La jornada de 8 horas, un triunfo de la lucha obrera

Exposició: La vaga de la Canadenca, Museu d'Història de Catalunya © Goroka

El movimiento obrero en Barcelona se empezó a organizar a principios del siglo xx para hacer frente a las condiciones de vida que padecía la clase trabajadora. Con motivo del centenario de la huelga de La Canadiense, una de las movilizaciones obreras más importantes del siglo pasado, el Museo de Historia de Cataluña dedica una exposición a explicar esta victoria en la lucha por los derechos laborales.

A principios del siglo xx, las condiciones de vida de los obreros en Barcelona eran misérrimas. En sus mesas no había ni carne ni pescado —si exceptuamos la carne del sábado, que eran los desechos de los mataderos—, y la mitad de los niños morían antes de cumplir los cinco años. El hambre y la falta de trabajo provocaban que los conflictos se sucedieran. En 1917 estalló la Revolución Rusa, y la Primera Guerra Mundial hizo estragos en Europa entre 1914 y 1918. En aquellos años, en los que el precio de los alimentos no dejaba de subir y las epidemias se extendían rápidamente entre los trabajadores —en Barcelona vivían amontonados en los barrios populares—, el movimiento obrero se fue organizando. La pujanza de la CNT fue espectacular: en 1919 reunía 205.642 afiliados.

En este contexto tan convulso se produjo una de las movilizaciones obreras más importantes del siglo pasado: la huelga de La Canadiense. Con esta huelga, entre febrero y abril de 1919, se consiguió la jornada de 8 horas, que supuso un antes y un después en las condiciones de los trabajadores. Con motivo del centenario de la huelga, el Museo de Historia de Cataluña dedica una exposición a explicar este hito de la lucha por los derechos laborales.

Está dividida en tres ámbitos: el contexto, la huelga en sí y la larga lucha para conseguir la reducción de jornada. Lo hace sirviéndose de las imágenes de fotoperiodistas, humoristas gráficos, filmaciones, documentos originales y las palabras de sus protagonistas. El conjunto configura no tan solo un relato de todo el que pasó durante aquellos meses de 1919, sino que transporta al visitante a aquella época convulsa donde la lucha obrera se tenía que abrir paso en un país donde los trabajadores prácticamente no tenían derechos, y donde los enfrentamientos con los empresarios solían ser muy violentos.

La huelga de La Canadiense empezó a raíz de unos despidos en la empresa Riegos y Fuerza del Ebro, en el Pallars. Esta empresa era filial de la Barcelona Traction Light and Power, conocida como La Canadiense, la primera gran multinacional que se implantó en Cataluña. Fundada en Toronto en 1911 por el canadiense Frederick Stark Pearson, aprovechaba los recursos hidráulicos de los Pirineos para obtener energía eléctrica. El 22 de febrero de 1919 los trabajadores de todas las empresas eléctricas de Barcelona decidieron apuntarse a la huelga, y la ciudad quedó a oscuras. El día 27 fueron a la huelga los obreros del agua y del gas en solidaridad con los de la luz. También se añadieron los del textil y los impresores, y el 12 de marzo los trabajadores de los tranvías. El día 13 de marzo se declaró el estado de guerra y cuatro días después, el 17 de marzo, se llegó a un acuerdo para acabar con las movilizaciones: libertad para los detenidos, jornada de ocho horas y aumento de sueldo.

El 19 de marzo se hizo una asamblea obrera en la plaza de toros de las Arenas con la asistencia de 20.000 personas. Al frente estaba Salvador Seguí, más conocido como El Noi del Sucre, que defendió el pacto con la patronal, convenció a los trabajadores para que volvieran al trabajo y dio 72 horas para liberar a los presos. Con la vuelta al trabajo se levantó el estado de guerra, pero la “normalidad” duró muy poco: el 24 de marzo se volvió a convocar la huelga porque no se había liberado a todos los presos. Además, la movilización y la reciente Revolución Rusa habían asustado a los empresarios, que el 9 de abril se habían organizado fundando la Federación Patronal de Barcelona, a fin de imponer la línea dura.

El 14 de abril se acabó la huelga general, pero el estado de guerra duró hasta el 13 de agosto. En las calles de Barcelona había 8.000 hombres armados vigilando cualquier movimiento que pudiera levantar sospechas y, en verano, 5.000 obreros continuaban encarcelados en barcos prisión y en las plazas de toros. A pesar de todo, la huelga había servido para conseguir una gran victoria. El 3 de abril de 1919, el gobierno de Madrid publicó el decreto de las 8 horas y España fue el primer país de Europa occidental en fijar esta jornada laboral. Aun así, aquella época fue también el inicio del pistolerismo, que provocó muchas víctimas, entre ellas el mismo Salvador Seguí.

La huelga de La Canadiense
Museo de Historia de Cataluña
Hasta el 19 de abril

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