Doscientos san Jorges custodian Barcelona

17/04/2022 09:03 h

Esther Estela

San Jorge es una de las figuras más representadas en las calles y las fachadas de diversos edificios barceloneses. Se encargó de contarlos hace unos cuantos años Narcís Sayrach, autor del libro Sant Jordi a Barcelona. La obra, con fotografías de Consol Bancells, muestra y describe una sesentena de imágenes dedicadas al santo que hay repartidas por toda la ciudad. Además, explica su historia y difunde diversas curiosidades y anécdotas relacionadas con los artistas que lo han representado.

Seguramente, el san Jorge más institucional que existe es el que custodia la fachada de la Generalitat de Catalunya. Fue esculpido por Andreu Aleu en 1871 con mármol de Carrara. En la misma Generalitat, concretamente en la calle del Bisbe, también hay un medallón del siglo XV que preside la puerta. Es una obra de Pere Joan encargada por los consejeros y el anecdotario cuenta que acabaron pagándole el doble del precio pactado al autor por la belleza de su obra.

En el Ayuntamiento, san Jorge está representado en cuatro esculturas ubicadas en cuatro espacios diferentes: en la escalera de honor, en el salón de la Reina Regent, en la capilla del Bon Consell y en el salón de Cent. Y, a pocos metros de la plaza de Sant Jaume, Josep Maria Subirachs esculpió en 1975 la puerta del salón del Tinell con la figura de san Jorge en el centro y un conjunto de elementos de la historia de Cataluña que la rodean. Un paseo por estos dos edificios permite hacerse una idea muy clara de la evolución iconográfica que ha sufrido san Jorge desde el siglo XV hasta la actualidad.

Estas son algunas de las imágenes de san Jorge que recoge el libro, pero hay muchas más distribuidas por la ciudad. Se calcula que aproximadamente existen unas doscientas repartidas en edificios institucionales, como el Hospital de Sant Pau, o bien en el interior de los principales museos, como el Nacional de Arte de Cataluña, el del Modernismo, el Diocesano… Evidentemente, también están en iglesias y en las fachadas y los esquinales de decenas de edificios privados, sobre todo los modernistas.