Un exliberal pone a las izquierdas ante el espejo

En su libro Els salaris de la ira, Miquel Puig abre el debate sobre los salarios de los trabajadores, estancados desde hace décadas. Según su tesis, la abundancia de mano de obra ha congelado los sueldos porque ha restado fuerza negociadora a los trabajadores y, por contra, se la ha dado a las empresas. Para revertir la situación, el autor propone un modelo inflamable, al que denomina “inmigración ordenada”.

Al economista Miquel Puig no le gusta remar a favor de la corriente. No es que sus puntos de vista no coincidan nunca con el mainstream, pero su visión particular le permite salir de él cuando considera que hay que hacerlo. Lo hizo con el turismo: cuando en Cataluña las quejas por las “externalidades negativas” (efectos nocivos, en argot de los economistas) de este sector no eran mayoritarias, él fue de los primeros en alzar la voz y elaborar un discurso que cuestionaba el turismo de forma razonable. Sin necesidad de demonizar el sector, el paso del tiempo le ha dado a Puig más razón de la que le ha quitado.

Ahora el autor vuelve con uno de los temas que en Occidente son más centrales y a la vez pasan más por alto: el problema de los salarios, estancados desde hace décadas, y cómo esta es la gasolina sobre la que muchos movimientos populistas están construyendo su discurso. Abordar este debate, como hace Puig en su nuevo libro, Els salaris de la ira, es peccata minuta comparado con el turismo.

El economista, un antiguo liberal desengañado que ahora se ha inclinado hacia las izquierdas, anticipa algunas soluciones, aunque sean arriesgadas de plantear en un país en que el debate público es muy poco profundo. No necesitamos más pedantería, que de eso ya vamos sobrados, sino análisis más precisos, planteamientos más didácticos y debates más sinceros. Puig lo intenta —aunque el libro a veces es árido— y ojalá sirva para abrir un debate a fondo. Si no, podemos seguir fingiendo que los ciudadanos no están perdiendo poder adquisitivo año tras año o que ni siquiera se pueden comprar un piso con lo que ganan trabajando (en la inmensa mayoría de los casos solo lo logran si cuentan con algún tipo de ayuda familiar). Efectivamente, podemos seguir ignorando el problema, pero algún día quizá nos estallará en la cara cuando aparezca nuestro Donald Trump.

Al grano: Puig cree que la congelación de los sueldos que vivimos desde la Transición española se debe a un exceso de mano de obra. Tenemos demasiados trabajadores disponibles. Y este hecho se debe a tres factores: la tecnología, la deslocalización de empresas y la inmigración. Los dos primeros dejaron a mucha gente en el paro, y el tercero ha provocado un alud de trabajadores en algunos sectores. Según su tesis, la abundancia de manos ha hundido los salarios porque ha restado fuerza negociadora a los trabajadores y, por contra, se la ha dado a las empresas, que han podido pagar sueldos más bajos de lo que correspondería.

No solo en España

No es un problema únicamente español. El autor demuestra cómo el poder adquisitivo (es decir, los salarios menos la inflación) también vive una larga era glaciar en Francia y, aunque en menor medida, en Estados Unidos. En el libro no lo dice, pero se sobreentiende que no ha estudiado otros países.

Puig, actualmente concejal de Esquerra Republicana en el Ayuntamiento de Barcelona, es muy crítico con las izquierdas. En España, el principal partido socialdemócrata se autodefine como “obrero” y en Reino Unido se hacen llamar “laboristas”, pero eso no ha impedido que las políticas económicas de estos partidos casi no se hayan diferenciado de las de sus rivales de derechas. El economista los considera “hipócritas” por haberse olvidado de la gente trabajadora y teme que partidos de ultraderecha aprovechen este vacío para ganar terreno electoral.

Resumidamente, el modelo de Puig es lo que él denomina “inmigración ordenada”: poner unas barreras altas en el país para regular el flujo de entrada de trabajadores. Es lo que hacen Australia o Canadá, y es el enfoque que tienen los socialdemócratas daneses, que el autor toma como referencia porque se aproximan de forma “sincera” a la cuestión. Nada que ver con la opción de España, donde miles de personas entran a través de los aeropuertos con visado vacacional y después se quedan a vivir. Son dos modelos diferentes.

Este material es políticamente inflamable y humanitariamente muy complicado de gestionar (incluso si dejamos a un lado a los refugiados, que Puig da por sentado que sí que tienen que entrar en el país porque son un caso distinto). Pero que nos incomode de entrada no significa que no tengamos que hablar de ello.  

Els salaris de la ira.

Miquel Puig Raposo.

La Campana, 2021. 288 páginas.

  • Els salaris de la ira. Miquel Puig RaposoLa Campana, 2021

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