Mario Gas dirige a Daniel Freire y a uno de los grandes nombres de los escenarios y el cine argentinos, Miguel Ángel Solá, en un juego dialéctico sobre la vida y el teatro. Una de las piezas más representadas de la dramaturgia valenciana del siglo XX.
El primer proyecto teatral de Gas tras dejar la dirección del Teatro Español vuelve a traer a los escenarios barceloneses a Miguel Ángel Solá, un argentino de sangre catalana que ya pasó por el Teatre Borràs en 2010 con Por el placer de volver a verla, pero que se prodiga poco en la ciudad. Ver al actor, que ha acumulado todo tipo de premios en su país, es todo un lujo, y más si protagoniza un duelo teatral construido por el valenciano Rodolf Sirera con la precisión de una partida de ajedrez. En el París del siglo XVIII, un aristócrata invita a un actor de fama a representar una obra que él mismo ha escrito y para la que busca un realismo llevado hasta el límite. Pero el texto trata sobre Sócrates, el filósofo que puso fin a su vida bebiendo una copa de cicuta. Y el problema es que la veracidad con la que el actor interpreta el momento del fallecimiento no parece satisfacer las ambiciones estéticas del noble... Un montaje íntimo que nos habla de poder, sumisión y de la frontera entre la vida y la representación teatral.
Autoria: Rodolf Sirera; Versió i adaptació: José María Rodríguez Méndez; Direcció: Mario Gas; Ajudant de direcció: Montse Tixé; Intèrprets: Miguel Ángel Solà, Daniel Freire; So i música: Orestes Gas; Escenografia: Paco Azorín; Vestuari: Antonio Belart; Disseny d'il·luminació: Juan Cornejo; Regidoria: María García de Oteyza; Gerència: Miguel García de Oteyza; Direcció de producció: Concha Busto, Sandra Avella Pereira; Producció executiva: Concha Busto, Sandra Avella Pereira; Fotografia: Ros Ribas;
