Música para sanar el alma, para curar la tristeza, para dejar atrás las penas y el dolor. La música que los esclavos que habían llegado hasta el Norte de África desde países como Malí interpretaban para dejar atrás el sufrimiento, para combatirlo, para derrotarlo... Esta música, conocida como gnawa, con siglos de historia continúa viva en sus países de origen y también aquí, gracias al trabajo que están haciendo formaciones como Gnawind, que la ha presentado en tres escenarios del Barcelona Districte Cultural, el último el Centre Cívic Besòs, con la sala llena y entregada a estos ritmos hipnóticos, cíclicos, repetitivos que ayudan a entrar en estado de trance.

Gnawind, siete músicos sobre el escenario -y algunos amigos que se fueron sumando durante el concierto-, respeta la tradición y la hace entrar en diálogo con instrumentos como el saxo, la guitarra eléctrica o los teclados consiguiendo una música que llega a tener conexiones con el jazz y que por estos lares podemos recibir con parecido ánimo al de una sesión de free-jazz en que los instrumentos se hablan, se dicen, se preguntan, se interpelan y se contestan.

Walid Mahmoud Mountassir, cantante y alma de la formación, fue explicando entre tema y tema algunas de las características principales de esta música desconocida por muchos barceloneses a pesar de que ha inspirado a grandes como Carles Santana i Jimmy Hendrix. De acuerdo con su carácter de música ritual, la música gnawa se interpreta durante largas sesiones que pueden prolongarse durante toda la noche. La tradición es hacerlo durante varias noches seguidas recorriendo en cada jornada diferentes colores: los gnaoua relacionan la música no solo con colores y sentimientos determinados sino incluso con diferentes comidas. El concierto en el CC Besòs no bastó para probar la capacidad sanadora de esta música pero sí para despertar la curiosidad a un público que podrá seguir indagando en estas sonoridades. ¡Seguro que muchos repetirán!