Hoy en Barcelona hay más de novecientas áreas de juego, más de un centenar de las cuales se han renovado o son nuevas. Las superáreas de juego se enmarcan en las medidas del Plan de juego en el espacio público, para garantizar el derecho al juego de la infancia en el espacio público.

Forman parte del plan otros proyectos como la transformación de los patios escolares en espacios naturalizados, coeducativos y comunitarios, donde se pueda jugar y aprender al aire libre; el programa “Protegemos las escuelas”, que también ha mejorado las condiciones del espacio público donde hacen vida los niños y niñas y las familias, o “Jugamos a las plazas”, con dinamizaciones de juego en treinta plazas de la ciudad, entre otros.

Entre los beneficios de una ciudad jugable destacan el bienestar físico, social, mental y afectivo de los niños y niñas gracias al contacto con la naturaleza y el hecho de poder disfrutar de tiempo de ocio y relación con otras personas.