Gema Darbo: "El horizonte del trabajo de comisaria de arte es la imparable precarización y neoliberación del sector"

26/07/2022 - 07:00 h

Entrevista a la comisaria escogida entre 58 candidaturas para realizar una residencia en la Fabra i Coats: Fábrica de Creación y en Madrid.

La comisaria e investigadora independiente Gema Darbo fue la elegida de entre 58 candidaturas presentadas para realizar una residencia artística a caballo entre Barcelona y Madrid convocada por el Centro de Residencias Artísticas de Matadero Madrid y LOOP Barcelona, mediante un acuerdo con Fabra i Coats: Fábrica de Creación y el Santa Mónica. Acabada su residencia en la Fabra, hablamos con ella sobre la experiencia, el proyecto que ha desarrollado, y las diferencias entre Londres, donde ha residido en los últimos años, y España en el campo del comisariado artístico.

¿Cuál es su valoración de la residencia en la Fabra i Coats?

Muy positiva. Esta residencia se divide en dos fases: durante el mes de mayo en la Fabra i Coats en Barcelona, y durante junio en el Centro de Residencias de Matadero en Madrid. Durante mi estancia en la Fabra tuve la gran oportunidad de conocer parte del ecosistema que conforma actualmente el tejido cultural y artístico de la ciudad de Barcelona. Y aunque fue una estancia corta de un mes, pude relacionarme con algunas de las artistas, agentes culturales, comisarias y galeristas que conforman este organismo. Para mí fue muy estimulante participar en las cuestiones que se están formulando desde algunas instituciones y espacios independientes, conocer a las personas que se encuentran detrás de estas infraestructuras, las condiciones con las que trabajan y cómo intervienen en sus prácticas y metodologías. Es una gran experiencia de aprendizaje y trabajo.

¿Qué le ha parecido el espacio como lugar donde desarrollar una residencia?

Pienso que la Fabra i Coats es una arquitectura que funciona como centro de creación y archivo material histórico, social y político de la ciudad. La exuberancia de un espacio tan emblemático, que fue colonia textil, radica en que permite meditar sobre los distintos significados y estratos temporales de la historia, la memoria, las ausencias y las presencias que el lugar todavía destila en relación con su entorno geopolítico. En otro registro más práctico diría que como residencia dispone del equipamiento necesario para el desarrollo de proyectos de artistas, investigadoras y colectivos residentes. Además, es una ventaja que el Centro de Arte Contemporáneo inscrito en la Fabra cuente, al mismo tiempo, con una programación excelente. Disfruté mucho, por ejemplo, la muestra monográfica del artista y cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul, pionero del cine experimental cuya visión ofrece de forma muy inteligente y visceral cómo repensar el cine etnográfico más allá del canon representacional.

Podemos imaginar fácilmente en qué consiste una residencia de una compañía de teatro, o de un músico… pero, ¿cómo es una residencia de una comisaria de arte? ¿Cuál es su día a día?

Requiere muchas horas delante del ordenador escribiendo e investigando y otras visitando estudios de artistas y exposiciones. La convocatoria de la residencia que he realizado abre una puerta a participar en una exposición colectiva que tendrá lugar en Santa Mònica en septiembre y que propone abordar la idea de “hogar”. En las bases se establece mi participación con dos piezas audiovisuales: una primera ya producida y la segunda por producir. Así que son las bases las que guían el proceso creativo y el día a día que comentabas. Durante la residencia establecí dos líneas de trabajo simultáneamente: la primera consistía en la selección de una pieza audiovisual que buscaba haciendo visitas por diferentes centros de creación y residencias de artistas como la propia Fabra, Hangar y La Escocesa, estudios independientes de artistas como TRAMA y FASE, y el archivo de videoarte HAMACA. Durante estas visitas tuve la oportunidad de conversar con decenas de artistas y ver sus trabajos. La segunda línea de trabajo partía de una investigación entre dos investigadoras y una artista que producirán conjuntamente una pieza inédita para la exposición.

¿Qué más nos puede avanzar, de este proyecto?

La primera fase que comentaba toma como punto de partida la naturaleza performativa del lenguaje. Trata de pensar sobre la noción del hogar desde una posición que huye de toda definición o etimología, partiendo de un lugar que tiene el potencial de significar y resignificarse desde los fundamentos de una lógica de apertura semántica y de temporalidad no lineal. Además, mi intención es desarrollar una metodología participativa que ponga énfasis en procesos de producción de conocimiento relacional. También considero la lectura de diferentes escritoras y teóricas en materia de pensamiento decolonial, las prácticas de diferentes artistas que trabajen de forma transdisciplinar desde este marco y las investigaciones llevadas a cabo por diferentes activistas en materia de políticas de la vivienda. En una segunda fase, la ingeniera y activista Júlia Nueno, el investigador Javier Nueno y la artista Noha Mokhtar se suman al proyecto. Becados por Harvard Urban Mellon Initiative, Júlia y Javier han investigado sobre financiarización, especulación y fondos de inversión en el proyecto Real-Time Property Structure. Por otra parte, Noha es una artista que trabaja con fotografía, escultura e instalación y sus proyectos se articulan a través de las relaciones entre espacios y objetos, que a su vez se entrelazan con cuestiones sociales y políticas en torno a cultura, familia, género y poder.

¿Por qué decidió enviar su candidatura para realizar esta residencia?

La convocatoria llegó justo en un momento en que sentía que a nivel personal, social y político se estaba cerrando un ciclo. Si bien llevo ocho años viviendo en Londres, cinco los he dedicado a cursar estudios de formación académica, dos han estado marcados por una pandemia, y uno desde que se formalizó el Brexit. Muchas de las personas que conforman mi red de apoyo o bien se han ido o están pensando en dejar la ciudad pronto, y yo también me planteo otras posibilidades cuando acabe mis estudios en septiembre. La residencia se me presentó como una oportunidad fantástica, no solo porque tiene un fuerte apoyo de cuatro instituciones sino porque además, como explicaba anteriormente, abre una puerta a conocer el contexto artístico y cultural actual de Barcelona y Madrid.

En cuanto a su experiencia en Londres, ¿es más fácil dedicarse allí al comisariado artístico? ¿Son muy distintas las condiciones con las que se puede trabajar en Reino Unido y en España?

Fui a vivir allí en 2015 motivada principalmente por la posibilidad de cursar estudios de formación visual y curatorial, conocer la realidad sociopolítica y artística del país, y generar nuevas oportunidades para mí en el ámbito laboral del arte. Es una pregunta complicada porque es un momento de profundo cambio a causa del Brexit y se trata de realidades muy diferentes que pasan por tener que adaptarse a un entorno donde las problemáticas, los discursos, las necesidades artísticas y las demandas institucionales son bien distintas de las que puede haber en España. Mi ideal siempre ha sido poder trabajar a nivel internacional en ambos países, aunque un horizonte común es, sin duda, la imparable precarización y neoliberación del sector. Por otra parte, asumiendo la dificultad que conlleva de base subsistir y trabajar en una megalópolis como Londres a nivel competitivo, una ventaja es el constante flujo y rotación de puestos de trabajo y oportunidades.

Hemos leído que centra su trabajo en la intersección entre la cultura visual, las humanidades digitales y el conocimiento curatorial. ¿De dónde le vienen estos intereses y en qué proyectos se ha materializado su trabajo hasta ahora?

Exacto, mi práctica como coiniciadora del colectivo Widephoto y mi formación académica después, proviene de estos campos. Widephoto fue una plataforma curatorial internacional que durante más de cinco años se dedicó al debate, intercambio y aprendizaje de la fotografía contemporánea en Barcelona. Una vez en Londres, estudié el Máster Contemporary Photography: Practices and Philosophies en Saint Martins con el filósofo especializado en imagen digital Dr. Daniel Rubinstein en Central Saint Martins. Después de conseguir una beca de formación empecé estudios de investigación curatorial en el Máster en Prácticas Avanzadas de la Universidad de Goldsmiths, donde actualmente estoy finalizando la tesina bajo la supervisión de la teórica Irit Rogoff. El proyecto más reciente que destacaría, y que ha sido realmente transformador, ha sido una investigación colectiva que llevamos a cabo dentro del programa sobre la segunda Bienal de Johannesburgo comisariada por Okwui Enwezor en 1997. Nuestra intención ha sido alejarnos de reproducir el relato histórico de un acontecimiento que ha sido ampliamente teorizado y que nunca atendimos. En cambio, nos preguntamos qué promesa podría activar en el presente una bienal de arte que tuvo lugar en Suráfrica en una situación política y social tan compleja como fue el fin del Apartheid. Con la responsabilidad y el compromiso de unas treinta investigadoras nos dividimos en cuatro grupos: Narrativas, Afectos, Curatorial y Lacunae, y durante algo más de dos años trabajamos con diferentes textos, nociones y materiales que nos ayudaron no solo a formularnos preguntas sobre nuestras diferentes prácticas, sino también a buscar nuestras propias metodologías de investigación, encontrar nuevas posiciones y, consecuentemente, crear nuevos vocabularios dentro de un marco colectivo transdisciplinar.

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