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La vegetación

Simona Rota

Entre los dos grandes modelos de jardines europeos heredados de la tradición francesa —con sus geometrías y sus parterres formalistas— y de las corrientes alemanas e inglesas —que se inscriben en el amplio concepto de jardín salvaje—, hay una presencia de lo vegetal en las ciudades contemporáneas que no se atiene ni a un paradigma ni a otro, pues opera desde el desbordamiento y la rebeldía.

Se trata de la naturaleza expandiéndose y creando posibilidades inesperadas, el verde o, mejor dicho, los distintos verdes configurando un pantone cromático que replica a la uniformidad del asfalto.

Junglas de vegetación que son pulmones para la ciudad. Prótesis en forma de árboles, tupidas estaciones florales y mantos de hierba que se resisten a ocupar los lugares a los que fueron confinados. Cierta exuberancia entendida no como contrapunto irreductible, sino a la manera de un ecosistema cuya ausencia de normas nos protege de las numerosas normatividades y los signos inequívocos que articulan las metrópolis.