Tió

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Un tió es un trozo de leño grueso para ser quemado; es el tronco morillo sobre el cual se apilan los demás. También puede ser denominado tronc, tronca, soca, rabassa, conco del foc, etc.

El tió es el elemento central de uno de los rituales navideños más vivo y, al mismo tiempo, más antiguo que conservamos. La costumbre es más o menos igual en todas partes. Días antes de Navidad aparece este tronco de las formas más diversas: los hay que caen del cielo, que aparecen dentro de las camas de los niños, que se encuentran en medio de un camino esperando una familia que los adopte. Cuando el tió ya está en casa, empieza el periodo de engorde, con las dietas más variadas: paja, algarrobas, galletas, mandarinas, mendrugos de pan, peladuras de naranja... Todo vale para que, cuando sea el día, devuelva todo lo que ha comido en forma de obsequios.

El momento mágico llega el día de hacerlo cagar o hacer el cagatió. Hoy día se hacen cagations colectivos en las fiestas de Navidad de escuelas y asociaciones, días antes de la festividad. En las casas, en cambio, se suele hacer el día de Navidad o la noche antes; cada familia lo hace según la costumbre o las necesidades. Antes de hacer el cagatió, los niños suelen acercarse al pesebre a cantar villancicos; también hay quien calienta los bastones o los moja, porque dice que echará más regalos. Llegado el momento, los niños armados con los bastones empiezan a golpear el tió con fuerza, mientras cantan una cancioncilla de la cual hay muchísimas variantes, según el territorio, las procedencias familiares, etc. Una vez bien calentado a base de garrotazos, se levanta la manta que lo tapa y se descubren los obsequios que ha echado. Es tradición que devuelva, entre más cosas, los postres de la comida de Navidad, barquillos y turrones.

El tió es un ritual de origen rural, que simboliza la abundancia: un tronco viejo y seco regala golosinas y dulces de sus entrañas. Es el augurio del renacimiento de la naturaleza después de la estación invernal. Con el tiempo y la desaparición del fuego en el suelo de los hogares, también ha desaparecido la costumbre de quemar el tronco después del cagatió y de utilizar las cenizas como elementos de protección contra el rayo, los insectos, etc., en las casas y los campos. Actualmente los tions se han "urbanizado" y se han convertido en unos simpáticos elementos del imaginario navideño, cubiertos con barretina y con una cara con una sonrisa dibujada.