¿A quién le importa este mundo? Sobre el poder de la responsabilidad

Il·lustració. © Susana Blasco / Descalza

Singer y Harari reflexionan sobre cómo se debe ejercer la responsabilidad individual frente a los demás y al planeta. Para alcanzar objetivos colectivos como la lucha contra la pobreza o el maltrato animal, consideran clave que haya instituciones en las que la ciudadanía pueda confiar. Implicarse en una causa y ver cómo se consiguen los resultados da sentido a la vida.

Peter Singer y Yuval Noah Harari fueron invitados a la décima edición del Jerusalem Writers Festival en el centro cultural Mishkenot Sha’ananim, en Jerusalén, donde mantuvieron una conversación guiada por la neurocientífica Liad Mudrik bajo el título What Did You Do Today for Planet Earth? El evento formaba parte de la serie On the Power of Responsibility, organizada en colaboración con la fundación Konrad-Adenauer-Stiftung de Israel. Este artículo recoge la conversación entre Singer y Harari, facilitada por la doctora Liad Mudrik.

Liad Mudrik: En la era moderna, nos enfrentamos a las cuestiones de la responsabilidad con la humanidad como un todo, así como con otros animales que habitan el planeta e incluso el propio planeta. ¿Cuáles son los límites de nuestra responsabilidad individual y?

Peter Singer: Somos responsables de todo lo que podríamos hacer para ayudar a otros seres sensibles, sean o no humanos, tanto si viven actualmente como si lo hacen en los próximos siglos. ¿Cuáles son los límites de nuestra responsabilidad? En primer lugar, nuestra capacidad para cambiar las cosas a mejor es limitada. Y existen los límites de nuestro conocimiento, es decir, que desconocemos el resultado que tendrán determinadas intervenciones; esto es especialmente importante cuando hablamos del futuro, pero también puede serlo cuando hablamos de personas que pertenecen a otra cultura de otro país. Es importante informarnos y saber que ayudaremos a las personas que queremos ayudar de la forma que quieren que las ayuden.

Yuval Noah Harari: Estoy totalmente de acuerdo. Creo que nuestra responsabilidad llega tan lejos como nuestro poder, y uno de los problemas a los que nos enfrentamos es el desequilibrio entre nuestro poder y nuestro conocimiento. Durante miles de años, el poder del ser humano ha aumentado considerablemente, pero nuestro conocimiento no está a la altura. Por ejemplo, es mucho más fácil construir una presa sobre un río que entender todas las consecuencias que va a tener para los peces, los pájaros, los árboles, el clima y, en definitiva, para nosotros. Esto es doblemente cierto en el terreno individual. Ahora estoy conectado por medio de cadenas causales a todo lo que ocurre en el mundo. Pero si queremos investigar algo tan simple como de dónde proviene esta camisa y qué humanos o animales pueden haber sufrido en su proceso de producción, literalmente tardaría años en conocer realmente las consecuencias de haberla comprado.

Singer: También existen límites claros en el grado de preocupación que podemos destinar. Todos tenemos nuestras prioridades. Cuando he adquirido experiencia, he tratado de hacer ciertas cosas relacionadas con el trato a los animales y las consecuencias de comer carne, y también con qué podemos hacer para ayudar a quien vive en situación de extrema pobreza por medio de donaciones a organizaciones benéficas eficaces, pero simplemente no tengo tiempo para informarme debidamente de cada producto que visto, compro o utilizo.

Harari: Este es un problema bastante reciente de la historia. El tipo de vida que llevaban los humanos no implicaba estas cuestiones éticas. Un cazador-recolector conocía la mayoría de las consecuencias de lo que hacía, porque eran muy locales. Era muy raro que pudiera hacer algo que tuviera un impacto significativo en un lugar lejano o en personas y animales desconocidos. Por tanto, desde una perspectiva evolutiva, nuestro sentido ético o nuestros instintos éticos no han evolucionado para abordar el tipo de cuestiones éticas que nos planteamos en el siglo xxi.

Singer: Sin embargo, habéis señalado que nuestros antepasados o los pueblos indígenas no siempre conocían las consecuencias de lo que hacían. Os hablo desde Australia, y, cuando los humanos llegaron aquí, acabaron con cerca del 90% de los grandes mamíferos del país. Estoy seguro de que no sabían que, con el número de animales que mataban, sus descendientes tendrían menos animales que cazar. Pero, aun así, lo hicieron.

Harari: Es absolutamente cierto. Evidentemente, esto ocurrió durante miles de generaciones. Creo que la principal diferencia con la actualidad es que no estaban en condiciones de entender las consecuencias de lo que hacían a largo plazo. Por lo menos colectivamente, nosotros estamos en condiciones de hacerlo. Tenemos capacidad para entender lo que estamos haciendo al planeta, al clima y a otros animales. Solo que, para entenderlo, dependemos de instituciones colectivas que compilan y analizan el conocimiento. Éticamente tendemos a confiar en nosotros mismos, pero para gestionar problemas de esta magnitud dependemos de estas grandes instituciones, lo que provoca un sentimiento de alienación. Esto es parte del motivo de la profunda crisis ética a la que nos enfrentamos.

Afrontar la pobreza

Mudrik: En cambio, nuestros reflejos éticos —no sé si estaréis de acuerdo— también han crecido. Ahora tengo información sobre el sufrimiento humano que no tiene relación con mi bienestar aquí y ahora, he desarrollado empatía y me puedo ver reflejado. Quizás la modernidad ha provocado una expansión de nuestra responsabilidad moral, de nuestra empatía.

Singer: Sí… Creo que entender el mundo como un todo ha hecho crecer, en cierto modo, nuestra empatía, aunque todavía de forma muy limitada. Aún no hacemos lo suficiente para ayudar a la gente que vive en situación de extrema pobreza. Hemos visto un ejemplo de ello durante la crisis de la covid: en los países ricos, todo el mundo ha recibido dos vacunas, si así lo ha querido, además de una dosis de refuerzo. Sin embargo, en los países con pocos recursos, el porcentaje de personas que ha recibido una vacuna ha sido muy bajo, y no hemos hecho lo suficiente para hacer llegar las vacunas a todo el mundo, a pesar de que teníamos interés en evitar el desarrollo de nuevas variantes. Aun así, no lo hicimos y solo pensamos a corto plazo y en nosotros mismos.

Harari: Nos encontramos históricamente en la mejor situación para hacer frente a la pobreza con los recursos de los que disponemos. Durante gran parte de la historia, la pobreza y sus efectos (como el hambre y la propagación de enfermedades infecciosas y epidemias) eran como fuerzas incontrolables de la naturaleza. Simplemente, la humanidad no tenía suficientes conocimientos científicos ni recursos económicos para afrontar situaciones como el hambre y la peste. No había medios tecnológicos para traer comida de lejos y, con las epidemias, era aún más complicado. Nadie sabía nada de virus o patógenos, y mucho menos de vacunas.

Ahora, por primera vez en la historia, el hambre y las enfermedades ya no son fuerzas incontrolables de la naturaleza. Tenemos los conocimientos científicos, la tecnología y los recursos económicos para garantizar que ningún ser humano muera de hambre ni de una larga lista de enfermedades infecciosas. Desgraciadamente, esto no significa que siempre tengamos la cordura ni la compasión para utilizar estos recursos. Por un lado, nos encontramos en la mejor época: ahora que tenemos el poder, podemos resolverlo. Por el otro, si no lo hacemos, la tragedia es aún mayor.

Singer: Con relativa facilidad, elegimos no verlo. Cuando hablamos con gente sobre la pobreza en cualquier lugar del mundo, aquellos que no tienen experiencia concreta en esta área probablemente dirán: “Sí, sé que hay muchas personas que tienen una vida muy difícil, pero ¿cómo podemos ayudarlas? El dinero nunca les llega. Es como arrojarlo a un agujero negro”. La gente me dice ese tipo de cosas. Desconoce la relativa facilidad y las modestas cantidades de dinero que se necesitan para poder marcar una gran diferencia en la vida de las personas pobres. Podemos salvarles la vida mediante la distribución de mosquiteras, para que no se contagien de malaria, o devolverles la visión en caso de ceguera provocada por cataratas. Si la gente vive con menos de dos dólares al día, que es la línea de pobreza extrema que establece el Banco Mundial, y les das 1000 dólares, les proporcionas una cantidad superior a sus ingresos anuales. Evidentemente, esto marcará una diferencia enorme en su vida. En cambio, si ayudamos a gente de nuestro país y la línea de pobreza es, por ejemplo, de 20.000 dólares por familia en Estados Unidos, si les das 1.000, tendrán algo más de comodidad durante un tiempo, pero no les cambiará la vida como le cambiaría a alguien para quien esa cantidad equivale a sus ingresos anuales. No sé a ciencia cierta si la gente lo sabe, si mira hacia otro lado o si no se lo cree, porque, entonces, se sentiría más obligada a tomárselo en serio.

Recuperar la confianza en las instituciones

Harari: De nuevo, pienso que parte del problema recae en las instituciones y en la falta de confianza en ellas. Mucha gente diría: “Si con 1.000 dólares pudiera salvar la vida a una persona o arreglar la vista a un niño, lo haría con mucho gusto, pero no puedo hacerlo yo solo. Siempre hay una institución de por medio”. Mucha gente siente una desconfianza y un escepticismo profundos hacia las instituciones. “Son una farsa. Todo el dinero va a parar a los directivos. Es corrupción”. Al final, se trata de cómo se genera confianza en las instituciones, porque la mayoría de los ideales no pueden alcanzarse individualmente. Globalmente, lo único que realmente funciona son las instituciones. Por tanto, la gente debe confiar en ellas.

Singer: Lo que intentamos hacer desde la organización benéfica The Life You Can Save (thelifeyoucansave.org) es explicar a la gente con mucho detalle cómo puede utilizar su dinero para una causa determinada. Intentamos mostrar que existen organizaciones benéficas que se evalúan de forma independiente y que han demostrado una alta eficacia y el mejor uso posible de cada donación que reciben. Si una persona hace clic en un botón para realizar una donación, estas organizaciones recibirán el 100% de la cantidad donada. Puede estar segura de que lo que da es realmente efectivo.

Il·lustració. © Susana Blasco / Descalza Ilustración. © Susana Blasco / Descalza

Harari: En un mundo en el que nos inundan enormes cantidades de información, necesitamos instituciones que seleccionen otras instituciones en las que confiar. La pregunta es: ¿cómo se aprende a confiar en esta institución? Cualquier intento de omitir las instituciones, de negar que las necesitamos y de pensar que alguna tecnología de cadena de bloques ya hará este trabajo, será un fracaso. La única labor importante, difícil y crucial es crear instituciones en las que la gente pueda confiar.

Singer: Sí, es exactamente eso. En internet tenemos páginas como Kiva, donde puedes ver a alguien concreto a quien donar, pero eso no lo hace más fiable, porque habrá gente que lo aprovechará y se hará pasar por otra persona a fin de recibir donaciones. Por tanto, estoy de acuerdo, necesitas una institución en la que puedas confiar.

Harari: Este es el problema. Necesitamos las instituciones más que nunca, pero tienen en contra esa ola de desconfianza. Quizás necesitamos nuevas instituciones de comunicación, que sean más diversas y ofrezcan a más gente la oportunidad de alzar la voz.

El altruismo efectivo

Mudrik: Una organización benéfica intenta hacer exactamente esto, actuar como un seleccionador o un proveedor de información que ayude a otras personas a ser más efectivas en su altruismo. Un artículo de Peter Singer, “Famine Affluence and Morality”, inspiró el movimiento o la idea del altruismo efectivo. Quizás puedes explicar qué es.

Peter Singer: La gente ya sabe lo que es el altruismo. Sabe lo que es querer hacer bien a los demás, y eso sucede desde hace mucho tiempo. Pero el énfasis en la efectividad es la novedad del movimiento del altruismo efectivo. Se trata de gente que intenta encontrar las mejores causas para hacer una donación, y, dentro de estas causas, las mejores organizaciones a las que apoyar. Se ha convertido en un debate bastante extenso con muchas voces diferentes. Hay gente que piensa que tratar de ayudar a la gente que vive en situación de extrema pobreza es una de las cosas más efectivas que puede hacer. Otras personas —con quienes, en cierto modo, me identifico— creen que intentar que los animales dejen de sufrir, especialmente los millones de millones de animales que hay en granjas industriales, es una buena manera de invertir su dinero. Otras señalan los riesgos de que las especies se extingan.

Harari: Quizás añadiría que solo hace falta que velemos para que esto no se convierta en un argumento sobre qué es lo más efectivo. Hay espacio para todos, para quienes creen que lo más efectivo es preocuparse por el sufrimiento animal y para quienes piensan que hay que ayudar a la gente pobre. Centraros en lo que consideréis más efectivo, no intentéis convencer a los demás de que se equivocan, hay suficiente para todos.

Mudrik: Quizás la idea de que hay tantas formas de mejorar el mundo, tantos problemas, y de que no podemos resolverlos todos, tiene un efecto paralizador.

Singer: Sería una lástima que esto ocurriera. El hecho de que la gente se implique en algunos de estos problemas y vea que consigue algo da sentido a su vida. En este mundo material, especialmente a las personas que han tenido bastante éxito al proveerse a sí mismas y a su familia en términos materiales, les falta la sensación de tener un objetivo. Encontrar una causa que valga la pena es, probablemente, lo mejor que puedes hacer para las personas a las que ayudas, pero también para ti mismo.

Harari: Estoy de acuerdo en que es mejor no elegir una sola causa. Evidentemente, no puedes hacerlo todo. Nadie puede hacerlo todo. Por tanto, en lugar de dejarte paralizar y abrumar por todos estos problemas, elige uno que te llegue al corazón y, entonces, trata de realizar una selección compasiva. Volviendo a algunos de los problemas históricos del altruismo y la ética, ves a gente decidida que intenta hacer el bien a través de lo más controvertido. Pondré un ejemplo: eres un fundamentalista cristiano que puede elegir entre ayudar a los pobres o luchar contra el matrimonio homosexual, y eliges combatir el matrimonio homosexual. ¿Por qué no eliges aquello con lo que todo el mundo estaría de acuerdo y que no haría que nadie se sintiera molesto contigo? ¿Por qué elegir una causa que provoca controversia y que puede infligir un gran sufrimiento a alguien?

Singer: Hemos tenido debates similares sobre otros problemas con los cristianos. En Australia, los últimos dos o tres años, hemos mantenido muchos debates sobre la legislación para permitir que la gente elija cuándo quiere morir en caso de enfermedad incurable. Evidentemente, como en el matrimonio homosexual, es necesario el consentimiento de una persona adulta que tenga la voluntad de morir y un médico que esté preparado para ayudar a esta persona a morir. En la mayoría de los estados australianos, ya lo hemos legalizado. Pero hubo bastantes enfrentamientos y los cristianos estaban al frente del bando que se oponía, aunque creo que esta opción reduce claramente el sufrimiento y no perjudica a la gente que la rechaza. No se fuerza a nadie a elegir la muerte asistida. Creo que es raro que la gente tenga que destinar mucha energía a combatir cosas que eligen adultos competentes y que parece que no perjudican a nadie.

Harari: Puedo entender por qué se oponen. Lo que encuentro un poco desagradable es la inmensa cantidad de energía que se invierte. Hay tanta gente que quiere vivir y a la que puedes ayudar a vivir, en lugar de centrarte en impedir que mueran los relativamente pocos que experimentan un sufrimiento extremo que hace que no quieran vivir. Habiendo tanta gente que realmente quiere vivir, pero que no tiene suficiente comida o medicamentos, a los que puedes salvar si destinas recursos, ¿no sería más fácil y compasivo para todo el mundo centrarse en ellos?

Mudrik: Supongo que la historia está llena de casos en los que la gente no ha seguido los caminos sugeridos y ha optado por participar en los enfrentamientos, como los que describíais, que ahora volvéis a tener. Como historiador, probablemente tienes una explicación de qué lo ha provocado.

Harari: La sospecha es que, aparte de la compasión, están implicados intereses políticos o todo tipo de fuerzas psicológicas oscuras, como el odio y la intolerancia. Puede que también haya cierta compasión, pero diluida con un montón de odio y de ira. Sabemos que hay personas casi adictas a la ira justificada, a probar que son mejores que las demás, a decidir quién tiene razón y quién se equivoca, en lugar de centrarse en la propia creencia y hacer lo correcto según esa creencia.

Il·lustració. © Susana Blasco / Descalza Ilustración. © Susana Blasco / Descalza

Mudrik: También podéis encontrar ira justificada en el tipo de iniciativa en que ambos habéis estado implicados, por ejemplo, en la lucha por los derechos de los animales. Gente que lucha enérgicamente por convencer a todos los demás de que no deberían comer animales.

Singer: Existe, pero creo que puede estar basada en la compasión y preocupación por estos animales, así como en el enorme sufrimiento que los humanos les infligen. Sé que Yuval está de acuerdo conmigo porque escribió el prefacio para mi libro Animal Liberation en una edición reciente, en la que decía que lo que hacemos a los animales, especialmente en granjas industriales, quizá sea el peor crimen que ha cometido la humanidad. Esas palabras me conmovieron. Por tanto, si hablamos de la escala de sufrimiento, es muy razonable que nos centremos en los animales. Es cierto que algunas personas del movimiento por los derechos de los animales son bastante fanáticas. Hay problemas mucho mayores y mucho más sufrimiento que podrías evitar si te marcaras otros objetivos.

Harari: Totalmente de acuerdo. Si eres un activista de los derechos de los animales y alguien dice: “He decidido no comer carne los lunes…”, y lo atacas diciendo: “¿Qué me dices de los otros días de la semana?”, no creo que sea la forma adecuada de proceder. Si alguien da un paso en la dirección correcta, céntrate en lo positivo. Por otra parte, la gente tiene una obsesión con la comida, que puede llegar a extremos de no comer ni siquiera miel de las abejas. Pero hay otras cosas más allá de la comida. Deberíamos tener una visión más amplia del tipo de impacto que ejercemos en los animales y en el sistema ecológico, en vez de una visión de túnel respecto a la comida. Estamos obsesionados con lo que nos llevamos a la boca. De nuevo, sobre las religiones, a menudo lo último que queda de la religión son los tabús alimentarios. Tienes a los judíos que no creen en Dios, no van a la sinagoga, nada, pero no comen cerdo. O bien harán ayuno para el Yom Kippur.

Mudrik: ¿Cuál es el imperativo moral? Habida cuenta de que no podemos hacerlo todo. ¿Qué es lo mínimo que debo hacer como ser humano informado cuando me muevo por el mundo?

Singer: Si eres un ciudadano de clase media —o superior— de un país rico y tienes dinero, deberías pensar en destinar una parte a ayudar a personas que viven en situación de extrema pobreza. Es muy difícil decir cuánto. Varía, evidentemente, no solo según los ingresos, sino según la dependencia que tengas. El acuerdo tradicional del 10% no es un mal estándar para marcarlo como objetivo. Es un comienzo. Pienso que deberíais ser responsables con lo que coméis. Pero, como he dicho, si dais algunos pasos sin superar las expectativas, no seré tan crítico. Cuando mi esposa y yo tomamos conciencia del sufrimiento de los animales hace más de 50 años, decidimos dejar de comprar productos de granjas industriales. Fue nuestro primer paso. Seguimos comiendo carne durante un tiempo y, después, decidimos que en realidad no nos hacía falta. En general, intentad no apoyar a un sistema que inflige un gran sufrimiento a los animales, ya que las granjas industriales derrochan la comida que tenemos para alimentar a los animales. Esto tiene implicaciones en el cambio climático y, posiblemente, también en la pandemia. Por tanto, intentad contribuir a cambiar el sistema alimentario mundial. Tampoco existen aspectos generales a la hora de intentar ser una persona digna con quienes te rodean. Evidentemente, no quiero desatenderlos. No creo que tan solo debamos preocuparnos por desconocidos lejanos y por los animales.

Harari: No se trata de obedecer a un conjunto u otro de leyes que vienen de arriba, de abajo o de donde sea. La moralidad tiene que ver con ser consciente del sufrimiento y con lo que podemos hacer para aliviarlo. Otra cosa es que la moralidad tiende hacia la moderación y no hacia el extremismo. Uno de los grandes problemas de la historia de la moralidad es que tanto las personas profanas como religiosas confunden la moralidad con el extremismo; cuanto más extremista eres, mejor persona te crees. Puede verse en tantos movimientos diferentes… Pero la moralidad tiende a la moderación.

Mudrik: Yuval, ¿dirías que la humanidad se vuelve más moral y compasiva con el tiempo, o soy demasiado optimista, con esto?

Harari: La mayoría de los grandes cambios de la historia no son uniformes. Por ejemplo, tenemos la revolución feminista y los cambios muy rápidos y positivos en las actitudes hacia el género y las mujeres. También tenemos la crisis ecológica, y ambas están ocurriendo a la vez. No se anulan entre sí; tampoco se complementan. Pero en términos de miles de años creo que no podemos decir que haya ninguna mejora marcada en la moralidad humana, porque incluso los logros reales de los últimos cien años son del siglo pasado, y quién sabe lo que nos espera dentro de 10, 20 o 50 años. Podría ser simplemente una pequeña sacudida en la historia.

Durante miles de años, la humanidad se ha vuelto cada vez más poderosa y más unificada: no en el sentido de que todo el mundo está de acuerdo en todo o no hay guerras, sino en que todo se convierte en un sistema único. La antigua situación de miles de tribus independientes y aisladas ha desembocado en un sistema global. Esto está muy claro. Pero no podemos decir que estemos viendo ninguna mejoría clara en la moralidad humana ni tampoco en la felicidad. No somos significativamente más felices. No hay ninguna tendencia clara que permita vislumbrar una vida mejor dentro de miles de años.

Quizás el péndulo solo se balancea de forma espaciada entre los extremos. Observad los regímenes totalitarios del siglo xx: llegaron a un nivel de crueldad que quizás nunca se había alcanzado en ninguna parte en la historia de la humanidad. En las últimas décadas, el péndulo osciló de nuevo en una dirección positiva, pero en los últimos años lo está volviendo a hacer en una dirección muy peligrosa. Quizás dentro de 20 o 50 años podríamos tener regímenes totalitarios peores que los que vimos en el siglo xx.

Singer: De veras espero que te equivoques con esto.

Harari: Yo también espero equivocarme. Es solo una posibilidad, no una profecía. Pero deberíamos ser realistas, hay una posibilidad. Depende de nosotros, de las decisiones que tomamos, de a quién votamos y de las instituciones a las que apoyamos. Es decir, volvemos al principio de esta conversación. Estamos todavía en un punto en el que podemos hacer algo para evitar que suceda lo peor.

Publicaciones recomendadas

  • Peter Singer: The Life You Can SaveRandom House, 2009
  • Yuval Noah Harari: Sàpiens. Una breu història de la humanitatEdicions 62, 2016

El boletín

Suscríbete a nuestro boletín para estar informado de las novedades de Barcelona Metròpolis