Barcelona Metropolis

La municipalización de las empresas del Gran Metro y el Transversal, a partir de 1957, impulsó la compra de material móvil y el crecimiento de la red. Ya en democracia, y sobre todo desde 1985, es cuando se han prolongado más líneas y se han creado otras nuevas.

Los usuarios del metro de Barcelona crecen cuando se abren nuevas estaciones, pero también cuando aumenta la población y, sobre todo, cuando se crean puestos de trabajo en la metrópolis. Desde 2023, la economía y la demografía soplan a favor del récord: octubre de 2024 fue el mes de mayor demanda y el año se cerró con 468,7 millones de validaciones de acceso, un 14% más que en el prepandémico 2019.

Plantilla y pasaje tienen proporciones de género inversas. De las 4.010 personas trabajadoras de la empresa FMB (del grupo TMB), el 64% son varones. Por el contrario, el perfil típico de usuario es el de una mujer, residente en Barcelona ciudad, de entre 25 y 45 años, y que está activa y ocupada laboralmente. También es fácil encontrar a turistas: el 20% de los que eligen Barcelona como destino utilizan el metro como transporte interno principal.

Hacer funcionar un metro cuesta dinero, que aportan los viajeros y también los contribuyentes, porque el transporte público beneficia a todo el mundo. Los costes van aumentando (con un pico por la pandemia), mientras que los usuarios eligen las tarifas planas, más favorables. Esto y las bonificaciones implantadas en 2022 explican que los ingresos por billetes cubran solo la mitad del coste del servicio.