Rescatar la Rambla para los barceloneses
Turismo, el peligro de morir de éxito
- Dosier
- Ene 25
- 13 mins
La Rambla, uno de los ejes más emblemáticos de Barcelona, vive un proceso de transformación, dirigido por el equipo KM_Zero, con el objetivo de recuperarla para la ciudadanía y preservar la identidad y el valor cultural. El proyecto busca rescatar el paseo de los efectos del turismo masivo, evitar la pérdida de residentes y convertirlo en un espacio más accesible, verde y acogedor. Además de una mejora de la movilidad y accesibilidad, la propuesta incluye la creación de zonas verdes, la preservación de elementos históricos y el impulso del comercio de proximidad. El objetivo es convertir la Rambla en un espacio vivo y auténtico, con visión de futuro, que rehúya del modelo exclusivamente turístico.
El espacio urbano ha sido desde sus orígenes un ámbito de relación y socialización. Con la fundación de las primeras ciudades, la plaza tenía ya la función de punto de encuentro social, económico, cultural y religioso. Sin duda, la arquitectura y el espacio urbano configuran el carácter singular de nuestras ciudades, que se encuentran en proceso de mutación y transformación constante.
El diseño urbano, y especialmente de nuestros centros históricos y patrimoniales, se enfrenta hoy a nuevos paradigmas de escala global: por un lado, los grandes retos del cambio climático y, por otro, el impacto socioeconómico provocado por el turismo masivo. Por eso, es en los ámbitos más emblemáticos y singulares de la ciudad en los que es necesario afrontar y abordar el problema con toda su complejidad.
La arquitectura y los proyectos de urbanización resolverán gran parte de los problemas relacionados con la modernización de las instalaciones urbanas, la ordenación y racionalización del espacio urbano, la funcionalidad, la movilidad, la accesibilidad, y la resiliencia y el confort climático. Pero, en determinados puntos neurálgicos de la ciudad, no es suficiente. Se necesitan, paralelamente, estrategias de actuación urbana para resolver temas colaterales, como la vivienda, la cultura y el impacto socioeconómico provocado por el turismo masivo.
Los arquitectos tenemos la doble responsabilidad de mejorar nuestro contexto arquitectónico y urbano, con visión de futuro, en coherencia con los retos actuales y respetando los valores históricos y patrimoniales propios del lugar. Pero la arquitectura no puede resolverlo todo y también necesita acciones paralelas de gestión.
Una intervención necesaria
La actividad turística tiene grandes impactos económicos positivos que repercuten en sectores determinados, pero también tiene, sin duda, graves impactos negativos en el conjunto de los habitantes, que se ven afectados por la expulsión de sus barrios, el monocultivo turístico, las aglomeraciones de los centros históricos y conflictos de convivencia, especialmente en horario nocturno. Esta situación no es exclusiva de Barcelona. Ciudades como París, Roma, Venecia, Praga y Lisboa, entre otras, sufren lo mismo.
En Barcelona, la Rambla, eje cultural y vertebrador del centro histórico, ha sido desde siempre reconocida internacionalmente como elemento identitario de la ciudad. Históricamente, los diferentes usos de la Rambla —con los quioscos de prensa y las floristas en el paseo central, las tiendas y los cafés en las plantas bajas, y los palacios y edificios culturales a lo largo de su trazado— han contribuido a generar una gran diversidad de prácticas y una complejidad urbana al servicio de la ciudadanía.
El impacto del turismo ha supuesto la pérdida de valor e identidad de uno de los ejes más emblemáticos de la ciudad y del centro histórico.
En los últimos años, el carácter del corazón de la ciudad ha sufrido grandes transformaciones que han deteriorado gravemente su aspecto original. La pérdida de residentes, la masificación y el monocultivo turístico del paseo central y de las plantas bajas son algunos de los principales problemas. El impacto del turismo ha supuesto la pérdida de valor e identidad de uno de los ejes más emblemáticos de la ciudad y del centro histórico.
Con el objetivo de regenerar la Rambla, en 2016 se convocó un concurso internacional, que ganó el equipo multidisciplinar KM_Zero, liderado por las arquitectas Itzíar González, Olga Tarrasó y yo misma. El concurso se planteó, acertadamente, con una apuesta innovadora: por un lado, un proyecto de urbanización y, por otro, unas estrategias de actuación urbanas. El equipo de KM_Zero trabajamos coordinadamente con vecinos, Administración, técnicos y otros agentes para consensuar el proyecto de renovación y materializar una de las apuestas clave de la propuesta: rescatar la Rambla para los barceloneses.
Recuperar la identidad
Rescatar la Rambla significa, entre otras cosas, recuperar la identidad de este eje, actualmente dañado debido, en gran parte, al monocultivo turístico descontrolado y carente de valor, que deteriora la imagen histórica y cultural de la ciudad y expulsa el interés de la ciudadanía.
El rescate de la Rambla consiste en convertirla en un bien común y no en un espacio mercantilizado. Por eso, durante el proceso de proyecto se creó la Comunitat Rambles.
El rescate de la Rambla consiste en convertirla en un bien común y no en un espacio mercantilizado. Por eso, durante el proceso de proyecto se creó la Comunitat Rambles, que garantiza que este espacio sea un espacio colectivo y no quede aprisionado exclusivamente por las dinámicas mercantilistas. Todas las propuestas en materia de cultura, vivienda, calidad del comercio, medio ambiente y gestión del turismo invitan a la Comunitat Rambles a supervisar unas políticas públicas que reequilibren el turismo.
Toca, pues, centrarse en un nuevo modelo de ciudad: viva, activa, diversa y plural; una ciudad auténtica y real, que rehúya el modelo globalizado creado exclusivamente para los turistas. La propuesta impulsa una regeneración urbana contemporánea, funcional, confortable, accesible, inclusiva, resiliente y respetuosa con el contexto urbano, el patrimonio arquitectónico y sus equipamientos culturales.
Varios estudios de accesibilidad han demostrado que el movimiento de los barceloneses en la Rambla es transversal —del Gòtic al Raval, para ir de un barrio a otro o a alguno de los equipamientos culturales (teatro Poliorama, Liceu, La Virreina, centro de artes Santa Mònica…)—, mientras que las personas que nos visitan la recorren mayoritariamente en el sentido longitudinal.

Para mejorar la accesibilidad, tanto longitudinal como transversal, el proyecto racionaliza el uso del espacio público, y convierte la Rambla en un eje pacificado con prioridad peatonal ampliando las aceras y el paseo central, acotando los carriles de circulación a uno de bajada y uno de subida, y creando ámbitos de carga y descarga en horario restringido. Para la mejora de la accesibilidad, también se plantea la ejecución de un pavimento adaptado, inclusivo y unitario, de fachada a fachada, para contribuir así a crear un espacio urbano coherente y armónico en su conjunto.
El proyecto resuelve también los conflictos de accesibilidad a pie en los extremos mar y montaña. Con la nueva propuesta, el paseo central llega a Colón sin interferencias, gracias a la eliminación del carril transversal que conectaba con las Atarazanas y del conjunto de parterres disgregados. Con esta acción se gana un amplio espacio-plaza frente al Museo Marítimo de Barcelona, que se incorpora al conjunto con un tratamiento arbóreo y arbustivo biodiverso, y que integra la mayor parte del arbolado existente.
El paseo central conecta así con el mar, con un nuevo espacio verde a ambos lados, que pone en valor la antigua puerta de entrada a la ciudad (en la calle Ample) y el Museo Marítimo, uno de los equipamientos culturales más importantes de nuestra ciudad, ubicado en un edificio, las Atarazanas Reales, que son Bien Cultural de Interés Nacional.
Por el extremo de montaña, junto a la plaza de Catalunya, se amplían los empalmes laterales de las aceras para acoger el gran flujo de peatones que llega. Por otra parte, también debemos poner en valor el contexto urbano. Por eso, la intervención propone la creación de tres grandes plazas, a las que llamamos espacios mayores, en torno a tres puntos emblemáticos por su contexto arquitectónico y patrimonial: Portaferrissa-Virreina, el Pla del Os y el Pla del Teatre. Cada uno de estos ámbitos se configura como una plataforma única con prioridad peatonal; se genera así una secuencia longitudinal de espacios-plaza que favorece el cruce transversal.
Reconocer los valores históricos de la Rambla quiere decir también significar y visibilizar las cinco antiguas puertas de entrada a la ciudad.
Reconocer los valores históricos de la Rambla quiere decir también significar y visibilizar las cinco antiguas puertas de entrada a la ciudad. Por eso, el pavimento, unitario de fachada a fachada y a lo largo del trazado, tiene un tratamiento especial y singular (bicolor, con pórfido y granito) que hace visibles los ámbitos de estas antiguas puertas de entrada: la puerta de Santa Anna - Canuda, Portaferrissa, la porta del Pla del Os, la del Pla del Teatre (calle de Escudellers) y la de la calle Ample.
Una Rambla con visión de futuro
Por otra parte, se debe proyectar la ciudad de hoy con visión de futuro. El momento de cambio climático que estamos sufriendo nos lleva también a pensar en la creación de un espacio urbano resiliente, que destaque el arbolado existente y proponga nuevas zonas verdes biodiversas (al final del eje y en el Pla del Teatre). La ampliación del paseo central permite, entre otras cosas, mejorar las condiciones del arbolado histórico (plataneros procedentes, en su mayoría, de la Devesa de Girona), con la creación de alcorques con mayor superficie drenante, la oxigenación del subsuelo y la integración de un sistema de riego automático, contribuyendo así a resolver los problemas de asfixia y sobrecompactación que sufre el arbolado actual.
El inicio de este proyecto tuvo un momento muy duro a raíz del atentado terrorista de agosto de 2017, en el que 16 personas murieron y más de un centenar resultaron heridas. Tras este hecho, se pidió al equipo KM_Zero la incorporación del Memorial la Rambla 17A, que se integró en el pavimento del Pla del Os, próximo al mosaico de Joan Miró, donde toda la población hizo espontáneamente el acto de duelo. Este hecho supuso también la integración de medidas de seguridad antiterrorista, que se han incorporado al proyecto mediante pilotes especiales para garantizar la seguridad de los peatones.
Los quioscos de flores y prensa forman parte de un paisaje urbano histórico. Por eso, el proyecto propone que se preserven y se reubiquen en algunos casos.
La renovación urbana pasa también por la integración y racionalización de los usos del espacio público. Los quioscos de flores y prensa forman parte de un paisaje urbano histórico, emblemático y singular de la Rambla. Por eso, el proyecto propone que se preserven y se reubiquen en algunos casos. Los de flores, históricamente ubicados frente al mercado de la Boqueria, se mantendrán en el mismo ámbito, en reconocimiento de las antiguas floristas que empezaron en este punto. En cuanto a los de prensa, se propone que se restauren (diseño de Pep Alemany i Enric Poblet, premio FAD 1972) y que se reubiquen a lo largo del trazado, de acuerdo con los criterios del Plan especial aprobado.
Con el proyecto de urbanización, el rescate de la Rambla ya se ha iniciado. Queda pendiente desplegar las estrategias de actuación planteadas por el proyecto, para hacer frente a la gestión del turismo, la recuperación de la vivienda, la apuesta cultural y la activación de un comercio cercano y de barrio, que ponga a los barceloneses en el centro.

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