“Supongo que la historia de A.K.A. llevaba meses dándome vueltas por la cabeza”, acepta Daniel J Meyer, dramaturgo argentino de 36 años que llegó hace ya bastante tiempo a Barcelona. Y es su procedencia la que explica el tema central de A.K.A. (Also Known As), el espectáculo que, dirigido por Montse Rodríguez y protagonizado por Albert Salazar, fue el gran triunfador de los últimos premios Butaca y que ahora llega a los escenarios del Barcelona Districte Cultural. A.K.A. plantea como pregunta central  una cuestión sobre la identidad y sobre cómo está queda afectada por factores como nuestra procedencia o nuestro color de piel. A.K.A se plantea (y plantea a sus espectadores) si somos quienes sentimos que somos o somos quienes los demás piensan que somos. Y lo hace a través de Carlos, un adolescente que cuando empieza la historia tiene 16 años, un adolescente a quien le suceden cosas que le llevan a preguntarse quién es y por qué su país de procedencia y su color de piel (Carlos es adoptado) hacen que los demás le vean de manera distinta a como él se entiende.

“Me interesa mucho el mundo de los adolescentes y me preocupa conseguir que venga gente joven a los teatros”, apunta Meyer con la satisfacción de que A.K.A. sí que lo ha conseguido: y no sólo funciones para institutos, sino “muchos padres que vienen con sus hijos y a partir de la obra pueden iniciar un diálogo sobre temas que hasta ese momento no abordaban”, explica el director que admite que, quizás, uno de los motivos por los que la pieza ha conectado tan bien con los jóvenes “es porque conectan bien con ella porque es muy emocional” Esa conexión tiene también mucho que ver con la música que Carlos escucha -Cypress Hill, Cristal Fighters, Calle 13 o Kendrick Lamar- y sus habilidades a bordo de un skate.

“El personaje estaba muy definido en el texto, pero lo creamos de acuerdo a las capacidades de Albert y eso hace que, como actor, se sienta a gusto sobre el escenario aunque tenga que defender el monólogo en solitario”, añade la directora Montse Rodríguez.