Socios digitales: ventajas del aprendizaje intergeneracional

Il·lustració. © Laura Watcher

La digitalización de la población no se produce al mismo ritmo para todos: las personas jóvenes tienen más facilidad que las mayores para adquirir competencias digitales. El aprendizaje intergeneracional puede contribuir de forma positiva en las personas con menor formación e información digital y, a su vez, reforzar las relaciones entre jóvenes y mayores, reducir barreras y romper estereotipos negativos entre generaciones.

La reducción de la brecha digital es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 9) de las Naciones Unidas. Por ello, se han puesto en marcha diversas iniciativas para facilitar el acceso a la tecnología a través de programas de alfabetización digital y de mejora del acceso a internet. La razón principal es que, en las sociedades contemporáneas, el acceso y la adopción de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y las competencias digitales pueden ofrecer múltiples ventajas al conjunto de la población: el acceso a una mayor cantidad de información, una mayor conectividad entre personas o una reducción de costes en muchos sectores de actividad y en nuestra vida cotidiana. Por tanto, conseguir una participación muy amplia de la población en el mundo digital es la mejor manera de aprovechar el potencial tecnológico y social que estas tecnologías pueden proporcionar, especialmente a través de internet.

Pero sabemos que el grado de digitalización no es igual entre los distintos grupos de población, con niveles de accesibilidad y adopción muy dispares, especialmente entre personas que no tienen la misma edad. Las diferencias generacionales forman parte de una brecha digital más amplia en la que intervienen varios factores más allá de la edad. Aun así, estudios recientes muestran cómo los jóvenes dependen cada vez más de la digitalización, por ejemplo, a través de las redes sociales, y están cada vez más convencidos de los beneficios de la vida en línea, según una de las conclusiones de una encuesta global realizada por UNICEF y Gallup a través del proyecto La infancia en transformación.

Este estudio compara las experiencias y visiones de dos grupos de edad (por un lado, de 15 a 24 años y, por el otro, de 40 años o más) para comprobar la existencia de divisiones generacionales en la forma de vivir hoy en día y constatar si los jóvenes ven el mundo de una manera diferente a cómo lo ve la gente mayor. Llevada a cabo durante el primer semestre de 2021 en 21 países y con una muestra de más de 21.000 personas, los resultados de la encuesta revelan que la división más profunda entre personas jóvenes y mayores se produce en relación con la tecnología digital, es decir, con la brecha digital.

La encuesta señala que los jóvenes tienen más posibilidades de estar en línea cada día que las personas mayores, hasta el punto de que, de media, el 77% de los jóvenes utiliza internet diariamente en comparación con el 52% de las personas mayores . En casi todos los países encuestados, los jóvenes son más propensos que los mayores a utilizar internet con esta frecuencia, en parte porque dependen mucho más de las plataformas en línea que de las fuentes tradicionales para acceder a noticias e información en general. La inclinación a utilizar de forma preeminente las redes sociales marca la mayor diferencia entre generaciones, tal y como lo demuestra que el 45% de las personas jóvenes acceden a estas plataformas para mantenerse informadas, y solo lo hace un 17% de la gente mayor.

El informe no solo subraya la existencia de una brecha generacional en el uso de las herramientas digitales, sino que también pone de manifiesto que existen perspectivas distintas sobre los beneficios y los riesgos en el uso de las tecnologías. Por ejemplo, los jóvenes usuarios de internet están menos preocupados por la privacidad en línea: solo el 25% de la juventud expresa estar muy preocupado por el hecho de que su información personal se pueda recopilar y compartir cuando se encuentran conectados, mientras que entre la gente mayor usuaria de internet esta cifra sube hasta el 36%.

En general, el estudio de UNICEF y Gallup pone en evidencia que, a medida que la sociedad se vuelve más y más digital, existe una realidad incuestionable que tratar, que es la denominada brecha digital generacional. Y las diferencias generacionales se añaden y se interrelacionan con las desigualdades sociales de la brecha digital. Los ingresos, la educación o el estatus social marcan la diferencia a la hora de acceder en mejores o peores condiciones a internet y a todos sus beneficios, en un mundo donde la información es el recurso más importante. Y estas diferencias crean la brecha digital entre personas jóvenes y mayores, entre ricos y pobres en información.

Aprender mutuamente entre jóvenes y mayores

Si bien los optimistas tecnológicos argumentan que las cifras crecientes de usuarios de internet dentro del grupo de edad avanzada podrían indicar que el problema desaparecerá tarde o temprano, las personas mayores todavía disponen de un papel limitado para adquirir habilidades digitales por sí mismas. Por este motivo es necesario tomar otras medidas, además de dejar pasar el tiempo, para que se solucione la brecha generacional. En este sentido, al margen de la investigación sobre los grados de accesibilidad y de adopción digital, se necesitan enfoques que vayan más allá del despliegue tecnológico y que tengan en cuenta la promoción de los contactos sociales para influir en la digitalización, sea mediante el acceso a los recursos digitales o bien a través del soporte en la adquisición de habilidades digitales. En esta línea, algunos estudios muestran las ventajas del aprendizaje digital intergeneracional, un esfuerzo pedagógico que contribuye de forma positiva en las personas con menos información digital y que, a su vez, fortalece las relaciones intergeneracionales existentes, reduciendo barreras y rompiendo los estereotipos negativos entre generaciones.

Por ejemplo, en un estudio de caso realizado en Portugal, Azevedo y Ponte (2020) muestran la contribución positiva del aprendizaje intergeneracional entre personas emparentadas para avanzar hacia la inclusión digital y social de las personas mayores, así como para promover una mayor comunicación, apoyo, comprensión y solidaridad entre generaciones. Otros, como Leek y Rojek (2021), a través de una investigación llevada a cabo en diferentes ciudades europeas (Berlín, Gotemburgo, Madrid y Sheffield), ponen de relieve la importancia del aprendizaje intergeneracional de personas no emparentadas entre personas jóvenes migrantes y personas mayores. En el estudio queda patente que las herramientas digitales pueden ayudar a aquellas personas que no tienen un buen dominio ni de las TIC ni de la lengua y, por tanto, el aprendizaje intergeneracional facilita la comprensión mutua y contribuye a romper la polarización que se puede producir entre los jóvenes inmigrantes y las personas mayores no emparentadas en beneficio mutuo de ambas partes. Más cerca tenemos estudios como el de López Seguí (2019) sobre “socios digitales” en las poblaciones de Vic y Centelles, en Cataluña, que se enmarca en un proyecto de aprendizaje intergeneracional con el objetivo de mejorar las competencias digitales de personas mayores de 65 años en el uso de teléfonos inteligentes y tabletas con sus “socios” intergeneracionales de 14 a 15 años.

Por un lado, sabemos que adquirir competencias TIC puede reducir la brecha digital entre las personas jóvenes y la gente mayor, a la vez que ofrece una mayor autonomía a los mayores y, en definitiva, un envejecimiento activo con inclusión social. Y, por otro, el aprendizaje digital intergeneracional puede conducir a una mayor cohesión entre las generaciones en la manera en que los jóvenes y las personas mayores se identifican con el mundo que los rodea, su visión y sus valores. Y este no es un tema menor. La Agenda Digital para Europa (2010-2020), una de las siete iniciativas insignia de la estrategia Europa 2020 para el crecimiento y el empleo, define el papel clave de las TIC y subraya la relevancia del soporte intergeneracional, especialmente hacia la gente mayor en el aprendizaje del uso de las tecnologías digitales. En este contexto, en el documento ICT for Seniors' and Intergenerational Learning, la Comisión Europea asume que el uso de las TIC es un medio idóneo para favorecer el aprendizaje intergeneracional y para superar la brecha digital.

Il·lustració. © Laura Watcher Ilustración. © Laura Watcher

De entrada, cuando se plantea la necesidad de aumentar la alfabetización digital y las habilidades TIC de las personas mayores, es importante destacar el soporte potencial de la familia y los amigos. Cuando las personas mayores reciben ayuda de todo el mundo para usar la tecnología en general e internet en particular, muy probablemente se encuentran más motivadas por aprender. Sin embargo, la presencia y la proximidad de generaciones digitales jóvenes en el contexto familiar y de amistades no solo puede contribuir positivamente en el uso y adopción de las TIC por parte de las personas mayores, sino también a un acercamiento intergeneracional que mejora la vida de todas las generaciones, de hoy y del futuro.

Con la aceleración de la digitalización en las sociedades contemporáneas, es necesario que las competencias digitales de las personas más jóvenes se puedan transferir de manera más efectiva a las personas mayores. Y esto es imprescindible en un contexto de aceleración en el uso y la implementación de aplicaciones como las de e-banking, e-shopping o e-health en la economía digital actual. No hacerlo puede representar, en el mejor de los casos, un bienestar individual menor y, en el peor, una discriminación tecnológica que se manifieste en forma de pobreza y exclusión social. Hemos visto esta última realidad demasiado a menudo durante la pandemia de la covid-19, cuando muchas personas mayores sin acceso a internet estaban desconectadas y no podían seguir los consejos en línea, lo que provocaba su aislamiento social. En otros casos, no era la falta de acceso, sino de habilidades digitales, lo que aumentaba la falta de conocimiento al limitar su acceso.

En definitiva, aunque parece razonable pensar que las características socioeconómicas individuales son relevantes para explicar la calidad del acceso y las habilidades TIC en la población de mayor edad, un enfoque únicamente individualista ignora cómo las generaciones jóvenes y de personas mayores interactúan y se influyen mutuamente. En principio, los jóvenes altamente digitalizados superan ampliamente en capacidades tecnológicas a las personas mayores, incluyendo a sus progenitores, y, por tanto, se encuentran en condiciones de proporcionarles conocimientos o recursos TIC. Es decir, las generaciones más jóvenes están en una buena posición para que los mayores se pongan al día en los avances más recientes. Desgraciadamente, con demasiada frecuencia en los medios de comunicación y en la cultura popular se refuerza la historia de vidas digitales paralelas y separadas entre jóvenes y mayores, a pesar de que todas las generaciones se mueven juntas en el tiempo y son interdependientes entre sí. De hecho, en cualquier parte del mundo descubrimos sistemas de reciprocidad intergeneracional: existe una transferencia sistemática de conocimientos, habilidades, competencias, normas y valores entre generaciones. Y las transferencias no son solo las que hace la gente mayor a la juventud, sino también al revés. Una forma directa de este último tipo se produce a través de las iniciativas de aprendizaje digital intergeneracional, o sea, dando acceso e información relevante sobre el uso y la implementación de las TIC a las personas mayores a partir de las competencias TIC de la generación joven que está (generalmente) más digitalizada. Este intercambio de conocimiento también es posible de forma indirecta si la persona mayor se encuentra en contacto constante con gente joven y con sus hábitos y usos digitales.

Desde esta perspectiva ampliada del capital social, las generaciones más jóvenes pueden influir en una transición digital más universal si existe solidaridad intergeneracional dentro y fuera del hogar, y si las personas jóvenes y mayores trabajan hacia un objetivo común de digitalización universal. En la actualidad, aunque se está poniendo mucho énfasis en la educación y las competencias digitales de las personas más jóvenes, especialmente para su empleabilidad futura, a menudo se olvida que estos conocimientos pueden ser trasladados a las personas mayores, tal y como ya se ha hecho en otros temas primordiales como la movilidad sostenible o el reciclaje.

 

Referencias bibliográficas

Azevedo, C. y Ponte, C. “Intergenerational solidarity or intergenerational gap?”. Observatorio, 14 (3), 16-35. 2020.

Leek, J. y Rojek, M. (2021). “ICT tools in breaking down social polarization and supporting intergenerational learning: cases of youth and senior citizens”. Interactive Learning Environments, DOI: 10.1080/10494820.2021.1940214. 2021.

Seguí, F. L., de San Pedro, M., Verges, E. A., Algado, S. S. y Cuyàs, F. G. “An intergenerational information and communications technology learning project to improve digital skills: User satisfaction evaluation”. JMIR Aging2(2), e13939. 2019.

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