El agujero negro de la dominación masculina hacia las mujeres

Najat El Hachmi hizo historia ganando el Premio Ramon Llull con El patriarca en 2008. Detrás de los flashes del éxito, sin embargo, la realidad es más amarga. En el libro El lunes nos querrán, narra una vez más qué representa ganar un premio que luego sirve para que los periodistas la interroguen sobre sus raíces musulmanas y la entronicen como —falso— modelo de integración.​

Su condición de migrante ha ocupado gran parte de la literatura de Najat El Hachmi, que pasó a la historia por ganar el Premio Ramon Llull con El patriarca en 2008. Era la primera vez que una escritora —o un escritor— de origen magrebí recibía un galardón tan codiciado por su dotación económica. Que el galardón se llamara Ramon Llull —filósofo que destacó por su afán de establecer puentes con la cultura árabe— imprimía una dimensión extra a este fenómeno literario tan sorprendente y jugoso, socialmente hablando. Queda claro que los de “aquí” —como dice El Hachmi— lo veían como un hito, una prueba de la imagen de “país de acogida” que las instituciones se esfuerzan en forjar. Sin embargo, detrás de los flashes del éxito, la realidad es más amarga. Así lo recoge El Hachmi, que narra, una vez más, qué representa ganar un premio que luego sirve para que los periodistas la interroguen sobre sus raíces musulmanas y la entronicen como —falso— modelo de integración.

Si en El patriarca la escritora catalana nos introducía en el opresivo mundo de las mujeres en el islam a través de la figura unidireccional del padre, en La hija extranjera (2015) y en Madre de leche y miel (2018) adquiere protagonismo la figura ambivalente y compleja de la madre. Y tirando de este hilo femenino llega ahora El lunes nos querrán, una novela de tonos autobiográficos escrita en castellano, ganadora del Premio Nadal. Asimismo, la propia autora se ha hecho cargo de la versión catalana, que, en la edición publicada por 62, ni tan solo se presenta como una traducción. En la cita que encabeza la obra se afirma: “A las mujeres valientes que salieron del camino recto para ser libres. Aunque doliera”. De hecho, la novela es una carta a una “tú”, la amiga que incita a la protagonista a salir de un barrio claustrofóbico que intenta, por todos los medios, coartar su vida como mujer.

portada del llibre_najat Cubierta de la versión catalana del libro El lunes nos querrán, de Najat El Hachmi

Con un juego bien construido entre ambas amigas, en el que la otra parece ser la persona fuerte, El lunes nos querrán se adentra en temas como la sumisión, la culpa, la maternidad, el racismo y también la presión social que se ejerce sobre las mujeres para que sean perfectas y dignas de ser amadas. Y lo hace con un relato que atrapa por la mirada de la protagonista, una joven de diecisiete años diferente del resto porque le gusta estudiar, una chica que aspira a un destino diferente del que, por su entorno, le correspondería. En cambio, el anhelo de libertad en el caso de la amiga —y también el de una tercera— está propiciado por unas familias más modernas. La cuestión es que las tres, cada una en su contexto, pagan un precio para apartarse del camino que la sociedad ha trazado para ellas.

El Hachmi describe, con una prosa cargada de sarcasmo, este barrio periférico de Barcelona que no determina en el mapa, el ambiente asfixiante que se respira con personajes como la Parabólica, la vecina cotilla y chismosa. También retrata el ambiente de una fábrica, en la que contratan a la protagonista para que realice duras tareas de limpieza en el turno de noche —“todo hubiera sido más fácil si me hubiera llamado Anna”—, o el ambiente banal de la universidad, una burbuja en la que se teoriza mucho y que está lejos de tener los pies en el suelo. 

Contiene aspectos de lo más novelescos, como la transformación al estilo No sin mi hija de los personajes masculinos y la deriva hacia un callejón sin salida de la amiga fuerte. Porque, de nuevo, la sexualidad vuelve a estar presente en el libro de la también autora de La cazadora de cuerpos (2011), una indagación del deseo femenino y del afán de la sociedad musulmana por controlarlo inoculando el veneno de la culpabilidad. En este punto se puede establecer un paralelismo con la escritora francesa de origen marroquí Leïla Slimani, que cuenta por primera vez en El país de los otros los orígenes de su familia, y hace aparecer a un personaje, Selma, que se encuentra atrapada en un cuerpo exuberante, por el que será castigada. En ambos casos se trata de una literatura que nos hace reflexionar acerca de la alteridad y el mestizaje, es cierto, pero, sobre todo, acerca de la dominación que se ejerce sobre las mujeres más allá de la cultura a la que pertenezcan.

El lunes nos querrán

Najat El Hachmi

Ediciones Destino, 304 páginas

Barcelona, 2021

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