Numerosos santuarios y centros de culto religioso han trascendido el interés devoto de los fieles del entorno más cercano para convertirse en lugares de peregrinación para un amplio ámbito territorial.

Fundado en 1025 por el abad Oliba, Montserrat fue uno de los muchos monasterios que se construyeron en Cataluña en la época medieval, pero fue adquiriendo una destacada relevancia, hasta convertirse, en la última parte del siglo XIX, siguiendo el movimiento cultural del Renacimiento, en el centro de la fe católica en el país, y su titular fue declarado patrón de Cataluña. Elementos a los que hay que sumar el atractivo de visitantes debido a la singular topografía de la sierra que alberga el santuario.

Pinturas, esculturas, relieves, paneles de marquetería, grabados, pequeños objetos de memoria y devoción, que muestran la evolución iconográfica de la imagen con los cambios de vestidos y joyas. En estas obras queda patente el éxito del modelo ambientado en el periodo barroco, en el que María estaba sentada en la montaña o en un trono.