“En nuestra ruin madera / hombre y ciudad resuenan”. (Carles Riba)
“Ciudades hechas así: / lentamente construidas / con piedras que fueron ayer vidas humanas: amores, sufrimientos que nadie recuerda”. (Narcís Comadira)
Barcelona no se ha quedado al margen de la globalización. Es una ciudad acogedora y permeable, lo que hace que nos lleguen reverberaciones de todas partes; es un sensor fiable de lo que pasa en el mundo. Pero también es verdad que Europa ha dejado de ser el ombligo del mundo. El centro geopolítico se va desplazando hacia Asia. El Mediterráneo, cuna de la civilización occidental, pronto podría quedar reducido en el nuevo mapamundi a un estatus periférico como, pongamos por caso, el de Alaska. Barcelona ha crecido gracias al impulso de grandes efemérides (Exposición Universal, Juegos Olímpicos, Fórum Universal de las Culturas) o al despliegue de proyectos urbanísticos de gran alcance (el Eixample, Vila Olímpica, 22@, etc.). Ahora ya está urbanizada y equipada con buenos servicios, pero no es inmune a la crisis y necesita un nuevo modelo productivo que la haga sostenible. El turismo aporta todavía grandes ingresos, pero no impulsará el modelo que nos ha de asegurar un lugar en el mapa del capitalismo cognitivo. Vivimos tiempos convulsos. El mundo que hemos conocido muere antes de que haya nacido uno nuevo. La crisis no es coyuntural; responde más bien a un cambio sistémico y requerirá un esfuerzo prolongado por parte de todos.
Barcelona Metròpolis ha pivotado siempre sobre un cuaderno central que documenta de manera exhaustiva un aspecto de la vida en la ciudad. En esta nueva etapa estará dedicado a la transformación de Barcelona. En momentos de crisis hay que abrir el compás para abordar los problemas con perspectiva histórica y visión de futuro. Cartografiar, proyectar, argumentar, ilustrar y documentar el cambio de Barcelona en el mundo es a partir de ahora el sentido de esta revista. Y lo haremos con una mirada que recoja el pasado y que nos ayude a describir el presente y a ensayar caminos.
Barcelona, la gran encantadora, necesita redefinirse, reorientarse. Es el momento de tumbarse en el diván o de pedir hora al coach. Hemos pedido a escritores que hagan un ejercicio de prosopopeya, poniendo en boca de Barcelona un monólogo dramático sobre sus miedos y esperanzas, sus traumas y fantasías. La ciudad se tumba en el diván para explicarnos qué le (nos) pasa y dilucidar de dónde venimos, dónde estamos y adónde vamos. Al final de cada monólogo los propios autores se ponen en la piel de un coach que propone nuevos retos y actitudes para afrontar el futuro.
El historiador Enric Vila explora la Barcelona que se mide con orgullo y envidia con otras ciudades vecinas. Xavier Theros hace hablar a Barcelona desde la monumentalidad de sus piedras y rincones y nos recuerda que la historia está presente. Anna Punsoda, a la ciudad que se ha pensado a sí misma desde la filosofía. Jaume Radigales da voz a la ciudad melómana, tanto la del Liceu como la de la sala Razzmatazz. Àlex Gutiérrez, a la Barcelona que nos ha explicado el mundo desde la prensa, un sector amenazado que vive un cambio de modelo justo cuando proliferan las cabeceras en catalán. Cerramos el dossier con una exploración de la realidad lingüística de una ciudad cada día más plurilingüe, pero a la vez polarizada entre el catalán y el castellano. La selección, por fuerza parcelada, es suficiente para hacernos una idea de los síntomas y de la extrema agudeza del momento.
Nota
“Gran encantadora”: traducción del catalán “gran encisera”, conocido y citadísimo epíteto que el poeta Joan Maragall dedicó a la ciudad en su Nova oda a Barcelona, de 1909.