Como si fuera un baile de seducción... Un baile hecho de miradas largas, de movimientos lentos, de caricias eternas... Un baile en que dos desconocidos se encuentran, se miden, se gustan, se seducen, empiezan a compartir y llegan al equilibrio... aunque los equilibrios nunca son perfectos y en cualquier momento se pueden romper, desmontar, pieza a pieza pero rápidamente. Así es el baile que ejecutan sobre el escenario Rosa Wilm y Moritz Böhm, la pareja que integra la compañía Zirkus Morsa y que demuestra, función a función, con su espectáculo La fin demain que no se necesitan grandes escenografías ni vestuarios deslumbrantes ni sorpresas escondidas dentro del sombrero para hacer un espectáculo que consiga sorprender al espectador minuto a minuto y atrapar su mirada sólo con la ayuda de una tabla y un tubo de madera, una cuerda y cuatro troncos como los que podríamos recoger por el bosque en un día de lluvia. La fin demain es un espectáculo sencillo, un espectáculo que requiere muy poco, pero para el que son imprescindibles dos acróbatas capaces de convertir sus acrobacias en pequeños poemas, seguramente, de amor.

La historia que explica La fin demain es casi nada, aunque lo sea todo: el encuentro entre dos desconocidos quizás en un paraje desierto. Y Zirkus Morsa lo explica con herramientas habituales en cualquier pista de circo sólo que reinterpretadas desde la poesía y la sutileza: las acrobacias sobre un rola-bola, es decir, la tabla sobre el tubo y alguien encima no sólo tratando de no caerse sino ejecutando complicadas piruetas.

Zirkus Morsa con su sencillez cautivaron al público que llenó el auditorio del Centre Cívic Urgell y que los ovacionó al final del espectáculo. Ellos respondieron a los aplausos invitando a todo el mundo a repetir en su próxima actuación en el marco del Barcelona Districte Cultural: será el viernes 20 en el escenario de Vil·la Urània.