Barcelona, capital del cómic. ¿Quién le teme (todavía) al manga?

Visitants fullejant els llibres exposats a un estand de la 40a edició de Comic Barcelona. © Edu Bayer

Hace más de treinta años que tenemos acceso a publicaciones de manga. Cada vez son más las editoriales internacionales y de aquí que lanzan nuevas colecciones de cómic en general y de manga en particular para nutrir un mercado que no ha parado de crecer. El Salón del Manga de Barcelona, con 28 ediciones a sus espaldas, es un indicador más del éxito de público y ventas de este tipo de cómic. Expertos y profesionales del sector nos explican cómo se ha llegado hasta aquí y cuál es su futuro.

Barcelona se convierte anualmente en la capital del manga. El Salón del Manga, que este año celebra su edición número 28, acumula lustros de éxitos recurrentes hasta el punto de que ha tenido que cambiar varias veces de ubicación para poder acoger al público asistente, además de aumentar el número de días dedicados al evento. A los que llevan años moviéndose dentro del mundo editorial, no les sorprenden las grandes cifras de ventas que el manga acumula actualmente, ni que siga acaparando noticias en los medios.

Que el éxito de este género aún sorprenda denota el desconocimiento existente sobre el mundo del cómic, en general, y del manga (y el anime), en particular. Si esta ignorancia lo es también de las formas de comportamiento y de los gustos relacionados con el ocio del público más joven, esto ya es mucho más preocupante.

Es el desconocimiento el que provoca el temor o la suficiencia con que a menudo se observan y se juzgan estos cómics provenientes de Japón, de los que se tiene una imagen estereotipada que los asocia a contenidos infantiles o, en el otro extremo, a elevadas dosis de sexo y violencia. Por otro lado la narrativa del cómic y los dibujos animados de origen europeo también han podido provocar suspicacias entre las generaciones adultas hacia esta forma de narrar tan radicalmente diferente en cuanto a la forma y a los contenidos.

Desde principios de la década de los setenta, las sucesivas oleadas de propuestas japonesas de gran éxito en las librerías (manga) y en el sector audiovisual (anime) hace plantearse qué caracteriza el actual boom de las anteriores. Un hecho diferencial es que editoriales de gran tamaño han iniciado nuevas y ambiciosas líneas, como el sello Salamandra Graphic de Penguin Random House. Otro hecho destacable es la firme apuesta de Enciclopèdia Catalana, una de las principales editoriales de referencia, que ha sacado un sello con bastantes títulos de manga exclusivamente en lengua catalana, con la intención de llenar el actual vacío existente en el mercado.

Independientemente de lo que se piense al respecto, es un hecho que el manga ha contribuido muy positivamente a la cuenta de resultados de librerías y editoriales, y que no se trata de un fenómeno exclusivo de aquí, sino que se da de manera similar en todos los países occidentales.

Diferentes expertos y profesionales del sector opinan sobre el dulce momento editorial que vive el manga (y el anime en las plataformas audiovisuales), sin olvidar las razones que a su juicio han provocado un éxito tan sostenido, la relación entre este y el anime, los estereotipos que lo rodean, su influencia sobre el fomento de la lectura entre los más jóvenes y, finalmente, una derivada desconocida para el público general: la recuperación de lectoras femeninas para el cómic.

 

Marc Bernabé
Traductor de japonés y autor de varios libros sobre manga

El manga es un tipo de publicación consolidada. Hace más de 30 años que se publica regularmente y ya es intergeneracional. Hay padres que comparten con sus hijos las lecturas que disfrutaban de niños o de adolescentes. Ahora mismo está de moda, está aceptado y ha pasado a formar parte del imaginario colectivo. Hoy, la mayoría de los niños y adolescentes leen manga o, como mínimo, les interesa. La pandemia también ha hecho mucho por empujar las ventas: mucha gente lo ha descubierto porque ha dispuesto de mucho tiempo inesperado durante el confinamiento.

Cuando un manga se adapta a anime, de repente se produce un boom de popularidad, con independencia del éxito previo del manga. Lo hemos visto con Spy × Family, que ahora tiene mucho éxito gracias al anime, pero que ya se vendía muy bien antes. Seguramente un best seller como Chainsaw Man verá multiplicadas las ventas cuando se empiece a emitir el anime. Las plataformas también hacen que el anime esté normalizado y permiten que programas de hace veinte años, como Naruto, sigan vivos y renueven el público lector constantemente.

Cabe destacar la relación entre el manga y el lectorado femenino, porque siempre ha habido obras pensadas específicamente para el público femenino y las mujeres también leen manga no necesariamente creado para ellas. Gracias al manga se pudo reincorporar al público femenino occidental al cómic, que lo había dejado de lado en los años ochenta y noventa.

Oriol Estrada
Asesor de contenidos en el Comic Barcelona y en el Manga Barcelona

Con el manga, en nuestro país se ha creado una especie de “tormenta perfecta”. Por un lado, tenemos la diversificación editorial, una oferta mucho más variada que puede atraer a público bien diferente. Hay gente que leía cómic, pero no manga, y ahora ha empezado a darle una oportunidad. También hay gente que hace años había leído manga y ahora vuelve porque encuentra una oferta que se ajusta más a su edad e intereses. Por otro lado, tenemos el efecto del confinamiento, que ha hecho que la franja de los 9 a los 12 años (que reciben el nombre de coronatakus) haya descubierto el anime a través de las plataformas digitales y que después haya dado el salto al papel.

Además, el papel que juega el manga en el fomento de la lectura es vital. Siempre oímos historias de padres que dicen que sus hijos “no leen”, y después algunos añaden que “solo leen manga”. ¡Resulta hasta un poco insultante! Si ahora mismo el manga es uno de los puntos de entrada al mundo de la lectura de muchos adolescentes, aprovechémoslo.

El manga es infantil, es juvenil, es adulto, y en Japón ya llega incluso a la tercera edad, con una oferta para todo tipo de público. Es sexo, es violencia, y también es antimilitarismo o representación LGTBI, y tiene todos los géneros que puedas imaginarte y más. Reducir la industria de cómic más potente del mundo a unos estereotipos es algo que deberíamos haber superado.

Pema Maymó
Directora de La Galera, sello que acoge Kaji, la línea de manga en catalán de Enciclopèdia Catalana

El éxito del manga se debe a la confluencia de dos factores: la primera generación de lectores ya son adultos. Lo leyeron en la adolescencia y ahora están pasando estos hábitos a sus hijos o alumnos. El manga y el anime ya no se ven como algo marginal, sino como una vertiente más del ocio. El otro factor es la incorporación de toda la estética japonesa a muchos circuitos de la vida cotidiana: los diseños de ropa de las marcas low cost, los videojuegos…

Aunque tenemos una imagen colectiva del manga en términos de infantilismo, sexo y violencia, heredada de las primeras series de animación que vimos, es cuestión de tiempo y de la llegada de títulos cada vez más diferentes para que esta imagen se difumine. Existe una gran corriente que explora de forma bastante profunda temas como las diversidades funcionales o de género, y que provoca que los lectores incorporen y naturalicen estos temas.

De hecho, hay editoriales que han dado un paso adelante en la importación de manga de demografía femenina (creados en Japón con un público femenino en mente), y han empezado a trabajar con fuerza en la recuperación de los importantes títulos que exploran la nostalgia femenina de los lectores de la década de 1990 y del 2000.

Además, el manga se ha convertido en un eslabón que enlaza al lector infantil con el lector adulto, ya que una gran cantidad de lo que se importa está dirigido a estas franjas de edad. Lo podemos ver bien como una forma de construir la propia identidad en los preadolescentes y los adolescentes, bien como una forma de mantener la lectura como una parte normalizada de su ocio.

Óscar Valiente
Director de Norma Editorial

El fenómeno actual del manga se debe principalmente a la llegada de toda una nueva generación de lectores que lo han descubierto a través del anime que emiten las plataformas de streaming, y de las recomendaciones que hacen en las redes sociales algunos de sus referentes, ahora conocidos como youtubers o influencers. Los lectores jóvenes han descubierto así un tipo de historias con las que se identifican y que les apasionan.

Una buena serie de anime produce con casi toda seguridad un repunte importante de las ventas del manga en el que se basa. Pero el mercado es tan maduro que muchas series sin adaptación en anime alcanzan igualmente un gran éxito.

Además, el manga es importante porque crea una cultura que fomenta la lectura, el cuidado por las ediciones en papel, compartir la experiencia con otros lectores, la visita a las librerías y a los eventos… Esto es algo muy difícil de conseguir de forma orgánica; en el pasado lo han logrado fenómenos como Harry Potter, y las instituciones deberían protegerlo porque hoy el manga es la puerta de entrada a la pasión por la lectura para muchos niños y jóvenes.

Un hecho diferenciador respecto al cómic en general es que tiene muchísimas lectoras, más del 40% del total, y el mercado ha sabido corresponder a su interés publicando cada vez más series orientadas al público femenino. También cabe destacar que muchas obras de éxito son creadas por autoras.

Lluïsa Pardo
Bibliotecaria especializada en cómic en la Biblioteca Ignasi Iglesias – Can Fabra

Las ventas de cómic han crecido un 70% durante el año 2021, dominadas por el manga. Lo mismo ocurre con los préstamos en la Xarxa de Biblioteques Municipals, donde hemos observado un incremento de casi 200.000 préstamos más respecto a 2019. Y en las Bibliotecas de Barcelona es el fondo que más movimiento (el número y porcentaje de documentos que salen en préstamo) ha registrado en 2021. Año tras año, el manga encabeza los rankings de los más prestados.

El manga vive un nuevo boom a escala global. Sigue siendo un gran fenómeno cultural y social con una gran proyección internacional. Un mercado que no ha dejado de crecer. El tiempo ha demostrado que no se trata de una simple moda. Cada vez tiene más lectores, y no solo sigue llegando a las generaciones más jóvenes, sino que está fidelizando al público adulto.

Es un recurso formidable para acercar la lectura a los jóvenes, también entre quienes muestran menos interés. Los cómics favorecen la iniciación a la lectura, fomentan el hábito lector, promueven el aprendizaje de materias diversas. También son un buen recurso pedagógico en el aula, como herramienta didáctica y de fomento de la lectura. En la biblioteca organizamos muchas actividades con el propósito de difundir, promover y favorecer la lectura y el debate sobre este medio: encuentros con autores y especialistas, exposiciones, talleres, clubs de lectura, etc.

Jordi Canyissà
Periodista especializado en cómic en La Vanguardia

La conexión con los jóvenes ha sido fundamental en el éxito del manga. A partir de un determinado momento, el cómic nacional desconectó de la juventud. El cómic se hizo adulto mientras los lectores se hacían adultos (en los años setenta y ochenta), pero, a cambio, perdió el vínculo con los nuevos lectores, algo que años atrás habían hecho, por ejemplo, los tebeos de Bruguera. En Francia y en Bélgica quizás no ha pasado porque todavía tienen un enorme volumen de clásicos vivos en las librerías. En cambio, el manga ha sabido conectar con ese lector joven, infantil o adolescente, al que ha presentado historias contemporáneas escritas con un lenguaje contemporáneo que se entiende y con el que el lector se identifica.

Veamos el caso de Francia. El gobierno de Macron ha creado un Pass Culture para gastarlo en productos culturales, y los datos dicen que en gran parte se ha gastado en manga. Esto ha despertado un debate entre una supuesta “alta” y “baja” cultura o, si se prefiere, un debate entre apocalípticos e integrados. Muchos de los artículos alrededor de esta polémica demostraban un gran desconocimiento de la cultura y de los jóvenes, asumiendo, literalmente, que leer a Proust es incompatible con leer un cómic.

En Cataluña, la imagen estereotipada del manga tiene que ver con los primeros que llegaron. En 1990 se publicó Akira, una serie extraordinaria, pero juvenil y violenta, y a partir de 1992 se empezó a publicar la famosa serie blanca Dragon Ball. En ese momento todavía no sabíamos que existía otro tipo de manga; este llegó más tarde, con obras como las de Jiro Taniguchi, y después descubrimos un manga underground gracias a figuras como Yoshiharu Tsuge, Yoshihiro Tatsumi, Tadao Tsuge y Shin’ichi Abe.

Alfons Moliné
Dibujante y teórico de la historieta y la animació, especializado en manga

Relacionar el éxito del manga con la existencia del anime es demasiado fácil. Si bien es cierto que el éxito de Dragon Ball en televisión favoreció su edición en papel e inició así una afortunada aventura editorial, no siempre es así. Por ejemplo, Oliver y Benji (Captain Tsubasa) también triunfó en la pequeña pantalla, pero cuando la editorial Glénat sacó el manga, este no tuvo demasiado éxito. Algo parecido sucedió con Doraemon. Hoy en día, la fragmentación del mercado audiovisual, dominado por los canales temáticos y las plataformas, ha arrinconado definitivamente aquellos tiempos heroicos en los que los chiquillos se reunían ante el televisor para ver el Club Súper 3. Pero algunos mangas sí que se mantienen aún con fuerza en el mercado con el apoyo de sus respectivas versiones en anime, tales como Detective Conan, One Piece o My Hero Academia.

Desde que existe, el cómic ha sido siempre una valiosa herramienta para fomentar el hábito de la lectura. Sin embargo, no hay que caer en la creencia errónea de que el cómic se debe sustituir progresivamente por el libro “de verdad”, sino que ambos productos deben convivir. Esto puede recordar una nefasta campaña del tardofranquismo, potenciada por el Ministerio de Cultura de ese tiempo (años setenta), que pregonaba que “Donde hay un tebeo, habrá un libro”, lo que significaba que los tebeos eran una lectura solo para niños, que había que reemplazar, negando así la existencia de un cómic adulto.

Enric Piñeyro
Especialista en manga, antiguo responsable de la sección de manga de la librería Continuarà Cómics y asesor de la extinta editorial Glénat

El origen del fenómeno actual del manga viene de muy lejos, y no es la primera vez que tiene lugar en Cataluña, España y Occidente. Llegó a España en los años setenta, y durante la primera década del siglo xxi ya se vivió como un fenómeno que sorprendió a todo el mundo, incluso a los editores. La principal diferencia entre ahora y lo que sucedió hace unos veinte años es la facilidad que hoy ofrece internet —con todas las redes sociales— para amplificar el fenómeno, de manera que llega a mucha más gente.

El manga y el anime siempre han ido de la mano, salvo en los casos en que el éxito de una serie de televisión tiene su reflejo en un manga que no está a la altura del anime. De hecho, la mayoría de las series de animación se crean a partir del éxito de series concretas publicadas en las revistas japonesas (hay muchísimas y tienen grandes tiradas que aquí no serían factibles) y que forman parte de todo un proyecto que incluye marketing multimedia, merchandising, etc.

El fenómeno del manga, además, tiene aspectos muy positivos en lo que se refiere a la creación de público lector. Los más pequeños tienen ahora lecturas más adecuadas para su edad y ya no es necesario recurrir al antiguo “esto no es para ti” o “esto es demasiado violento”. Ahora existe una oferta muy variada que puede llegar a cada tipo de público, ya que la creación de manga está muy segmentada, como también lo está el público.

Anna Abella
Periodista especializada en cómic en El Periódico

Hay varios factores que han hecho que en otoño de 2021 empezara a sorprender este boom de ventas: con el confinamiento mucha gente, jóvenes y adultos, se aficionaron al anime desde las plataformas de streaming. Esto llevó a mucha gente a buscar las series de manga en las que se basan. Muchos descubrieron que hay un manga para cada tipo de lector (especializados para chicas y chicos jóvenes, de instituto o universitarios, con temas de terror, deportes, erótico, de cocina, costumbristas, de ciencia-ficción, etc.). Y, a diferencia de los superhéroes, en que el lector no experto se puede perder y no sabe por dónde empezar por la enorme cantidad de series y grapas, en las de manga es fácil entrar porque son colecciones cerradas de tantos volúmenes. Además, los precios son bastante asequibles.

Las etiquetas respecto al manga son absurdas. En el caso del libro, en general, a nadie se le ocurriría ponerlas. Hay libros infantiles, juveniles, literatura erótica, policíaca…, libros de todo tipo en los que hay mucha violencia y sexo, y otros en los que no hay nada. Igual que nadie dice que el cine es solo cosa de niños únicamente porque está la factoría Disney, ¿no?

Los jóvenes deben leer lo que les apetezca. Si ahora les vuelve locos el manga, pues fantástico. El cómic japonés puede desempeñar el papel que en su tiempo representaron los tebeos de Astérix, Tintín, Mortadelo o Superman, ahora ya clásicos.

Al igual que hay mangas en los que hay personajes femeninos más sexualizados para atraer a un público masculino, también hay más presencia de protagonistas femeninas apoderadas o personajes femeninos complejos con los que las jóvenes lectoras se pueden identificar.

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