Todas y todos cometemos errores, y no deberíamos avergonzarnos de ello. A menudo, equivocarse significa haber intentado hacer algo diferente, salirse del camino habitual, en lugar de limitarse a repetir automáticamente una fórmula gastada que ya no plantea ninguna complicación.

Vivimos en un contexto de emergencia climática y habitacional. Ante esta realidad, las y los arquitectos tenemos la responsabilidad —y la oportunidad— de explorar nuevas maneras de hacer arquitectura y de repensar el territorio. No podemos seguir actuando como hasta ahora, sin cuestionar las soluciones que hasta hace poco dábamos por válidas. Nos toca explorar caminos nuevos y, en ese intento, inevitablemente cometeremos errores. ¡Bienvenidos sean esos errores, porque de ellos podemos aprender mucho!

Expliquémonos los errores los unos a los otros, atrevámonos a compartir todo lo que hemos intentado y que no nos ha ido del todo bien. No puede ser que, solo porque una idea innovadora no haya funcionado, no nos atrevamos a comentarla entre colegas.
Este no es momento de vanidades personales, ni de lucimiento fácil, ni de certezas incuestionables. Es tiempo de compartir dudas, preguntas, incertidumbres y fracasos.

Hoy, junto a cuatro valientes arquitectas y arquitectos, celebraremos sus errores. Y con coraje, rigor y buen humor, orgullosas y orgullosos de aprender juntas y juntos, otorgaremos —por votación del público— la COPA AL MEJOR ERROR ARQUITECTÓNICO 2025.

Con: David Juárez, Daria de Seta, Clàudia Sanmartí i Marc Aureli Santos.

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