Parece que el amor se tenga que explicar con palabras muy grandes, muy sonoras incluso rimbombantes. Palabras altisonantes, pomposas, ampulosas, hinchadas. Pero no hace falta. No las necesita. La poesía del amor se escribe muchas veces con gestos pequeños y delicados, miradas tímidas, movimientos suaves y acercamientos cautos. La poesía del amor se escribe con los juegos de la luz y las travesuras de las sombras. Y así es como lo explica Zero en Conducta, una compañía de teatro físico y de objetos capaz de decir sin palabras aquello que muchas veces parece que es imposible de decir.

Zero en Conducta solo son dos, pero sobre el escenario explican las historias con muchas voces (a pesar de que sin ni una palabra) porque son capaces de convertir una luz y unas manos enfundadas en unos guantes blancos en un escritor con muchas cosas por escribir o una pequeña pelotita, cuatro dedos y unos mitones negros en un pequeño personaje capaz de seducir a la más tímida y dulce de las doncellas mimándola en los brazos, en las piernas, en el cuello... Acariciándola.

Zero en Conducta trabaja el cuerpo hasta practicar un mimo que entronca con la danza, juega con el gesto hasta despertar el sueño o la risa de grandes y pequeños, bucea en las luces y las sombras para hacer de cualquier objeto inanimado alguien con alma e historia. Todo esto está en Allegre ms non troppo, el espectáculo con que ha triunfado en ñps Lluïsos d'Horta y que pasean por diferentes escenarios de este quinto circuito; y todo esto estaba también en La dernière danse de Brigitte, el espectáculo que presentaron en nuestro primer circuito y que recordaron en Lluïsos  en los bisos. Pequeños gestos con grandes significados.