"Una mujer fue la causa 

de la perdición primera; 

que no hay mal en este mundo 

que de mujeres no venga."

Esta era una de las coples flamencas populares a finales del siglo XIX y que Demófilo Machado, el padre de los Machado, Manuel y Antonio, recogió en un cancionero publicado en 1881. Esta copla sirve también para dar título al primer espectáculo, Una mujer fue la causa, de las Laboratoria, cuatro mujeres flamencas que quieren ensanchar la mirada y la sonoridad de esta música que durante décadas no ha sido más que reflejo de una sociedad machista, aunque haya dado figuras femeninas tan capitales como La Niña de los Peines o Carmen Amaya.

Las Laboratoria, guitarra, voz y baile, llenan el escenario con un espectáculo sobrio y cargado de poesía. Un espectáculo donde las cuatro mujeres visten pantalones, donde el zapateao, el quejío y la guitarra conviven con generosidad, sin imponer uno su presencia a otro, siempre sumando miradas, sin nunca querer robarlas. Un espectáculo que no rehuye de sonoridades conseguidas con la ayuda de un sintetizador y de loops con las voces de las cantantes para conseguir efectos no frecuentes en el flamenco ortodoxo; un espectáculo donde las cantaoras se echan por tierra cuando elevan la voz y la bailaora se liga las piernas y las manos con unas corbatas cuando quiere bailar.

Laboratoria no es un grupo de flamenco ortodoxo. A su espectáculo no hay lunares ni faralaes. Laboratoria quiere que el flamenco sea reflejo del tiempo en que vive y por eso destapa el machismo que esta música escondió durante años y por eso juega con las posibilidades que esta música puede obtener del siglo XXI. Y ya saben: "Que no hay bien en este mundo, que de mujeres no venga"