Las mujeres en el sector audiovisual. ¿Flor de un día o tendencia al alza?

La directora Neus Ballús (a l’esquerra) i la muntadora Ariadna Ribas (a la dreta) amb els premis Gaudí que van rebre per la pel·lícula Sis dies corrents. © Acadèmia del Cinema Català - Manu de León / White Horse

Desde hace unos años se vive un boom de mujeres cineastas. La presencia de directoras, guionistas, productoras... gana peso en el sector audiovisual. En los últimos años, muchos de los premios más importantes han ido a parar a mujeres cineastas. La cuestión es saber si esto se quedará en una muestra de excelentes óperas primas o cada cineasta podrá desarrollar una carrera acorde con su talento. Nueve profesionales del sector explican por qué creen que se ha producido este fenómeno y qué recorrido tiene.

El Oso de Oro obtenido por la directora Carla Simón con Alcarràs en la Berlinale 2022 ha puesto en evidencia una realidad que hace años que se cuece: la mayor presencia de mujeres cineastas tanto en las carteleras como en los festivales del sector audiovisual. La impresión es que ellas, las mujeres, están conquistando un terreno que hasta ahora ha tenido una fuerte presencia masculina.

Si dejamos a un lado las percepciones y nos centramos en los datos, vemos que no son homogéneos. Según el Instituto Catalán de las Empresas Culturales (ICEC), que desde 2017 aplica medidas de fomento de la igualdad de género en la producción audiovisual, de los 78 proyectos cinematográficos subvencionados en 2021, la mitad estaban dirigidos por mujeres y el 70,5% —casi tres de cada cuatro— contaba con una guionista o coguionista. Un año antes, los porcentajes eran del 42% y el 51% respectivamente.

Los datos contrastan con la radiografía del sector a partir de las candidaturas a los premios Gaudí 2022 realizada por Dones Visuals —entidad que defiende la presencia de mujeres en el mundo audiovisual—, en colaboración con la Academia del Cine Catalán y el Colectivo Ficcial. Este estudio muestra que, aunque la representatividad de directoras, guionistas y productoras —lo que se llama liderazgo femenino en audiovisual— ha aumentado en el caso de los largometrajes, el incremento se ha estancado en torno al 30%. “Un techo que hace tres años que no se supera”, apuntan desde Dones Visuals.

La entidad considera que, en las condiciones más favorables, la paridad se conseguirá en 2031, “siempre sin tener en cuenta otras discriminaciones, como la edad, el origen étnico o racial, la orientación sexual y la diversidad funcional”, remarcan.

Las personas consultadas opinan que se avanza hacia la paridad gracias a las ayudas, a la presencia de mujeres referentes y al acceso generalizado a una formación superior pública de calidad, pero todavía queda mucho camino por recorrer si lo que se quiere conseguir, aparte de una mayor presencia de mujeres en el sector audiovisual, es diversidad en el sentido más amplio del término.

Retrat de Judith Colell

Judith Colell
Directora, guionista y productora. Presidenta de la Academia del Cine Catalán

Llegar a la situación actual ha sido posible gracias a la incipiente aparición de referentes. Cuando yo era joven, aquí solo teníamos como referentes a un par de cineastas, Pilar Miró y Josefina Molina, y en el ámbito internacional también había pocas. La generación actual ya ha tenido más, porque ya somos unas cuantas las que estamos alrededor de cumplir los cincuenta años que hemos dirigido y producido películas, y algunas hemos ganado premios en distintos festivales.

Siempre me había preguntado por el denominado techo de cristal, hasta que me di cuenta de que se refería al hecho de no tener a nadie en quien fijarse, que haya abierto camino. Y esto ocurre en todas las profesiones que están muy masculinizadas, como la dirección de cine, pero también la de orquesta, por ejemplo. Y ahora que empieza a haber referentes veremos que cada vez tendremos más casos.

Otro hecho que me hace afirmar que no se trata de un boom, sino que la situación actual tendrá continuidad, es que las universidades están llenas de mujeres. En mis clases tengo cada vez a más chicas que quieren dirigir, ser productoras o escribir guiones, y lo dicen tranquilamente, con las ideas muy claras. ¡Y eso es fantástico!

Las mujeres hemos demostrado que, cuando estamos, somos muy buenas. Había algo que nos frenaba, y ahora no hay nada que nos detenga.

Retrat de Alba Sotorra

Alba Sotorra
Directora, guionista y productora de cine

En las escuelas de cine siempre ha habido más chicas que chicos, pero ellas se perdían por el camino. Ahora estamos en una coyuntura muy especial en que la mujer ha dado un paso adelante y aquí se mezclan distintos factores, como la influencia que han tenido las políticas de intervención pública al respecto. Desde las asociaciones de mujeres, como la Associació Promotora de Dones Cineastes i de Mitjans Audiovisuals (CIMA) y Dones Visuals, entre otras, hemos hecho mucha presión política para que el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), que es la institución que financia el cine, incorporara medidas para regular una desigualdad grave: no existe paridad en el mundo del cine, donde es necesaria porque el ámbito audiovisual tiene un gran poder a la hora de formar estereotipos o romperlos y de reforzar la visión del mundo o ayudar a tener una nueva.

Si tenemos un cine en el que las mujeres somos una gran minoría —hablamos del 12% o el 15%—, obviamente los productos audiovisuales que consumimos, y que influyen en la sociedad, están sesgados.

Gracias a este impulso, los proyectos liderados por mujeres o que las incorporan en altos cargos, tienen una mayor puntuación. Y aunque esta puntuación es pequeña, ha sido un incentivo para que los productores —que trabajan siempre con los mismos colegas hombres— se detengan un momento a pensar y mirar si hay mujeres que puedan incorporar a sus equipos. Y se han dado cuenta de que hay muchas y de que son buenas.

Retrat de Neus Ballús

Neus Ballús
Directora de cine y guionista. Impulsora de la asociación Dones visuals.

Hay unas cuantas mujeres de las que se habla mucho porque han hecho películas que han sido premiadas en festivales y, de repente, tienen mucha visibilidad y repercusión. Pero debemos tener cuidado porque, si miramos el volumen total de la producción, el concepto de boom no se está produciendo, porque la proporción de películas hechas por mujeres es todavía muy baja, lo que significa que no hay paridad en el sector del cine.

Lo que sí hemos observado en Dones Visuals es que tener películas lideradas por mujeres —en la dirección, el guion o la producción— implica una renovación de los contenidos, pero también de los equipos. Se incorpora a mujeres como directoras de equipo en sectores que eran muy técnicos y masculinizados, como la dirección de fotografía o de montaje.

Tengo la teoría de que los proyectos liderados por mujeres han tenido que pasar tantos filtros para poder ser realizados que, al menos, tienen calidad, originalidad o aportan un nuevo punto de vista. En el último año, todos los grandes festivales los han ganado mujeres, y los festivales y academias reconocen la originalidad y la novedad. La incorporación de nuevos puntos de vista, de gente que hasta ahora no podía acceder a construir el relato —sean mujeres u otros colectivos minoritarios—, aporta esta novedad que después el público reconoce y agradece.

Lo que todavía no ocurre es que la industria apueste por estos puntos de vista. De momento son los festivales y premios los que hacen de punta de lanza, pero todavía no tenemos el apoyo total de la industria.

Retrat de Nathalie Modigliani

Nathalie Modigliani
Gestora cultural y programadora de películas para público adulto e infantil

El cine hecho por mujeres no es ni mucho menos flor de un día. Tenemos una generación de jóvenes mujeres cineastas y esta tendencia no irá a la baja. Desde Tres días con la familia (2009), de Mar Coll, quien dio el pistoletazo de salida de esta nueva hornada de cineastas, las mujeres con fuerza en el ámbito nacional e internacional van en aumento. Podemos hablar de Neus Ballús con Seis días corrientes (2021); de Arantxa Echevarría con Carmen y Lola (2018); o de Érika Sánchez con Panteres (2020).

Además, el incremento de presencia femenina no se da solo en el ámbito de la realización; vemos equipos técnicos y artísticos con una participación creciente de mujeres. Este sería el caso de Alcarràs, donde la presencia de mujeres con cargos directivos es significativa en los campos de la producción, la fotografía, el montaje, el arte, la decoración, el vestuario, etc.

A su vez, los films de mujeres nos llegan más porque cuentan historias cotidianas, cercanas, sensibles, que son el reflejo de la complejidad de la sociedad, pero desde una mirada muy personal. Y así es como afloran los sentimientos, las emociones.

Dicho esto, queda mucho recorrido para llegar a un equilibrio en el mundo audiovisual. Pese a la evolución favorable, persisten muchas desigualdades. En Francia, un estudio del Centre national du cinéma et de l’image animée de 2017 revela que solo el 23% de los largometrajes nacionales están dirigidos por mujeres. El potencial es grande y se debe aprovechar.

Retrat de Isaki Lacuesta

Isaki Lacuesta
Director de cine y guionista

El cine hecho por mujeres no puede ser flor de un día, porque la falta de mujeres cineastas era una anomalía. En los años noventa, cuando éramos estudiantes, en las aulas ya había una paridad que después no se trasladaba al mundo profesional. Ahora bien, es importante no dar nada por ganado. Basta con ver los testimonios que la cineasta Delphine Seyrig filmó durante los años setenta (en la exposición Musas insumisas) o leer las conversaciones entre Marguerite Duras y la periodista Xavière Gauthier (en el libro Les parleuses) para comprobar que justo ahora empezamos a tener una situación de igualdad que hace cincuenta años parecía el inicio de un proceso imparable. Todo retrocede con facilidad.

No me gusta llamar boom a estos pasos hacia la normalidad; la palabra boom parece que describa una anomalía puntual. Hace décadas que se percibe que no existía correlación entre los talentos emergentes y la producción profesional. Ahora que vivimos un momento de gran crisis económica, el mundo audiovisual funciona a la inversa y tiene más demanda de profesionales que nunca: será importante asegurar que la actividad de las mujeres no recule cuando la crisis llegue al audiovisual. Una actividad que no puede quedar acotada por los guetos de estilos preestablecidos. Las mujeres pueden hacer y hacen cine de acción, terror y comedia, películas geniales y espantosas.

Retrat de María Adell Carmona

María Adell Carmona
Docente y codirectora del departamento de Estudios Fílmicos de ESCAC y del máster universitario en Estudios de Cine y Cultura Visual

El cambio es global y definitivo. No creo que haya vuelta atrás, que podamos volver a una industria, a un ecosistema audiovisual, en el que no se tenga en cuenta la diversidad. Los hechos están ahí y son evidentes: las películas ganadoras en los festivales más prestigiosos en el último año están dirigidas por mujeres. A eso se suma el hecho de que cineastas catalanas como Carla Simón o Nely Reguera han podido levantar y dirigir segundas películas —que, tras una ópera prima exitosa, siempre es el gran reto— que han pasado por festivales de prestigio y conseguido excelentes críticas.

No obstante, todavía debe hacerse mucho trabajo en cuanto a cuotas, inclusión y diversidad para consolidar a cineastas que han hecho excelentes óperas primas y que deberían poder seguir trabajando y dirigiendo sus películas.

¿Por qué ocurre este boom ahora y no antes? Creo que hay una confluencia de factores: un cambio global, social, ha forzado otro cambio en la mentalidad de la industria, que se ha traducido en una voluntad política de legislar para subsanar esa desigualdad (las famosas cuotas). E intuyo —y hay proyectos de investigación en universidades y colectivos como la Associació Promotora de Dones Cineastes i de Mitjans Audiovisuals (CIMA) que lo han analizado— que el papel de las escuelas de cine ha sido fundamental en ese acceso de las cineastas a la industria audiovisual. Otro factor importante es que muchas de las que están en activo son también docentes, lo que puede convertirlas en modelos aspiracionales para las estudiantes.

Retrat de Blanca Almendariz

Blanca Almendariz
Dinamizadora de proyectos educativos sobre cine y artes visuales, profesora de la UOC y fundadora de Col·lectiu TARA

Siempre ha habido mujeres cineastas, pero estas no han tenido visibilidad o su circuito ha sido menos comercial, más alternativo o marginal. El boom actual es un fenómeno que sucede en distintas manifestaciones artísticas. Detrás hay un trabajo muy importante, realizado a lo largo de años, que es el de dar visibilidad y mostrar el trabajo de muchas mujeres que se han atrevido a experimentar con la cámara. Esto es posible cuando aparecen las cámaras domésticas y muchas mujeres hacen películas con poco presupuesto y logran entrar en el circuito de la industria, haciendo que su obra se visibilice.

Creo que este boom también tiene que ver con que muchas pensadoras y activistas han entrado en el mundo académico. El hecho de que haya más mujeres directoras y más profesoras incentiva a muchas jóvenes a iniciar una carrera en el mundo del cine.

La contralectura que hago es que hoy se realizan proyectos con presupuestos más limitados, producciones pequeñas, y las mujeres hemos demostrado que tenemos una gran capacidad de contar historias sin tener que recurrir a grandes presupuestos. Aun así, no es justo, porque podemos hacer películas que requieran presupuestos elevados. Y aquí está la cuestión de si las mujeres debemos asumir trabajos que están más precarizados. Estamos donde estamos por méritos propios, pero quizá también porque hay una grieta, una precariedad manifiesta.

Retrat de Míriam Porté

Miriam Porté
Productora de cine

Históricamente, en nuestro sector, como en otros muchos, la igualdad de oportunidades no existía. Cuando se toman medidas para corregir este desequilibrio se observa que las directoras, que se han esforzado mucho por llegar a donde han llegado, lo hacen muy bien y obtienen muy buenos resultados. Esto también ha comportado que las nuevas generaciones tengan referentes como Carla Simón, Clara Roquet o Neus Ballús, entre otras, y que se atrevan a dar el paso para ser directoras.

Además, se está demostrando que, al facilitar el acceso de las cineastas, la calidad en la industria del cine mejora. Cuando se reequilibra el liderazgo de los proyectos entre mujeres y hombres es cuando se puede hablar de meritocracia. Antes, sin embargo, es muy difícil, porque ellas no estaban y difícilmente han tenido la oportunidad de demostrar su talento.

Sin las medidas correctoras seguramente ahora estaríamos casi como estábamos hace diez años. Por mucho que la transformación social parezca que ha comenzado, se detecta una gran resistencia al cambio. La producción audiovisual tiene un coste muy elevado, cuesta mucho dinero hacer una película, y hay miedo a la pérdida de privilegios. Si cambiar significa que gane una mujer y pierda a un hombre, eso no siempre gusta.

Las medidas correctoras son imprescindibles para que ese cambio se produzca.

Les mesures correctores són imprescindibles perquè aquest canvi es produeixi.

Retrat de Tono Folguera

Tono Folguera
Productor de cine

El boom actual de mujeres cineastas no se debe a un solo factor. Las medidas de fomento del talento femenino se han aplicado en un momento en el que existe una generación, surgida de las universidades y de las escuelas de cine, que tiene mucho talento y está muy bien preparada y con ganas de hacer cosas. Esta generación de talento femenino venía ya con fuerza y ha tenido un mayor impulso gracias a las cuotas establecidas por la Administración, que motivan y potencian la producción de películas dirigidas por mujeres o con equipos femeninos. Este hecho ha tenido una repercusión inmediata y desde hace unos tres años es más atractivo para las productoras producir películas con mujeres, pero es algo que se suma a un impulso que ya venía de antes. Nosotros, por ejemplo, mucho antes de las cuotas ya acompañábamos a directoras como Eva Vila, Elena Martín Gimeno o Clara Roquet.

Aun así, en Cataluña hay una larga tradición de mujeres directoras, como Maria Ripoll, Laura Mañá, Isabel Coixet, Mar Coll, Sílvia Munt, Sílvia Quer, etc. No partíamos de cero, aunque hacían falta acciones correctivas, no solo en el ámbito de la dirección, sino también en los equipos técnicos.

Donde he notado más cambio es con la presencia de directoras de fotografía, montadoras, músicas, etc. Ahora hay muchas más mujeres donde hasta hace poco había un gran desequilibrio. Hoy nadie se sorprende de que en los Goya gane una mujer en la sección de fotografía, o de montaje o de efectos especiales. Lo que debería ser normal hemos tardado varios años en conseguirlo; ahora empieza a serlo, pero queda camino por recorrer.

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