La historia de un ventrílocuo que se adueña de la luna

A partir de un caso verídico y, si se quiere, anecdótico, Marc Angelet ha confeccionado un texto en el que muestra al espectador la necesidad de reinvención del ser humano a lo largo de su existencia. El caso verídico es el del ventrílocuo Dennis Hope que, harto de actuar como ventrílocuo, decidió reclamar la propiedad de la luna y venderla a parcelas. Puede parecer una locura, pero su reclamación vino raíz del Tratado del Espacio Exterior firmado por la ONU en 1967 en el que se acordó que ningún país podía reclamar la soberanía de los cuerpos celestes; pero los políticos se olvidaron de extender el veto a empresas y particulares, y a día de hoy Hope ha vendido parcelas de la luna a unos dos millones de personas y suma una fortuna de más de 50 millones de dólares. El montaje de Angelet que acoge la Sala Atrium entre el 12 y el 29 de septiembre, titulado Fly Me to the Moon, muestra solo dos personajes, Hope y su muñeco, y el primero le cuenta al segundo el cambio de vida que quiere hacer y sus planes de futuro.

Dani Arrebola y Marçal Bayona son los dos intérpretes de esta comedia de la compañía La Canina y que dirige Sílvia Navarro. Avanzan sus creadores que "los referentes estéticos de Fly Me to the Moon han sido los cómics, el kitsch (entendiéndolo como fracaso en el intento de retorno a formas estilísticas del pasado) y las ferias ambulantes de atracciones (con especial énfasis en los autos de choque)".

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