Un Gabriel Ferrater de Reus más realista
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- Abr 25
- 7 mins
Ramon Gomis escribió, a finales de los años ochenta del siglo pasado, un libro de referencia sobre la figura de Gabriel Ferrater. I ahora vuelve, con una mayor perspectiva, más realista, alejada de la “mitología personal” creada alrededor de su figura. Una honesta revisión que separa la persona del personaje, el de un Gabriel Ferrater líder i seductor, construido a partir de los años de adolescencia, que engalanaba su propia biografía.
En la cubierta de El jove Gabriel Ferrater, la llegenda, de Ramon Gomis, hay una fotografía tomada durante el curso académico 1933/1934. Se trata de un retrato del Ferrater preadolescente, de cuando estudiaba primero de bachillerato y tenía once años. Lo realizó su amigo Pitu Massó. Ferrater parece bastante feliz, se le ve realmente elegante. Por la sonrisa y por la corbata, por la pose y por la raya, pero sobre todo por un abrigo que parece de un chaval que estudiara en un college inglés y que se aleja de la moda menestral que se esperaría de un estudiante del Institut Gaudí en el Reus de la Segunda República.
La estampa contrasta con la caracterización que Carlos Barral narra en sus memorias, las excelentes Años de penitencia (1975), cuando rememora cómo conoció a los hermanos Gabriel y Joan en la Universidad de Barcelona de finales de los piojosos años cuarenta. “Vestían de un modo antiguo, de antes de la guerra”. Si cuando era un chico ese abrigo delataba la pertenencia a una clase acomodada, en la gris posguerra un condiscípulo de casa buena veía la ropa con la que vestían los hermanos como un signo de una familia venida socialmente a menos.

La fotografía en cuestión ya ilustraba la primera página del artículo “Gabriel Ferrater, esbós d’una biografia juvenil”, que Gomis publicó en junio de 1977 en Serra d’Or. En aquel entonces, hacía cinco años del suicidio del poeta de Les dones i els dies, el periodista Ramon Barnils tenía en mente la idea de escribir su biografía y, a los pocos meses, Josep Miquel Servià publicaba un reportaje premiado y apresurado sobre la vida de Ferrater, elaborado a base de entrevistas más o menos fiables.
El contraste del librito de Servià con el artículo de Gomis era considerable, pero ambos habían comenzado su búsqueda porque estaban fascinados por un personaje que había adquirido una dimensión casi mítica. Gomis, nacido en Reus en 1946, lo ha explicado. Formaba parte de un grupo de jóvenes reusenses a los que les gustaba la literatura, la poesía y el teatro. Su novia, Rosa Cabré, había escuchado las clases de Ferrater sobre Carner en la Universidad de Barcelona y, en 1970, Lluís Pasqual lo había entrevistado para la todavía llamada Revista del Centro de Lectura de Reus. Los del grupo propusieron a Ferrater que fuera miembro del jurado de uno de los Premios Reus de Teatro. Lo aceptó. Gomis le llevó el acta del jurado a Sant Cugat para que Ferrater la firmara.
Fue la primera y la última vez que lo vio. Tras el suicidio, Gomis trató a la madre de Ferrater en el piso de Benet Mateu donde ella, Amàlia Soler, había vivido con su hijo mayor. Cuando ella también se suicida, Gomis comienza su búsqueda. Era el año 1974. Ha pasado medio siglo. Ferrater le fascinaba y la biografía del personaje solo podía fundamentarse a partir del conocimiento de una gente y de una realidad que era la de Gomis mismo. Podía acceder a Joan Ferraté, a amigos de juventud como Pitu Massó, que le daría esa y otras fotografías, y, además, estaba dispuesto a contrastar lo que Ferrater había contado de sí mismo y de su familia (en las entrevistas y en los poemas de apariencia autobiográfica) con los documentos que pudiera encontrar en los archivos. Con esta información escribió un libro de referencia por el que todos hemos pasado: El Gabriel Ferrater de Reus (1998). ¿Por qué Gomis ha vuelto ahora de nuevo al Ferrater de infancia y juventud?
Por dos motivos de peso. El primero es que, pasados los años, con mayor perspectiva, Gomis se ha alejado de la “mitología personal” de Ferrater (la expresión es de Marta Pessarrodona) y ha vuelto a la biografía con una mirada más realista. El descubrimiento más significativo, en este sentido, es la descripción de la estirpe materna, sobre todo de la abuela Rosselló, perteneciente a una familia de industriales y terratenientes. Es una rama sin la cual no se explica el confort burgués en el que creció Ferrater, pero al que él nunca se refirió.

Un relato más verosímil
Del mismo modo, el relato que el propio Ferrater elaboró sobre su peripecia durante la guerra y la posterior huida a Burdeos, ahora Gomis lo cuenta con una mayor verosimilitud: el primer motivo para marcharse de España era evitar que Gabriel fuese movilizado. Y la estancia en Francia solo fue posible porque ellos todavía eran lo suficientemente ricos como para poder emprender un viaje indefinido y vivir durante un periodo largo haciendo vida de chateaux. Ese mundo terminó cuando regresaron al Reus de posguerra. Los abrigos de antaño ya eran ropa del mundo de ayer.
La estancia en Francia fue posible porque la familia todavía era lo suficientemente rica como para emprender un viaje indefinido y vivir durante un periodo largo haciendo vida de château.
El segundo motivo, el más iluminador de esta honesta revisión, es la conexión que Gomis establece entre la temprana construcción que el Ferrater adolescente hizo de su imagen y la lectura de un libro que fascinó a ambos hermanos: el clásico Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain. En sus páginas encontró el modo de formalizar uno de los rasgos de personalidad que más le singularizaron: el afán de seducción. “No creo que después olvidara que, como en la novela, hay que decir solo en esencia la verdad para construir el personaje que nos conviene, el que le convenía”. Lo hizo, de entrada, para ser el líder del grupo de amigos que conoció en el Institut Gaudí de Reus, donde empezó a estudiar en el curso 1933/1934 y se tomó una fotografía magnética. Con el relato de su vida, artificioso para que fuera magnético como esa imagen, elaboraría su propia leyenda para seducir. “Siempre hay algún detalle, por sutil que sea, que adorna la biografía”, detecta Gomis. Y detectarlo, sin afán de reventar nada ni de ser justiciero, sino con el afán de comprender mejor a la persona tras el personaje, es lo que se ha propuesto Gomis. Y lo ha conseguido.
El jove Gabriel Ferrater, la llegenda
Ramon Gomis
Empúries, 2024. 133 páginas
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