida a tan ilustre firma: “Don Antonio Machado, el más glorioso de los poetas españoles contemporáneos, inicia con el presente artículo su colaboración en La Vanguardia, que con ella se honra altísimamente. Bastarían estas líneas para el saludo ritual; pero, además de un gran escritor, entra con don Antonio en nuestra casa uno de los ejemplos máximos de dignidad que la tragedia española ha ofrecido. Don Antonio, cargado de años, de laureles y de achaques, ha renunciado a su derecho al descanso, y mantiene vivo, juvenil y heroico el espíritu liberal que informó su vida y su obra, y, sobreponiéndose a sí mismo, su pluma mantiene la gallardía y la gracia poética de sus mejores horas. Con don Antonio Machado nos llegan un escritor y un hombre. Bienvenidos ambos”.

Escribir para el pueblo

En realidad, no era el primer texto de Machado en el diario barcelonés. El 16 de julio de 1937, el autor de Soledades había pronunciado un reivindicativo discurso con motivo del cierre del II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas. En ese discurso, titulado ejemplarmente “El poeta y su pueblo”, reconocía que “escribir para el pueblo —decía un maestro— ¡qué más quisiera yo! Deseoso de escribir para el pueblo, aprendí de él cuanto pude, mucho menos —claro está— de lo que él sabe. Escribir para el pueblo es, por de pronto, escribir para el hombre de nuestra raza, de nuestra tierra, de nuestra habla, tres cosas de inagotable contenido que no acabamos nunca de conocer”. La Vanguardia publicó algunos fragmentos de esa intervención.

Ya instalado en Barcelona, no parece descartable imaginar al poeta (pese a sus problemas de salud) salir de su primer hogar, el Hotel Majestic, para acudir a las oficinas del periódico en la calle Pelai para entregar sus textos, aquellos en los que llama a seguir luchando, en ocasiones de la mano de su alter ego, Juan de Mairena. Es el poeta combativo, que sale a la calle, que ha visto la muerte cerca y tiene aún fuerzas para aplaudir a los voluntarios extranjeros o protesta ante la pasividad de líderes como Chamberlain.

El carácter modesto de Machado le hace renunciar a los lujos del Majestic para instalarse con su familia en Torre Castanyer, en Sant Gervasi. Allí seguirá usando la pluma como arma, escribiendo para su pueblo los textos que forman parte de este libro. Lo hará hasta que las tropas de Yagüe empiecen a llamar a las puertas de Barcelona, en enero de 1939. De allí, el poeta pasó a Colliure para morir en el exilio, como aquellos a los que había apoyado en sus artículos.

Antonio Machado a Barcelona (1938-39). Articles a ‘La Vanguardia’. Antonio Machado, Josep Playà (introducción) y Monique Alonso (introducción). Ayuntamiento de Barcelona, 2021. 144 p.

  • Antonio Machado a Barcelona (1938-39). Articles a ‘La Vanguardia’. Ajuntament de Barcelona, 2021

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