Los Salvajes, o el viejo rock que nunca muere

Fueron comparados con los Rolling Stones, aunque ellos se querían reflejar en The Who. Sea como fuere, la crítica coincide en considerar a Los Salvajes como uno de los portadores en nuestro país del garage rock, y también fueron precursores en la forma de vestir y de moverse en el escenario en una España que apenas dejaba atrás la posguerra. Fundado en Barcelona en 1962, el grupo vivió una intensa década hasta que, por distintas circunstancias, pero muy especialmente debido a las obligaciones de la época con el servicio militar, tuvieron que guardar en el almacén micrófonos, amplificadores e instrumentos. No obstante, algunos de sus miembros no dejaron nunca la música, colaborando o formando parte de otros proyectos.

Tras una breve aventura en los ochenta, sus seguidores tuvieron que esperar hasta el 2013 a que el rock duro de Los Salvajes volviera a sonar en los escenarios, con algunos cambios en la formación. A principios de este 2021 moría el bajista Sebastián Sospedra, pero ni este golpe ha detenido la tercera etapa de una banda que ahora componen Delfín Fernández Martínez en la batería —está desde el primer momento, y el año pasado publicó un libro con la historia del grupo—, Luis Barbero Grau a la voz, armónica y guitarra, Carles Fonollosa con la guitarra y las voces, y Dani Torrens, sustituto de Sospedra en el bajo. En el concierto que ofrecerán el 17 de diciembre en el Centro Cultural Albareda tocarán algunos temas nuevos, si bien Los Salvajes también se ha caracterizado siempre por realizar exitosas versiones de grupos como The Kinks, Bee Gees o Troggs.

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