Desde el siglo XIX, el mundo de los fumadores ha generado una serie de materiales ligados a las artes gráficas que, a pesar de su carácter efímero, han llegado hasta nuestros días gracias al coleccionismo. 

Uno de estos productos fue la caja de cerillas y los cromos que formaban parte de ella. La temática iconográfica de estos productos es bastante diversa, pero como el mundo del fumador estaba mayoritariamente ligado al género masculino adulto, uno de los referentes iconográficos fue la imagen femenina. Reinas, princesas, heroínas, actrices o mujeres anónimas acompañaban diariamente a los fumadores a través de los cromos.

La figura de la mujer también ha sido protagonista a través de imágenes eróticas, siendo bastante habitual la existencia de series coleccionables de cromos de cajas de cerillas en las que la protagonista era una mujer desnudándose, vistiéndose o bañándose, retando al espectador con una mirada seductora. Marès colocó estos ejemplares de temática erótica en el fondo más escondido de la sala sólo al alcance de los ojos más atentos y curiosos.