La inteligencia artificial irrumpe en el mundo creativo y cultural
- Pliego de cultura
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- Ene 25
- 19 mins
Vienen tiempos nuevos que lo cambiarán todo. La inteligencia artificial (IA) está provocando un cambio sustancial en el ámbito económico y empresarial, así como en la sociedad. ¿Cómo lo están aprovechando la industria creativa y cultural? ¿Herramientas como ChatGPT, Midjourney, Claude o Jasper son aliadas o enemigas? Posiblemente son un apoyo relevante si se sabe sacar provecho de ellas. Las marcas creativas en Barcelona hacen chup-chup en la cata de las tecnologías más punteras y, aunque algunas se resisten, muchas acaban sucumbiendo al nuevo rumbo de la IA.
“La IA no es buena escribiendo guiones de teatro”, afirma Marc Villanueva, coordinador del posgrado en Escena y Tecnología Digital del Institut del Teatre. Villanueva reconoce que esta nueva era planteará muchas preguntas a las artes escénicas, aunque subraya que la autenticidad humana frente a las máquinas es innegociable, al menos hasta la fecha. Sea como fuere, los efectos de las nuevas tecnologías en el mundo cultural y creativo tendrán, y tienen, un gran impacto. Así lo indica Lali Soler, directora del área digital de Eurecat, que explica que, si bien en los últimos dos años la inteligencia artificial se ha acelerado, en los próximos meses y años experimentará un salto a mayor escala: “Avanzamos hacia una IA general, una especie de humanoide que todavía nos aproximará a resultados mejores y más exactos”. Mientras, la directora se muestra confiada en el avance y los usos de la IA generativa en las industrias creativas y culturales: “Ya empiezan a notarse los beneficios, que, en según qué ramas, aportarán modelos de mayor calidad sin grandes inversiones ni presupuestos”.
Está claro que las industrias creativas y culturales están segmentadas en varias áreas, y los efectos de la IA son muy diversos en cada una. Según el análisis del Mapa de las industrias creativas en Barcelona, el 58% de las empresas corresponde a actividades creativas, de las que la publicidad representa prácticamente un 40%; el diseño, un 36%; y la arquitectura, un 24%. Por lo que respecta a la industria cultural, supone una cuarta parte. Por subsegmentos, libros y prensa, cine y vídeo representan el 80% del total. Las empresas de edición de música engloban un 8%, mientras que la división de televisión y radio y los videojuegos están representados con un 6% cada uno. En el caso de los videojuegos, predominan las empresas individuales y emergentes.

Haciendo zoom en ámbitos específicos, el cine ya está explorando el abanico de opciones que ofrece la IA. La start-up de animación Runway, por ejemplo, es capaz de realizar una primera aproximación de la banda sonora, los diálogos o la fotografía de los filmes antes, incluso, de haber empezado el rodaje de una película. En festivales musicales como el Sónar+D, desde hace algunas ediciones se integra la IA con la música y el arte en experiencias inmersivas. En cambio, sectores como el del libro y las publicaciones estudian cómo afrontar estos desafíos. El debate ya no gira en torno a si el futuro del libro será en papel o digital; vienen cambios más profundos, que incluyen debates éticos. Josep Lafarga, presidente del Gremi d’Editors, hace referencia explícita a temas como la propiedad intelectual o los derechos de autor. De hecho, la creación de contenidos se ha disparado con la IA, y hay autores que llegan a publicar hasta mil libros al año, especialmente en plataformas de autopublicación. Esto ha llevado a Amazon a limitar las autoediciones a tres libros al día, una cifra que, según la empresa, es razonablemente humana.
El nuevo laboratorio de Palo Alto, en el 22@
En 2025, el epicentro de las industrias creativas y culturales en Barcelona estará ubicado en Palo Alto, en el corazón del 22@, con un laboratorio de experimentación único que contará con tecnologías de realidad extendida (XR). Estas aplicaciones capaces de combinar la realidad y la virtualidad permitirán la interacción con espacios inmersivos desde varios dispositivos. Palo Alto marcará un antes y un después en lo que se refiere a la disponibilidad de tecnologías de captación de imagen en movimiento, hasta ahora inaccesibles en Cataluña o España, y de sistemas de metaverso pioneros. Artur Duart, presidente de MagmaCultura y de Layers of Reality, cree que el reto que introduce la IA en el sector se traducirá en una mejora para la sociedad: “La revolución que viene ahora será mucho más significativa que la industrial, más global, y no debemos perder el tren de este nuevo paradigma, que nos traerá crecimiento profesional y personal”.
En la ciudad, el distrito 22@ se ha consolidado como el centro neurálgico de las industrias creativas y culturales; ha tomado así el relevo de las antiguas empresas textiles e industriales, y sigue comportando una profunda transformación económica. Acoge empresas de diseño, tecnología, publicidad y start-ups creativas. Entre las instituciones destacadas se encuentran el Disseny Hub Barcelona (DHub), con el Museo del Diseño, además de otros centros que dan fuerza a las industrias creativas y culturales.
El DHub ha acogido iniciativas que demuestran cómo la IA puede ser útil para la sociedad, con aplicaciones como, por ejemplo, en el ámbito de las personas mayores. Como muestra, se puede citar la iniciativa Memorias Sintéticas, de Domestic Data Streamers con el apoyo de BIT Habitat. Esta muestra ha fusionado los relatos de personas mayores con las nuevas tecnologías de IA para recuperar recuerdos visuales perdidos o no documentados mediante la generación de imágenes.
En cuanto a grandes macropantallas, Barcelona se prepara para acoger, un año más, uno de los eventos internacionales y creativos con más renombre: el Integrated Systems Europe (ISE). Este año se prevé que la IA y las tecnologías avanzadas tengan una especial relevancia. Desde la organización del ISE anuncian la presencia de Brian Solis, experto en IA, analista digital, escritor de tendencias disruptivas y visionario, que el 4 de febrero de 2025 desgranará las claves del futuro de la industria audiovisual y de la innovación en este ámbito en los próximos años. Mientras, las nuevas experiencias inmersivas y las tecnologías audiovisuales de última generación ya se viven en conciertos y eventos mundiales. Un caso del que se ha hablado bastante es la gira de Taylor Swift, que ha cautivado al público gracias al uso estratégico de pantallas led, efectos de iluminación y otros elementos innovadores que amplían la experiencia más allá de ámbito sonoro.

Para impulsar las industrias creativas y culturales, el consistorio barcelonés organiza unas mesas creativas dos veces al año, con la participación de todo el ecosistema de estos ámbitos, para fortalecerlo y trabajar conjuntamente con visión de futuro. Entre los agentes que participan destaca el Clúster Audiovisual de Cataluña, que acompaña al sector en los retos tecnológicos a través de sesiones didácticas y reuniones estratégicas para imaginar cómo las nuevas tecnologías cambiarán el panorama audiovisual. Miquel Rutllant, presidente del Clúster, razona que “es importante que tengamos nuevas infraestructuras y equipamientos, como el hub audiovisual de las Tres Xemeneies o Palo Alto, para que las empresas puedan probar las innovaciones tecnológicas que requieren mayor inversión y procesos de maduración más lentos”.
Las actividades creativas generan cerca de 190.000 puestos de trabajo en Barcelona, lo que representa el 15,6% de la ocupación de la ciudad y más de la mitad de la fuerza laboral creativa en Cataluña. En Barcelona, este sector ha experimentado una evolución de más del 3%, en comparación con el 2023. Así lo recogen los últimos datos del Departamento de Estudios de la Gerencia de Economía y Promoción Económica del Ayuntamiento. Estas cifras se corresponden con la visión internacional de la ciudad. Según el informe The Cultural and Creative Cities Monitor 2023, de la Comisión Europea, Barcelona es la 13.ª gran ciudad con mayor intensidad creativa, y destaca en capital humano, en educación, en conexiones locales y en materia internacional, entre otros aspectos.
Los municipios del área metropolitana también concentran iniciativas relevantes en el ámbito creativo y cultural, con gran dinamismo y atracción de talento. L’Hospitalet de Llobregat se ha convertido en un referente emergente cultural gracias a la apuesta por el arte urbano y por ser la sede de ferias internacionales como el Salón del Manga. Terrassa destaca por su tradición en el ámbito musical y audiovisual. Badalona combina tradición e innovación con iniciativas como el festival Filmets y espacios únicos de patrimonio histórico, como el Museu de Badalona. Por último, Sant Adrià de Besòs contará con el Catalunya Media City, también conocido como el hub de las Tres Xemeneies, en un emplazamiento que conecta con Barcelona, y aprovecha la proximidad del litoral y el Parc del Fòrum.
Barcelona afronta desafíos importantes, ahora acentuados con la revolución de la IA, por la proximidad con otros polos tractores, como Madrid y Valencia.
Modelos creativos mundiales
En el exterior, Barcelona se percibe como una gran potencia en múltiples vertientes. Además, destaca también por el talento y los profesionales de alto nivel en las artes visuales, sobre todo las artes digitales, y por el impulso literario. La ciudad cuenta con grandes oportunidades de internacionalización, derivadas precisamente de la tecnología. La demanda de contenidos y experiencias inmersivas (en artes escénicas, videojuegos, cine, vídeo, food design…) aumenta considerablemente año tras año. Sin embargo, Barcelona también afronta desafíos importantes, ahora acentuados con la revolución de la IA. La proximidad con otros polos tractores, como Madrid y Valencia, o la necesidad de enaltecer a los profesionales de las industrias creativas y culturales para superar la precariedad y la estacionalidad de actividades como los museos, el cine o el teatro son cuestiones que se ponen sobre la mesa.
Otros modelos de ciudad también abrazan la IA. Londres, por ejemplo, acoge eventos a gran escala como la London Fashion Week y cuenta con instituciones como el British Film Institute o la Tate Modern. La IA se ha implantado con fuerza y ha ayudado a crear un target muy específico. Otro ejemplo es Berlín, consolidado como centro de arte contemporáneo, con festivales como la Berlinale International Film Festival. La capital alemana ha invertido en el sector music-tech para desarrollar herramientas y nuevos instrumentos musicales basados en la IA. Las galerías de Nueva York también experimentan con exposiciones creadas por inteligencia artificial, y Tokio utiliza la realidad aumentada en la animación, creando simuladores ultrarrealistas y personalizados. Así es como la IA se ha expandido por todo el mundo.
Si hoy regresara a la vida alguien que hubiera vivido a principios del siglo xx, probablemente experimentaría un choque cultural importante o, simplemente, le costaría entender el mundo actual. Pero los vivos también pueden encontrar dificultades para comprender la gran transformación que está a punto de suceder. Las diferencias entre un nativo digital y las personas de generaciones anteriores a los mileniales afrontan la nueva etapa de forma muy distinta. A los primeros no les es extraño ponerse unas gafas inmersivas, contar su vida en ChatGPT o utilizar TikTok como recurso principal de búsqueda en internet.
Consumo, ética y regulaciones
En este momento histórico, la IA ya impregna todo el proceso creativo de un producto, incluso cuando el usuario lo consume. A menudo, el algoritmo sabe los gustos de una persona mejor de lo que la propia persona sería capaz de definir. Por tanto, no debería sorprender que, al mirar el móvil o una aplicación, el aparato muestre únicamente lo que gusta. La IA se ha aliado con la psicología humana, y está muy cerca de dónde quiere llegar. ¿Pero quién crea lo que se consume? En el pasado no cabía duda de que Chaikovski compuso El cascanueces o El lago de los cisnes. A partir de ahora, van a surgir dudas sobre si lo que sentimos, leemos o vemos ha sido creado por una persona humana o no. En el mundo del periodismo se debe ir con pies de plomo ante las fake news y los deep fakes, con vídeos que pueden llegar a suplantar identidades. No hay que bajar la guardia.
En el mundo del periodismo se debe ir con pies de plomo ante las fake news y los deep fakes, con vídeos que pueden llegar a suplantar identidades. No hay que bajar la guardia.
“Se redefine el concepto de creatividad. Habrá que saber si utilizamos la IA para enriquecer el arte o para uniformizarlo”, plantea Andreu Veà, pionero de internet en Cataluña. “Estamos ante una revolución que puede democratizar al genio creativo, como lo hará sin duda con la sanidad”, remacha Veà. En el campo jurídico, el abogado Xavier Ribas, fundador de Ribas Legal, descarta que la IA llegue a los estándares de empatía que tiene el ser humano. “La herramienta tiene el razonamiento, y tendrá la capacidad de crear desde cero, pero el reto legal es la autoría. Solo una persona puede ser responsable, no una máquina. Si hablamos en términos de asunción de responsabilidad, un salto de conversación es solo un medio muy preciso, pero sin las propiedades humanas de confianza, tranquilidad o comprensión. Por tanto, no se le puede atribuir un error frente a un tribunal”, añade Ribas.
España ha impulsado, durante su presidencia de la Unión Europea, la regulación sobre la IA. La Ley de la inteligencia artificial de la UE entró en vigor en agosto de 2024, y protege los derechos humanos, la propiedad intelectual, la ética, el legado cultural, la privacidad, la prevención de los sesgos y la sobreabundancia de contenidos, a la vez que apuesta por la innovación y el progreso tecnológico. Ahora bien, los límites siguen siendo borrosos, y los mensajes en la red X del director ejecutivo de OpenAI aún dejan más incógnitas: “No hay ningún muro”, dice Sam Altman.

Un pódcast con un clic
En la obra Yo, robot, Isaac Asimov, considerado el genio de la ciencia ficción que predijo el futuro, exploró la ética y las implicaciones de los avances tecnológicos: a mediados del siglo xx ya dibujaba un entorno en el que los humanos se relacionaban con las máquinas. “La ciencia gana más deprisa en conocimiento que la sociedad en sabiduría”, decía. Hoy en día, ni Asimov ni ninguna otra persona influyente y visionaria se lamentaría. O, al menos, así lo cree ChatGPT: “Estaría sorprendido y fascinado por todo el potencial de la IA”. Otras personalidades, como Stephen Hawking, que también alertaba sobre los riesgos de esta herramienta, verían que “se usan con sabiduría y de forma favorable para el ser humano”, según la plataforma de OpenAI cuando se le consulta cómo verían el mundo si estuvieran vivos hoy.
Es un debate recurrente. Hace poco, HBO Max ha puesto en su plataforma Rematch, una serie de seis episodios sobre el campeón del mundo de ajedrez y la supercomputadora de IBM Deep Blue. Ya en los noventa, se representaba la batalla entre la mente humana y la máquina. Jaque mate: Deep Blue conseguía despistar al adversario con jugadas más humanas que propias de una máquina perfecta.
Si se enviara una copia de este reportaje de Barcelona Metròpolis en formato PDF a la aplicación de Google NotebookLM u otros similares, la IA podría crear un pódcast entero, con voces diferentes, que explicase los retos de la cultura, las artes y el audiovisual. Presentadores y tertulianos ficticios podrían generar, a partir de ese mismo documento, un programa de radio que, si no supiéramos que es creado por la inteligencia artificial, recibiríamos como cierto.
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