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El Ramadán, más allá del ayuno

07JUN2017

El Sagrat Alcorà

Pakistaníes, marroquíes, argelinos... Muchos miembros de estas comunidades barcelonesas y algunas más celebran durante este mes el Ramadán, una de las principales celebraciones musulmanas. El ayuno durante las horas diurnas es uno de los aspectos más conocidos de una fiesta que, aún así, es mucho más compleja.

Se calcula que en Cataluña  había, en 2016, cerca de medio millón de musulmanes, buena parte de los cuales viven en Barcelona. Algunos han nacidos aquí y otros proceden de países que van de Marruecos o Pakistán a Argelia, Senegal o Nigeria, entre otros puntos de origen. Todos los que observan los preceptos de su religión celebran estos días, desde el pasado 27 de mayo al próximo 25 de junio, el Ramadán, una fiesta que cambia cada año de fecha (se desplaza unos 12 días anuales respecto a nuestro calendario) puesto que se fija según el calendario lunar que emplean los musulmanes. De hecho, "Ramadán" es el nombre del noveno mes lunar, durante el cual los fieles están obligados a observar el ayuno. Pero esta práctica, a la que están obligados los creyentes púberes y en buenas condiciones de salud, se conoce entre los musulmanes con el nombre de ṣawm.

Así pues, mujeres embarazadas, viajeros en tránsito, enfermos, ancianos y ancianas demasiado
débiles están exentos de la obligación de hacer ayuno o ṣawm, que no sólo incluye la prohibición
de comer alimentos durante el día, sino también de beber agua o mantener relaciones sexuales.

Ramadà

Ahora bien, del mismo modo que se establece esta limitación entre la salida y la puesta de sol, las normas musulmanas también obligan a tomar agua y alimentos desde el mismo momento en que se pone el sol. Es el llamado iftar, la primera comida que rompe el ayuno y que frecuentemente se hace de manera colectiva. De entrada, hay que comer un alimento dulce y ligero, como por ejemplo los dátiles, que se acompañan de agua o leche. Y a partir de aquí, la ruptura del ayuno desencadena un festival gastronómico que llena las mesas de las familias musulmanas de comidas caseras deliciosas y especialmente energéticas, entre las cuales la sopa harira, una especialidad marroquí hecha de carne, verduras, garbanzos y especias, y un buen número de dulces deliciosos. Entre los pakistaníes, son populares platos como las samosas (empanadillas rellenas de verdura o carne) o pakoras (verdura frita).

La última comida de la noche, antes de que salga el sol, cumple las funciones de desayuno y debe ser ligera. Es el llamado suhur, durante el cual son habituales los platos hervidos o al vapor. No es una comida obligatoria, como el iftar, pero sí que está especialmente recomendado.

Además de la obligación de observar el ayuno, se considera el Ramadán como un mes de purificación espiritual durante el cual, de manera especial, hay que rezar, recitar el Corán y hacer caridad.

Hay varias celebraciones que se conmemoran durante el mes del Ramadán, pero, además del día que marca el inicio del ayuno,  destacan dos: la Noche del destino o Làylat al-Qadri y el día en que acaba el ayuno o Aid el Fitr. Con el nombre de la Noche del destino se conmemora el momento en que, según la tradición, habrían sido revelados al profeta Mahoma los primeros versículos del Corán. No hay acuerdo sobre la fecha exacta pero, por convención, se celebra durante los últimos diez días del mes de Ramadán. Debido a la importancia de la fecha, muchos practicantes se concentran en respetar especialmente los preceptos estos últimos días, rezan entre la salida del sol y el crepúsculo o, en algunos casos, se retiran a la mezquita dedicándose a rezar y a recitar el Corán en lo que se denomina i'tikaf.

Finalmente, el último día del mes lunar se conoce con el nombre de Aid el Fitr, que es de hecho la fiesta de ruptura del ayuno. Ese día se reza una oración especial y se entrega alimentos a quienes más los necesitan (o, en su defecto, dinero), puesto que la caridad es un precepto especialmente marcado por el Islam. Es tradición que el día en que termina el ayuno la familia entera vaya a la mezquita para rezar en comunidad, que se hagan regalos a los niños, que los fieles se bañen y se perfumen y que se estrene ropa nueva. Es frecuente, además, que los hombres vistan de blanco como símbolo de pureza. Finalizadas las ceremonias religiosas, se dedica el resto de la jornada a visitar las tumbas de los antepasados en los cementerios, si es posible, y a visitar amigos y familiares.

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Museu Etnològic i de Cultures del Món

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