Juntas no estamos solas: Mujeres Activas de Vallbona

Vallbona, allí donde se acaba Barcelona y empiezan las grandes autopistas, es un pequeño oasis verde, de poco más de mil habitantes. Tiene una farmacia recientemente estrenada, tres bares y una tienda de comestibles; el campo de fútbol grande y luminoso del Racing Vallbona, y la única finca de explotación agraria que queda en la ciudad, La Ponderosa.

En el Casal de Barrio conviven actualmente la Asociación de Vecinos y Vecinas, la Asociación de Personas Mayores y Dones Actives. El casal es famoso por sus bailes quincenales de personas mayores, de teclado y micrófono al más puro estilo Benidorm, con los cuales consiguen que vengan abuelas y abuelos de Montcada y San Andreu. Pero el encuentro semanal de los viernes por la tarde de Dones Actives es vital para una veintena de ciudadanas de Vallbona, que se encuentran desde hace veinte años.

Su actividad, casi testimonial si la comparamos con la otros tejidos asociativos de la ciudad, es fundamental para ellas. Entre lo picoteo, las agujas de hacer media y los deberes escolares, hablan de aquello que las preocupa y se reconfortan. Conocemos a Leonor, Mercedes, Evangelina, Montse, Dolores, Julia, Carmen y Candela. Hablan todas a la vez y es imposible saber quién dice qué. Tomamos su voz como el que son: un grupo coral de amigas inseparables, una voz colectiva y femenina del barrio, orgullosa y luchadora a la vez. La tarde del viernes en que las visitamos hablan de las mejoras en transporte público y en limpieza en el barrio y de las dificultades en verano, cuando la Reguera Condal se llena de hierba y llegan los bichos, los incendios y los bañistas otras partes de la ciudad que lo ensucian todo.

Este grupo abierto solo formato por mujeres, “donde desconectamos de los hombres porque nosotros somos las que llevamos la voz cantante”, se formó con la idea de compartir experiencias entre ellas y de colaborar con otras comunidades del barrio. “Hemos impartido clases de cocina y paellas, quedamos para coser, hacemos manualidades y comemos: aquí se come el que se lleve. Y Leonor, como va a la escuela para aprender a leer y escribir, hace los deberes y nos ayudamos y colaboramos entre todas. El que no sabe una, lo sabe la otra”, afirman. Julia asegura que el grupo lo ha ayudado a salir de la depresión, mientras que Candela afirma risueña que lo ha ayudado a ganar unos kilos de más.

El crecimiento de estos espacios depende, en gran medida, de la incorporación de gente más joven y, también, procedente otros contextos culturales.
La más joven tiene 48 años. Donde están las jóvenes? Parece claro que la continuidad y el crecimiento de estos espacios depende, en gran medida, de la incorporación de gente más joven y, también, procedente otros contextos culturales. Por eso es clave el trabajo de Benet Pérez, el dinamizador del casal. Crear cohesión entre las entidades, trabajar la inclusión entre la comunidad del barrio y hacer que este grupo de mujeres no se quede hacia adentro, sino que pueda ir hacia fuera, formando parte otras acciones son las tareas que Benet sabe que tiene que afrontar. Porque Dones Activas reconoce que está baja forma. Hace un par de años que no hace ni las paellas para el barrio y entre ellas no hay consenso: algunas querrían reactivar las actividades para todo el vecindario y hay otras que consideran que con su íntimo encuentro semanal ya hacen una buena labor.

Acción y energías comunitarias: visibilizarlas y conectarlas

“Todo reto social no puede tener una respuesta individual. Cuando hablamos de respuestas colectivas, cuando la gente se organiza, reivindica, adopta cualquier forma organizativa, hablamos de energías comunitarias.” Parla Óscar Rebollo, director de la Dirección de Servicios de Acción Comunitaria del Ayuntamiento de Barcelona.

Las equipaciones de proximidad y las políticas con perspectiva comunitaria son motores para construir respuestas colectivas a los retos sociales.
Le preguntamos qué trabajo hace respecto a estas fuerzas. “La posición del Ayuntamiento es doble: cuando hay gente organizada, por ejemplo, una asociación, los tenemos que dar facilidades, recursos o interlocución; cuando no existe sociedad organizada, entonces el Ayuntamiento puede construir respuestas colectivas, a través de dos motores: el servicio de la política social (educación comunitaria, salud comunitaria, servicios sociales comunitarios, planes de barrio) o a través de las equipaciones de proximidad. A Barcelona, por ejemplo, son líderes las bibliotecas, pero también inciden en esto los casales de barrio, los casales de jóvenes, las escuelas, los patios abiertos… Ahora estamos pensando como hacer cocinas y bibliotecas abiertas, tanto en escuelas como institutos”, explica Rebollo.

La acción comunitaria municipal se basa en tres líneas de actuación: el asociacionismo, las equipaciones de proximidad y las acciones comunitarias en los barrios, tradicionalmente conocidas como planes comunitarios. Uno de los proyectos más recientes son las Energías Comunitarias. Lo explica Rebollo: “En la ciudad hay una energía que produce la gente cuando se organiza para hacer cosas. Grupos de caminantes de un centro de salud, padres y madres que hacen teatro comunitario en una escuela, el grupo de un huerto urbano, una cooperativa de consumo autogestionada…”.

‟Lo proyecte Energías Comunitarias”, continúa Rebollo, ‟quiere conocer, reconocer y conectar estos proyectos. Existe un equipo en el territorio, ‘las exploradorasʼ, que buscan donde hay energías en la ciudad más allá de los lugares evidentes. Para tener conocimiento de ellas, para apoyarlos y para conectarlas con otros proyectos que también están pasando en la ciudad, de forma que el proyecto local se enriquezca”.

‟La inmensa mayoría del año vayamos bajo tierra, detectando energías, y cuando tenemos un cierto nivel de conexión, una o dos veces al año, salimos a la superficie y basura el Encuentro de Energías Comunitarias: cogemos un barrio o un conjunto de barrios, para destacar aquel barrio como promotor de aquellas energías, y desde allí se hace un llamamiento a otras energías de la ciudad”, detalla.

Rebollo asegura que los encuentros, más que perseguir el éxito cuantitativo, buscan el éxito cualitativo. “No son encuentros multitudinarios”, precisa, “pero después nos encontramos con que, cuando llega la convocatoria de subvenciones, se presentan conjuntamente dos colectivos porque se encontraron en Energías, o que la radio comunitaria ha pedido ayuda a el ICUB, o que en la Verneda ha funcionado la iniciativa ‘Vecina, baja tu sillaʼ, con mujeres que bajen al espacio público para habla de los temas de los cuales quieren hablar…”.

‟Vivimos en una sociedad que puerta cuarenta años de ultraindividualización. Una sociedad anticomunitaria, donde yo soy ‘yo y mis pastillasʼ y dónde, seguramente, no hay la fortaleza comunitaria que nos gustaría”, concluye Rebollo. Por eso, en este contexto donde hay que construir vínculos, los números tienen una importancia relativa. “Si basura un ‘Vecina, baja tu sillaʼ y conectamos a 25 mujeres, esto ya es un éxito”, afirma.

‘Retratos de la Barcelona comunitaria’: un paseo por las energías comunitarias de la ciudad

El periodista Yoão Francia se ha encargado de confeccionar un libro sobre estas energías, que se publicará y presentará el próximo 25 de marzo en el marco del VI Encuentro de Energías Comunitarias en Barón de Viver, la Trinidad Vieja y el Buen Pastor.

“La ciudad también la mueve la energía de la gente que hace cosas colectivamente. Participio o no el Ayuntamiento. Todas tienen la misma lógica: por ejemplo, el papel que juega El Lokal, la Casa de la Solidaridad y el ágora Juan Andrés Benítez. Son colectivos que no participarán en un espacio convocado por el Ayuntamiento, pero que generen comunidad”, dice Francia.

 ha recursos para la comunidad que no salen del público, sino de la autogestión.