Exposición
- Parte de

Orillas de paisaje

Instalación en el Centre d’Art Contemporani de Barcelona - Fabra i Coats
De 20 Mayo, 2018 hasta 27 Mayo, 2018

A cargo del Laboratorio de Paisaje Landscape Lab Fabra i Coats, del máster en Intervención y Gestión del Paisaje y del Patrimonio de la UAB-MUHBA.

 

ESTHER FERRER, KSENIA BOKSBERG, ELETTRA PICCOROSSI, JUXHINA SPAHIU, MARIANNA TERZINI, GIANNI BALLONE, ALESSANDRO BALLOTTO, CAMILLA QUESADA PINNA, FRANCESCA ZINCHIRI, GABRIELA ZACCHI, FRANCESCO ZINCHIRI

Las orillas de la ciudad han acogido tradicionalmente la actividad industrial. Una ciudad en frenética expansión fue salpicando, en las primeras décadas del siglo XX, los territorios de sus afueras de fábricas como Fabra i Coats; recintos de trabajo en un territorio que iba urbanizándose a trompicones. Durante mucho tiempo, estas orillas urbanas han permanecido aisladas, inconexas, nunca lo suficientemente reconocidas, como el trabajo que se hacía dentro de los muros de aquellas fábricas textiles, donde manos y máquinas tejían orillas y orillos  con precisión industrial. Es cierto que aquellos paisajes de orilla resultan hoy no solo visibles sino también recosidos y tramados con la ciudad a partir de varias generaciones de operaciones urbanísticas. Con todo, la memoria de aquel trabajo industrial cotidiano aún sigue deshilachada... hilos de identidad urbana que cuelgan en espera de un relato común para recoser orilla y ciudad, memoria y lugar, a través del paisaje.

El Laboratorio de Paisaje Fabra i Coats Landscape Lab propone Orillas de paisaje, una instalación que reflexiona, a partir de estos vínculos, sobre los barrios del sector oriental de Barcelona. En concreto, reconstruye la evolución de los tejidos urbanos en un trayecto de paisaje entre Turó de la Peira y el río Besòs, sobre el eje del paseo de Santa Eulàlia (hoy paseo de Fabra i Puig). Este eje, planificado hacia 1870, conectaba el ayuntamiento del antiguo pueblo de Sant Andreu de Palomar con una rambla dedicada al ocio de los vecinos que llegaba hasta la iglesia de Santa Eulàlia, situada en el antiguo barrio de Vilapicina, desde donde partía un camino hacia Sant Iscle, en Collserola, que conducía a Horta.

El viaje en el tiempo nos remitirá posteriormente al 20 de abril de 1897, cuando un real decreto de la regente María Cristina anexionó a Barcelona seis antiguos municipios del llano próximos a la ciudad, entre los que se contaban Sant Andreu de Palomar y Horta. Desde aquel momento, con nuevos suelos urbanizables a disposición, los crecimientos en alineación de vial se organizan sobre nuevos trazados, que se mallan y se tejen entre ellos. La ciudad crece sin mesura, estirando los hilos de los paseos existentes y echando nuevas jábegas sobre los campos agrícolas –son las casas baratas de Bon Pastor y Can Peguera. Poco a poco, la gran Barcelona toma cuerpo, conectando redes que capturan grandes piezas industriales. Son precisamente estas grandes piezas –los talleres de La Maquinista Terrestre y Marítima, los talleres ferrocarriles El Norte, las Hilaturas Fabra y Coats, la Hispano-Suiza…–, a uno y otro lado de nuestro paseo, y aún atrapadas en las redes, las que definen el carácter de este sector de Barcelona e, irónicamente, tejen contemporáneamente también su futuro.

Marina Cervera y Francesc Muñoz.

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